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El acuario - Contenido educativo

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Subido el 2 de abril de 2024 por Patricia M.

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Cuento el acuario

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había una vez un pez rojo y también un acuario un acuario grande apoyado sobre una mesa grande en el rincón de una sala había también un niño que pasaba horas con los ojos perdidos en los guijarros en las conchas en los habitantes de aquel lago en miniatura 00:00:00
Porque allí dentro vivían otros peces. 00:00:17
Había tres y de color azul, pero todos envidiaban al rojo, 00:00:20
cuyas aletas flotaban en el agua como pequeñas llamas de seda. 00:00:24
Tan pronto la luz de la mañana atravesaba las ventanas de la sala, 00:00:28
sus escamas rojas ganaban brillo. 00:00:32
¿Sería por eso que ninguno de los otros peces quería jugar con él? 00:00:35
¿Que no lo dejaban siquiera entrar en sus juegos? 00:00:38
Lo cierto es que el pez rojo se sentía triste y solo. 00:00:42
Todas las mañanas, el niño echaba en el agua un poco de comida. 00:00:46
Los azules acudían rápidamente, 00:00:50
haciendo lo imposible para ser los primeros y quedarse con la mejor parte. 00:00:52
Después, iban a jugar al interior de una pequeña gruta de piedra, 00:00:56
apoyada en la arena del fondo. 00:01:00
Pero si el rojo se atrevía a acercarse, 00:01:02
enseguida los otros le impedían la entrada con cara de pocos amigos. 00:01:04
Llegaban a morderle las aletas para ahuyentarlo. 00:01:08
Por eso, casi siempre el pececito rojo jugaba solo. 00:01:11
pero pronto se aburría. No tenía quien lo acompañase en las carreras y nadar, nadar de 00:01:14
prisa de un lado para el otro del acuario era su juego preferido. Como sólo comía las sobras de 00:01:21
los compañeros adelgazaba muy deprisa y cada vez se sentía más triste. Hasta las escamas rojas 00:01:27
empezaban a perder su color. Un día el padre del niño trajo a casa otro pez. Era negro y venía en 00:01:35
una bolsa de plástico llena de agua. En poco tiempo ya nadaba en el acuario. Más grande y viejo que 00:01:42
los otros, tenía dos líneas rojas y brillantes a lo largo del cuerpo. Cuando vieron pasar aquella 00:01:49
sombra, los tres pececitos azules se asustaron, retrocedieron para la gruta y se quedaron 00:01:56
esperando. ¿Nos morderá ese pez grande? Pensaron. ¿Quién sabe si hasta no nos comerá? Los días 00:02:02
fueron pasando y siempre que el niño ponía un poco de comida en el agua, el pez negro se dirigía 00:02:09
despacito hasta la superficie y comía todo lo que le apetecía. Los otros se quedaban mirándolo de 00:02:15
lejos con sus ojos pequeños y miedosos. Enseguida el pez negro se retiraba hacia un rincón y paraba 00:02:23
a descansar. Sólo después los azules iban a buscar su parte. Por último aparecía el rojo, pero lo que 00:02:30
sobraba era muy poco, casi nada. Una mañana el nuevo habitante del acuario nadó lentamente hasta 00:02:38
una concha de color rosáceo. Era allí donde el pececito rojo acostumbraba a descansar. El pez 00:02:45
negro abrió su gran boca cenicienta y soltó una enorme burbuja. Nunca hablamos uno con el otro, 00:02:52
pero me fijé en que eres el último en comer y estás cada vez más raquítico. Sin dejar de mirar 00:03:01
la gran boca cenicienta. El pececito rojo respondió, es que solo me quedan las migajas que sobran, 00:03:08
señor pez, pero si no lo hago así los otros me muerden. El más viejo dijo entonces, pues bien, 00:03:15
mañana vienes conmigo, después podemos jugar al otro lado del acuario. ¿Recuerdas la concha 00:03:23
blanca posada junto a la gruta? Vamos para allí y no te olvides, a partir de hoy pasas a tratarme 00:03:28
de tú. A la mañana siguiente, la madre del niño subió las largas persianas de la sala y la luz 00:03:35
del sol invadió otra vez el acuario. Lentamente, como siempre, el pez negro se dirigió al lugar 00:03:41
donde la comida acostumbraba a caer. El pececito rojo fue en su busca y esa vez comió sin temor. 00:03:48
Después siguió a su nuevo amigo. Pasada la sorpresa, los azules empezaron a mirar a aquellos 00:03:56
dos de lejos, con las bocas abiertas y los ojos pasmados. Unos días después, el pequeño pez rojo 00:04:01
había engordado un poco y nadaba ya de un lugar a otro, al lado del compañero. Casi siempre ganaba 00:04:10
las carreras, porque el pez negro era más viejo, más lento y más pesado. Cuando bajaban hasta la 00:04:16
concha blanca, se divertían balanceándose en el agua o levantando pequeñas nubes de arena fina. 00:04:23
Hasta que un día el pez grande cayó enfermo. Por las mañanas ya no venía hasta la superficie del 00:04:29
agua. Se quedaba en un rincón del acuario, casi sin moverse, con los ojos semizarrados. El pececito 00:04:36
rojo le llevaba entonces de comer, cosa que hacía ahora sin recelo. Y es que los azules continuaban 00:04:43
con miedo. Pero el pez negro ya no tenía fuerzas para jugar. Por eso su pequeño amigo se sentía 00:04:50
otra vez triste. Tenía pena del compañero y nostalgia de las carreras entre los dos. Aún 00:04:55
no habían pasado dos días cuando uno de los pececitos azules se enfermó y también él dejó 00:05:01
de comer. A la mañana siguiente lo mismo le aconteció a otro y después fue la vez del tercero. Les 00:05:07
faltaban fuerzas para ir a buscar comida y al poco tiempo el pececito rojo dejó de verlos. 00:05:14
Extrañado por esta ausencia, le llevó comida a su amigo y después fue junto a los otros a la 00:05:19
gruta, todavía con miedo. Uno de ellos, ya muy flaco, le explicó que estaban enfermos y que 00:05:24
todos necesitaban ayuda. La culpa es del pez grande y negro, protestó. Fue él quien nos contagió su 00:05:31
enfermedad. Tiene que hacer que salga del acuario, si no moriremos todos. El pececito seguía diciendo 00:05:38
que no era verdad, pero ninguno de los otros se dejaba convencer. Fue entonces a buscarles comida 00:05:44
y se la llevó hasta la gruta. 00:05:50
—Estamos casi muriendo y tú no haces nada —insistió otro con su voz de pez muy debilitada. 00:05:52
El propio pececito rojo ya se sentía enfermo y empezó incluso a dudar de sí mismo. 00:05:59
De todas formas, no desistía de ayudar a su amigo y a los peces azules que no lo querían. 00:06:04
Con las fuerzas que le quedaban, decidió atraer la atención del niño. 00:06:09
A la mañana siguiente, empezó a dar saltos hacia afuera del agua, 00:06:13
cuando caía se oía plop plop. El niño que hacía varios días que andaba triste y desconfiado salió 00:06:16
de la sala corriendo. Llevó con él a su padre al que le extrañó el comportamiento del pez y al 00:06:25
fijarse en los otros casi inmóviles no perdió el tiempo. Con mucho cuidado pasó a todos a una 00:06:30
palancana con agua. Después vació el acuario, lo lavó y lo desinfectó. Enseguida volvió a llenarlo 00:06:35
con agua limpia. Al día siguiente todos se sentían mejor, menos el pez negro. ¿Lo veis? No era porque 00:06:42
él estuviese enfermo por lo que nos sentimos todos enfermos, les dijo el pececito rojo a sus 00:06:49
compañeros. Y una vez más fue a cuidar a su amigo. Iba ahora en compañía de los otros, que ya habían 00:06:54
perdido el miedo. Cada uno transportaba en la boca una migaja de comida. Gracias amigos míos, decía 00:07:00
al gran pez negro. Mi cuerpo está gastado y cansado. Si no fuese por vosotros, ¿qué sería de mí? 00:07:07
Poco a poco el viejo pez recuperó fuerzas. Pasaron unos días y ya nadaba despacito en las aguas 00:07:14
limpias del acuario, rascando sus grandes aletas negras en las piedras y en las conchas. Los días 00:07:20
pasaron. Ahora comen juntos los cinco. Cuando el pez grande tarda en llegar, todos esperan por él. 00:07:26
luego juegan a las carreras o a levantar la arena del fondo a veces el gran pez parece adormecer en 00:07:32
la concha rosácea el pececito rojo va ahora a jugar con sus nuevos amigos después descansan 00:07:40
ellos también y hay que ver a los cuatro en la oruta agotados de tanto nadar 00:07:46
Autor/es:
Laura
Subido por:
Patricia M.
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Todos los derechos reservados
Visualizaciones:
14
Fecha:
2 de abril de 2024 - 7:32
Visibilidad:
Clave
Centro:
CP INF-PRI TERESA DE CALCUTA
Duración:
07′ 52″
Relación de aspecto:
1.78:1
Resolución:
1920x1080 píxeles
Tamaño:
685.70 MBytes

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