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La verdadera historia del Paseo del Prado
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Soy Miguel de Cervantes Saavedra. Hasta mi tumba han venido los señores de la UNESCO
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para que cuente la verdadera historia de este paseo del Prado.
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Pero, ¿qué pasa aquí? Bueno, esto ya está mejor. Pues empezamos bien.
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Perdonen vuestras mercedes este lenguaje que uso, pues todos los sabios hoy día aconsejan que es menester adaptarse.
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Adaptar la ciencia al estudiante, que no el estudiante a la ciencia
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Cosas del XXI
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Todo empezó cuando los dioses vinieron a pasar sus días a las afueras de Madrid
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Porque según decían, había mejor ambiente que en el mismo Buenos Aires
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Y el suelo era barato
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El primero de ellos fue Apolo
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Apolo, más bello y apetitoso que la más coloradota de las sandías
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Gustaba de cobijarse en el Hotel Palace, un lugar lujoso y apartado, que era ideal para el solar del joven dios.
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No voy a hablar mucho más de sus aventuras, porque estamos hablando de arquitectura,
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pero es de imaginar que él y toda la estirpe de sus divinos invitados se sentían en el Hotel Palace a su modo.
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De moda estaba a la sazón el estilo neoclásico, y así los dioses griegos se sentían como en el mismísimo Olimpo.
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Fibeles lo propio hizo, quizás por ser la diosa más antigua de la naturaleza, amaba los arrabales, y decidió irse al Hotel Ritz y competir con Apolo, porque en el fondo la antigua matriarca a toda la corte del Olimpo despreciaba.
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El poledoso de Estuno, que de siempre había sido malhumorado y envidioso, desde Ulises lo sabemos porque él mismo me lo dijo,
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viendo que sus rivales, los otros dioses, habían ocupado los mejores hoteles, eligió una mejor opción.
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Pensó para sí mismo, estos son unos aprendices, mandaré construir para mí solo mansiones y palacios, y con tal gusto que mi propio hermano sentirá celos.
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enterados Apolos y Fibeles así como toda la corte se propagó la fiebre a otros muchos y los precios
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subieron a la cima del alto de Guarramillas y a los pobres terminaron por echarnos a todos se
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acabó el dinero decían te tenemos que quitar tu pensión de minervaría poseídos los desposeídos
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por las furiosas furias y armados por la santa razón y la indignación decidimos ir a la corte
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a protestar y a lo que surja. Para ello me llevé conmigo a mis amigos Rinconete y Cortadillo,
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puesto que don Quijote ya estaba troquelado hace tiempo. Pero los divinos cortesanos que
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habían también mandado construir este enorme palacio, fortalecidos por el poder de las
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leyes, se recluyeron dentro, no nos dejaron pasar y nos murieron a palos.
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- Subido por:
- Juan José B.
- Licencia:
- Reconocimiento
- Visualizaciones:
- 9
- Fecha:
- 3 de junio de 2023 - 23:34
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- IES LOS CASTILLOS
- Duración:
- 02′ 57″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
- Resolución:
- 1920x1080 píxeles
- Tamaño:
- 15.46 MBytes