Grados del adjetivo - Contenido educativo
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En cuanto a los grados del adjetivo, sabemos que en castellano hay tres grados, positivo, comparativo y superlativo.
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Y además el comparativo puede ser de superioridad, igualdad o inferioridad.
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Es decir, en grado positivo, una oración como Pedro es alto, comparativo es superioridad, Pedro es más alto que Julio.
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Igualdad, Pedro es tan alto como Julio. Inferioridad, Pedro es menos alto que Julio.
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Como vemos siempre en una oración comparativa, hay dos términos que se comparan. En este caso, Pedro y Julio.
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Y una cualidad, que es el adjetivo, en este caso, alto, que va modificado por un adverbio más, tan, menos, que funciona en castellano como un cuantificador.
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Y luego tenemos el segundo término de la comparación introducido por el nexo.
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En cuanto al superlativo, es muy sencillo, simplemente añadimos el sufijo "-ísimo", "-ísima", en castellano y ya está, ya tenemos el superlativo.
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¿Cómo funcionaría esto en latín?
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Si nos fijamos en la tabla, en la correspondencia entre el castellano y el latín, en el primer ejemplo, del grado positivo, vemos Pedro es alto.
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Vemos como en castellano hemos puesto este adjetivo, diferencia entre masculino y femenino, por lo tanto hemos puesto la terminación masculina, ¿no?
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El atributo debe concordar en género y número con el sujeto.
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En la oración de abajo, Pedro es fuerte, como el adjetivo castellano fuerte tiene una misma terminación para masculino y femenino, pues da igual que el sujeto sea Pedro o sea Petra, da igual.
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Pues en latín ocurre lo mismo
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Si el adjetivo que funciona como atributo tiene diferentes terminaciones, tiene que concordar con el sujeto
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Sujetus petrus masculino, pues pongo el adjetivo en masculino, altus
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El sujetus petrus, pues pongo el adjetivo en masculino, en este caso fortis
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Si fuera petra, nos daría igual, seguiríamos poniendo fortis porque este adjetivo, igual que en castellano el adjetivo fuerte, no diferencia entre masculino y femenino
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En cuanto al superlativo, pues si nos fijamos, son construcciones paralelas.
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En lugar de más, en latín utiliza el adverbio magis.
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Dejamos esta construcción de momento, de la que está debajo.
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En lugar de tan, el adjetivo, o sea, en latín se utiliza el adverbio tan,
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y en lugar de menos, en latín se utiliza el adverbio minus.
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Por lo tanto, el comparativo, tanto de superioridad, igualdad o inferioridad,
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realmente funciona del mismo modo y el nexo es cuan.
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Pero además en latín hay una segunda forma para el comparativo de superioridad, que es, en lugar de utilizar el adverbio magis junto al adjetivo altus, lo que se utiliza es un sufijo, sufijo ior, que se pega a la raíz del adjetivo.
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Es decir, la forma magis altus significa lo mismo que la forma altior
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Esto no es tan desconocido en otras lenguas, ¿no?
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Por ejemplo, en inglés, en función de que tengamos un adjetivo
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Bueno, depende de las sílabas que tenga, normalmente es como se estructura esta diferencia
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Pues hay adjetivos que utilizan el adverbio mor y otros adjetivos que utilizan este sufijo er
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Igual que en castellano, o bien utilizo un sufijo o bien utilizo un adverbio
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Y finalmente tenemos el superlativo, que igual que en castellano, se forma prácticamente igual que en castellano, de hecho el superlativo castellano proviene del latino, simplemente le añado el sufijo isimus, isima, isimum, en función de que sea masculino, femenino o neutro.
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otro. Y ya está. Vamos a repasar un poco más en profundidad el comparativo de superioridad.
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Hemos dicho que en una oración como Petrus magis altus cuan Julius es, Pedro es más
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alto que Julio, hay otra forma de expresar este concepto que sería, en lugar de utilizar
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el adverbio magis junto al adjetivo, simplemente utilizo este adjetivo con un sufijo. Daría
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igual decir magis altus que altio, el significado de la oración es el mismo. Ahora bien, si
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Si nos fijamos en el segundo ejemplo, mare magis altum cuan julius es,
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el mar es más alto que julio, vemos como mare es una palabra neutra,
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por lo tanto, el adjetivo que hemos utilizado tiene que ir con la terminación del neutro, um.
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¿Y qué pasa cuando utilizamos el sufijo ior junto al adjetivo, o junto a la raíz del adjetivo?
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Que ya no tenemos la forma ior, ahora tenemos una forma ius.
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Es decir, como la palabra es neutra, el sufijo ha cambiado
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Y si miramos la última oración
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Petrus huitet aquilan magis altan quan julium es
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Es decir, Pedro ve un águila más alta que Julio
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Si nos fijamos, ahora tenemos el adjetivo altam, la forma femenina
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Y además de acusativo, de complemento directo
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Porque se refiere a aquilan, que está en acusativo femenino singular
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Si en la oración la construimos con el sufijo, vemos que ahora tenemos el sufijo ioren
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Ha cambiado
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Es decir, el sufijo ior no siempre va a aparecer en esta forma
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Solo va a aparecer en la forma ior cuando se trata del nominativo
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Aquí tenemos las posibles desinencias de este sufijo
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Repito, podemos utilizar para hacer el comparativo de superioridad el adverbio magis
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Y después le sigue el adjetivo altus en este caso
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o simplemente utilizar el adjetivo terminado en este sufijo.
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Sufijo que, como vemos, tiene desinencias diferentes en función de que represente una función sintáctica u otra.
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En el último ejemplo vemos cómo se refería a aquilán, que era el acusativo, el complemento directo,
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pues usamos el sufijo ioren, que es el sufijo de acusativo para masculino y femenino.
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Este sufijo es muy sencillo, simplemente se está formado por el morfema ior,
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al cual añadimos las desinencias de la tercera declinación.
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La tercera declinación, además, como vemos, en consonante, por eso tiene un genitivo plural en un y un neutro en a.
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Solo tengo que tener cuidado con la forma del neutro, que como siempre, nominativo, vocativo y acusativo neutro es diferente.
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En este caso lo que tengo es una forma ius.
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Cuando tenga una palabra neutra, cuando el adjetivo tenga que concordar con una palabra neutra,
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pues tendré que utilizar el sufijo ius como utilizamos aquí, puesto que altius se refiere a mare, que es una palabra neutra.
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¿Cómo se forma este sufijo? Bueno, esto es muy sencillo, lo he pintado en medio, pero bueno, se ve de un adjetivo de tres terminaciones, altus, alta, altum,
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simplemente le quito la desinencia y me queda una raíz alt. A eso le añado el sufijo o las desinencias del sufijo que tenemos aquí arriba.
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Y si el adjetivo es de dos terminaciones, es decir, de la tercera declinación, pues igual, fortis forte, le quito las desinencias, is e, que son las desinencias de la declinación, le quedan la raíz fort, y a eso le añado las desinencias del sufijo, fortius, fortionen.
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Aquí tenemos el adjetivo altus, alta, altum, declinado, para formar el comparativo de superioridad.
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Como vemos, simplemente es el sufijo ior y las desinencias de la tercera declinación.
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de tema, recuerdo, de tema en consonante, por eso tengo um y a
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en lugar de ium y a. En cuanto al superlativo, pues es muy sencillo
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se forma con el sufijo isimus, isima, isimum
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para masculino, femenino y neutro
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y esto se declinará porque no solamente tendrá estas desinencias, estas desinencias son
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para nominativo, singular, pero tendrá las desinencias igual que un adjetivo
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en usa un, es decir, en la segunda declinación masculina, primera femenina
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y segunda neutra. Así el adjetivo altus alta altum
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le quito la terminación, me queda una raíz alt, le añado el sufijo
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isimus y ya he formado el superlativo. Altísimo, altísima
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y son adjetivos de la tercera declinación, el mismo procedimiento
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le quito la desinencia, me queda la raíz, le añado isimus y ya tengo
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el superlativo. El superlativo es muy sencillo. Solo debe tener cuidado
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con dos cosas. Cuando el adjetivo acabe en r
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o acaba en L. En ese caso, en lugar del sufijo isimus
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vamos a utilizar el sufijo rimus para las palabras que acaban en R
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o el sufijo limus para las palabras que acaban en L. Por ejemplo, el adjetivo pauper
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pauperis es un adjetivo de una sola terminación, por eso
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nos da la sensación de que es un sustantivo de la tercera declinación.
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El caso es que este es muy sencillo también, cojo la raíz
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ya sabemos, la raíz de las palabras de la tercera las traemos del genitivo.
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Me queda una raíz pauper, como acaba en R, le añado el sufijo rimus en lugar de isimus.
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De ahí viene pauperrimus, en castellano pauperrimo, ¿no?
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Que significa muy pobre.
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De hecho, el superlativo castellano culto es pauperrimo, ¿no? Pobrísimo.
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Y si el adjetivo acaba en L, como por ejemplo el adjetivo fáquilis,
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ya vemos, al quitarle las desinencias, me queda una raíz fáquil, ¿no?
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Acaba en L la raíz.
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Bien, pues en ese caso también, en lugar del sufijo isimus, utiliza el sufijo limus.
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Repito, para el superlativo siempre, sufijo isimus, a no ser que la palabra cabe en R,
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en cuyo caso utilizamos el sufijo rimus, y si la palabra cabe en L, utilizamos el sufijo limus.
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Hay muy pocas palabras acabadas en L, hay seis palabras acabadas en R, pues habrá un par.
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Y lo último que debo recordar del comparativo y superlativo,
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es que hay unos cuantos comparativos
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y superlativos irregulares
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estos son los más habituales
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bonus, malus
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magnus y pargus
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cuatro palabras que todos conocemos
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no bueno, malo, grande y pequeño
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su comparativo no se hace
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con magis
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nunca
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siempre se le añade el sufijo ior
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y esto da lugar a algún cambio fonético
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por eso la forma ya no es
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ya vemos que es irregular, no es bonior
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sino que se utiliza la forma melior para masculino y femenino, melius para el neutro.
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Peyor o peyus, mayor, mayus, minor, minus.
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Estas son las palabras que han pasado en castellano como comparativos.
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Si nos damos cuenta, en castellano estos adjetivos también tienen comparativos irregulares.
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No decimos más bueno, decimos mejor.
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Decimos malo, decimos peor.
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No decimos grande, decimos mayor y no decimos más grande.
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Bueno, sí lo decimos, pero el comparativo realmente es mayor
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Tampoco decimos más pequeño, sino menor
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En cuanto a los superlativos, también son irregulares
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El superlativo de bueno, pues, no sería buenísimo, sino óptimo
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Como vemos en la forma latina, óptimos
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El de malo no sería malísimo, sino pésimo
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Como vemos en la forma latina, pésimos
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De grande sería máximus
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Y de parvus, pequeño, mínimos
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Tanto las formas del comparativo como las del superlativo aparecerán en el diccionario
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Por lo tanto, tampoco debemos memorizar esto, ¿no?
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Pero bueno, recordad que los adjetivos más usados tienen un comparativo y un superlativo irregular
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Que no se forma como el resto
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Y ya para terminar, vemos un poco cómo funciona la sintaxis de los grados del adjetivo
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Sobre todo el comparativo, que es el que más problemas puede dar
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el comparativo, una oración con castellano como Pedro es más alto que Julio, vemos que tenemos el verbo es,
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Pedro es el sujeto, todo lo demás es el predicado y, bueno, realmente todo lo demás es el predicado
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y tenemos que más alto que Julio es el atributo. En este atributo tenemos un núcleo, que es el adjetivo alto,
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un cuantificador, que es el adverbio más, y una oración subordinada adverbial que funciona como el complemento
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el cuantificador, es decir, que julio se refiere al adverbio más. En rojo está
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puesta toda la oración completa, porque realmente así es la oración.
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Lo que ocurre es que esto lo sobreentendemos. La oración es Pedro es más alto que julio
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es alto. Por eso todo esto, que julio es alto, es una oración subordinada, con su
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sujeto julio, su verbo es y su tributo alto. Lo que ocurre es que en las
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oraciones comparativas en castellano, esa parte de la oración
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subordinada comparativa se sobreentiende.
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A ver, en cuanto a la función es muy sencillo. Da igual que el adjetivo
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esté en grado positivo, en grado comparativo o en grado superlativo. Su función va a ser
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la misma, solo cambia el grado en el que estamos expresando una cualidad.
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Más pequeño o más grande, pero la función es la misma. Alto, en grado
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positivo, atributo. Más alto que Juan, en grado comparativo,
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atributo. Altísimo, atributo. Es decir, aquí el adjetivo
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desempeña siempre la misma función.
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Otra cosa luego ya es cuando tengamos que analizar estas oraciones comparativas,
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analizar ese atributo, ¿no?
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Pero todo funciona igual.
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Estructuralmente todo funciona en este caso, en estas tres oraciones, como atributo.
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Da igual que el adjetivo vaya en grado comparativo, superlativo o grado positivo.
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¿Qué pasa en latín?
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Pues si nos fijamos, si comparamos la oración en castellano y la oración en latín,
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el funcionamiento es el mismo.
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Todo funciona como atributo, es decir, bueno, Petrus es el sujeto, es el verbo
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y todo demás es atributo. Tenemos el núcleo del atributo que es altus, el adjetivo, el cuantificador que es maguis
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y luego tenemos la oración subordinada adverbial que está completando o complementando al cuantificador maguis.
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Más que julio es alto, ¿no? Si nos damos cuenta, también en latín se sobreentienden estas formas de la oración adverbial.
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Así habría que analizarlo, igual que en castellano, como vemos
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La única pega, la única salvedad, es que en latín el verbo va al final, normalmente
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Con lo cual no estaría aquí, sino que lo pondríamos al final
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Y lo que se sobreentiende, bueno, no está al final, pero estaría aquí
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Es decir, el final de la oración subordinada adverbial se sobreentiende
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El verbo, tanto el verbo como el atributo
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Lo que permanece son los términos que se comparan, tanto Pedro como Julio
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Se sobreentiende el verbo y el adjetivo otra vez
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¿Y qué ocurre con las oraciones que en lugar de usar el adverbio magis
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Utilizan el sufijo ior?
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Bueno, pues en estas oraciones
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Tenemos aglutinados tanto el núcleo del atributo
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En este caso, que es el adjetivo
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Como el cuantificador, que es el sufijo
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Por lo tanto, la forma que empieza con el nexo cuan
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o la parte de la oración que empieza con cuan sigue siendo el subordinado adverbial que funciona como el complemento del cuantificador
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y la forma altior aglutina tanto al núcleo que antes era altus como al cuantificador que antes era magis.
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Ambas cosas.
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Pero como vemos el análisis es el mismo.
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Una vez más, ¿qué pasaría en latín? Es que no tendría el verbo, no estaría al principio, sino que estaría al final.
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Y esto, como ya digo, no nos lo encontraríamos porque tanto en castellano como en latín eso se sobreentiende.
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Esta es la oración que acabamos de ver, ¿no? Con el sufijo altior, denominativo singular y funcionando todo como hemos visto en el atributo. Pero claro, la oración o el adjetivo no tiene por qué ser siempre atributo, puede tener otras funciones, ¿no? Dependiendo de que acompañe una palabra o un sustantivo que tiene esa otra función.
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En la oración siguiente vemos Petrus, Guidet, Aquiran, Magis, Altun, Juan, Julium. Vemos cómo el adjetivo Altun en este caso se refiere a águila. Como águila está en acusativo, es decir, es el complemento directo, pues el adjetivo va también en acusativo. En este caso Altam, no Altun. Altam porque se refiere a Aquilan, no va en femenino.
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El cuantificador vuelve a ser el adverbio y la oración subordinada adverbial, siempre introducida por el nexo cuan,
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funciona como el complemento del cuantificador.
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Y todo junto, todo, ¿qué es lo que ve Pedro? Todo esto. Todo esto es el complemento directo.
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Ya sabemos que esta parte se omite, tanto en castellano como en latín.
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Decimos Pedro ve un águila más alta que Julio. No decimos Pedro ve un águila más alta que Julio, que a Julio ve Pedro.
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¿Qué está comparando? La altura del águila y la de Julio
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Por lo tanto, el sujeto siempre de las dos fracciones es Pedro, que es el que ve tanto al águila como a Julio
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Y el verbo es el mismo, el verbo ver, pero esto, ya digo, se sobreentiende
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¿Qué pasaría con el sufijo ior?
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Bueno, pues, de nuevo, el núcleo y el cuantificador se aglutinan en una sola forma
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Como se refiere el adjetivo a aquilán, pues va en acusativo, el sufijo, ¿no?
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Ioren, que es la forma para el acusativo masculino y femenino, y la función de esta palabra es tanto complemento del núcleo aquilán como cuantificador.
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El cuantificador está en el morfema gramatical Ioren, está inserto ahí.
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Y la oración que comienza con cuan, que introduce el segundo término, sigue siendo una oración subordinada a la teoría comparativa, que funciona como complemento de ese cuantificador.
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Igualmente, se sobreentiende el sujeto de la oración adverbial.
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finalmente hay algo más que debemos comentar es que si nos fijamos en estas
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relaciones comparativas siempre hay dos términos que se están comparando en
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pedro y julio que el segundo término de esta comparación hemos visto que
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siempre ha introducido por el nexo cuando que es el que introduce la
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oración acervial comparativa bien siempre el segundo término tiene que
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concordar con la función del primer término, porque tenemos oraciones paralelas, ¿no?
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Vemos que lo que se sobreentiende es el mismo verbo y el mismo atributo, por lo tanto, tienen
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la misma función siempre, el primer término y el segundo.
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Ahora bien, en latín hay ocasiones en las que este segundo término no va a ir introducido
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por cuán, como la oración de abajo.
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Y claro, si no va introducido por cuán, ¿cómo sabemos que es el segundo término?
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Pues el latín lo marca poniéndolo en ablativo.
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Si comparamos las dos oraciones, vemos que en la de arriba, tanto Petrus como Julius van en el mismo caso
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En esta ocasión, nominativo singular
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Si no pongo el nexo quan introduciendo al segundo término, tengo que poner la palabra en ablativo, siempre
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Así que cuando tenga una oración en la que tengo el sufijo ior, tengo siempre que fijarme o que buscar el nexo quan
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Para ver cuál es el segundo término que se está comparando
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Y si no tengo el nexo cuan, tendré que buscar una palabra en ablativo que sea el segundo término.
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En cuanto al análisis, una vez más, es igual que siempre,
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solo que la oración subordinada adverbial en este caso no va introducida por cuan,
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sino que estaría formada solamente por la palabra en ablativo.
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- Autor/es:
- José González
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- 4 de abril de 2023 - 14:29
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