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Kant, el hombre en la encrucijada
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El pensamiento de Kant sobre el hombre: como objeto natural (fenómeno) y como sujeto moral (noúmeno)
Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes, cuanto
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más reiterada y persistentemente se ocupa de ellas la reflexión. El cielo estrellado
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que está sobre mí y la ley moral que hay en mí. Esta frase de la crítica de la razón
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práctica nos introduce en el pensamiento de Kant. Para éste, toda la filosofía consiste en
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contestar cuatro preguntas. ¿Qué puedo conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar? ¿Qué es el
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hombre? Pero la última pregunta resume todas las otras. El hombre es el ser que pertenece a la vez
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a dos mundos. El mundo de la naturaleza y el determinismo y el mundo de la libertad y la
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moralidad. En el primero, el hombre es sólo un objeto más, sometido a leyes de causa-efecto y
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utilizable como cualquier otro objeto. Lo vemos en este fragmento de El tercer hombre.
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agradable hablar de esto. ¿Víctimas? No seas melodramático. Mira ahí abajo. ¿Sentirías
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compasión por alguno de esos puntitos negros y dejara de moverse? Si te ofreciera 20.000
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dólares por cada puntito que separara, ¿me dirías que me guardase mi dinero o empezarías
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a calcular los puntitos que serías capaz de parar? Y libre de impuestos, amigo. Libre
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de impuestos. Entendido como parte de la naturaleza, el hombre es un puntito suprimible
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para obtener un beneficio. Entendido como sujeto moral, el hombre aparece dotado de libertad y
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dignidad, sujeto de derechos irrenunciables. Por eso, el protagonista de la película expresa su
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indignación contra el que creía su amigo y que ahora sabe causante del sufrimiento de muchas
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víctimas. Esta indignación, este no puede ser o no debe ser lo que sin embargo es, expresa también
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una necesidad tan real como la de las leyes naturales, pero de otro tipo. En la naturaleza
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los objetos se ajustan a unas condiciones impuestas por el propio sujeto.
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Condiciones como el espacio, el tiempo y conceptos como el de causa.
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Si no fuera así, no podríamos conocer dichos objetos.
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La razón se autolimita al limitar lo que puede conocer,
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es decir, el fenómeno u objeto de experiencia.
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Pero todo límite presupone algo que queda más allá de ese límite
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Por eso no puede haber fenómeno sin noumeno, o cosa en sí
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Hay realidades de cuya existencia podemos estar seguros
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Aunque no las podemos conocer
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Al no ajustarse a las condiciones de las que depende nuestro conocimiento
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La libertad humana es una de esas realidades
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Escapa al conocimiento científico, al tratarse de una voluntad autónoma capaz de actuar independientemente del conjunto de causas y efectos cuya conexión necesaria es lo que llamamos naturaleza.
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Kant lo razona así, de nuevo en su crítica de la razón práctica.
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Suponed que alguien pretende excusar su inclinación al placer
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Diciendo que ella es para él totalmente irresistible
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Cuando se le presentan el objeto amado y la ocasión
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Pues bien, si una orca está levantada delante de la casa
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Donde se le presenta aquella ocasión
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¿No resistirá entonces a su inclinación?
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No hay que buscar mucho lo que contestaría
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Pero preguntadle si habiéndole exigido un príncipe
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bajo amenaza de la misma pena de muerte inminente
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levantar un testimonio falso contra un hombre honrado
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a quien el príncipe, con verosímiles pretextos, quisiera perder
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Preguntadle si entonces cree posible vencer su amor a la vida
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por grande que éste sea
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no se atreverá quizá a asegurar si lo haría o no
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pero que ello es posible tiene que admitirlo sin vacilar
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él juzga pues que puede hacer algo
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porque tiene conciencia de que debe hacerlo
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y reconoce en sí mismo la libertad
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que sin la ley moral hubiese permanecido desconocida para él
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en esta escena de 16 calles
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película policíaca del año 2006
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vemos a un policía alcohólico
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cuya inclinación natural a no crearse problemas
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le llevaría a transigir con la injusticia
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pero la llamada del deber le obliga a actuar como nadie espera
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¿Qué es lo que ha pasado?
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Pergaste al tío que intentaba matar al chico
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el chico cogió tu pistola
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y te tomó como rehen
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nosotros llegamos y arreglamos el problema
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Él muere, tú vives.
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como imperativo categórico. Es decir, actúa como debes, tanto si te interesa como si no.
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En el fragmento de 16 calles hemos visto que una cosa es el interés del protagonista,
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lo que le podría beneficiar, y otra muy distinta lo que debe hacer. Sin embargo,
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el deber es la mayor evidencia que los hombres tenemos de nuestras propias libertad, autonomía
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y dignidad. Conceptos que la ciencia es incapaz de justificar, pero que la moral se ve obligada
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a presuponer.
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- Autor/es:
- Juan Antonio Vela
- Subido por:
- Juan Antonio V.
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- Reconocimiento - No comercial - Compartir igual
- Visualizaciones:
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- Fecha:
- 5 de diciembre de 2014 - 22:52
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- Sin centro asignado
- Duración:
- 08′ 48″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
- Resolución:
- 854x480 píxeles
- Tamaño:
- 212.19 MBytes