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Día del libro 3° - Luis Rosales - Contenido educativo

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Subido el 24 de abril de 2024 por Celia H.

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Yo sabía interpretar. 00:00:00
Yo me señalaba para que comprenderan que era un retrato. 00:00:02
Pero no me entendían. 00:00:06
Es la primera incesa de algún cuento. 00:00:08
Se preocupaban cuando me veían tirar las pinturas al suelo 00:00:10
con rabia incapaz de explicarme. 00:00:14
Se esforzaban con comprenderme y no lo conseguían. 00:00:17
En esos primeros dibujos nadie veía a la niña invisible. 00:00:21
Así que dejé de dibujar y empecé a intentarlo con palabras. 00:00:25
Las primeras sílabas que salieron de mis labios no fueron mamá o papá, ni sí, ni quiero, ni tampoco agua. 00:00:29
Esas son las palabras que dicen los niños normales cuando empiezan a hablar, pero yo no era una... 00:00:38
Pero ella no era una niña normal, era una niña inglesina. 00:00:45
Así que tuve que intentarlo con otras diferentes. 00:00:49
Nena, la nena, repetía todas horas señalando al espejo. 00:00:52
¿Qué nena? Aquí no hay ninguna nena, solo estamos mamá, papá y el nene 00:00:56
Decían buscando a esa niña que no eran capaces de ver 00:01:02
Nena, la nena 00:01:07
Entonces se colocaban junto a mí frente al espejo 00:01:09
Y repasaba las partes del cuerpo y mientras me abrazaban 00:01:14
Trataban de explicarme por qué yo no era una nena 00:01:20
Y me daban besos y me repetían una y otra vez 00:01:23
mucho que me quería. Pero yo no quería explicaciones, ni besos, ni abrazos. Yo solo quería que 00:01:26
alguien viera a la niña invisible. Así que dejé de hablar y empecé a llorar. Lloraba 00:01:34
constantemente. Llevaba el pelo bastante largo porque la peluquería chillaba y me revolvía 00:01:39
con tanta fuerza que al final se negaban a cortármelo por miedo a hacerme daño. Pero 00:01:45
papá y mamá me obligaban a llevarlo recogido en una coleta en lugar de sueldo, como a mí 00:01:50
me habría gustado. Cada vez que íbamos a comprar ropa me tiraba en el suelo de la tienda 00:01:56
y empezaba a llorar hasta que la cara se me hinchaba y la voz se me quedaba ronca, porque 00:02:02
nunca me dejaban elegir la ropa a la que a mí me gustaba, la que yo necesitaba para 00:02:10
que la niña invisible dejada de serlo. 00:02:16
Como llorar tampoco servía de nada, un día dejé de hacerlo y empecé a gritar. 00:02:19
Gritaba por todo, gritaba cuando no sentaba más a comer porque todo me daba dolor de estómago. 00:02:24
Gritaba en caso cuando me pedían recoger mis juguetes y también en los columpios del parque. 00:02:30
Gritaba a la hora del baño cuando me contaban un cuento antes de dormir. 00:02:36
Gritaba cuando me sacaban esa camisa tan bonita que ellos me habían regalado 00:02:40
Cuando íbamos de visita a casa de la abuela, gritaba cuando intentaban abrazarme para que me tranquilizara. 00:02:45
Y cuando me dejaban en paz porque ya no sabía cómo calmarme, gritaba un sueño. 00:02:54
Se gritaba al despertar, pero cuando más gritaba era cuando tenía que ir al colegio. 00:02:59
Mis compañeros creían en los reyes y magos, en Papá Noel y en el ratoncito Créne, sin haberlos visto nunca, pero no querían Créne la niña, ni siquiera en que la tuvieran frente. 00:03:06
cuando en el recreo iba a jugar con las otras chicas 00:03:21
ellas casi siempre me mandaban de jugar con los chicos 00:03:27
cuando me cansé de gritar, de llorar y de intentar explicarme 00:03:31
con palabras y dibujos empecé a creer que tal vez llevaran razón 00:03:41
si la niña invisible solo existe en mi imaginación 00:03:46
entonces tendría que fabricarla 00:03:49
Un día aproveché que papá y mamá estaban viendo la tele en el salón para esconderme en el baño con un vestido y un pintalabios de mi hermana. 00:03:52
Me solté el pelo, me lo peiné para que me quedara como a mí me gustaba. 00:04:02
Me quité la camisa que me habían regalado el abuelo y la abuela por mi cumpleaños y me puso el vestido. 00:04:07
Y me pinté los labios delante del espejo. 00:04:12
Estaba muy guapa, parecía una chica mayor, pero solo lo parecía. 00:04:15
Mi amor, ¿qué te pasa? Debía de haber olvidado cerrar el pestillo porque mamá y papá me estaban de pie junto a la puerta y me observaban extrañados. 00:04:20
¿Cuándo se me va a caer? Pregunté yo mientras me señalaba la entrepierna de aquellos calzoncillos que tanto odiaba. 00:04:34
Cuando estoy en este, ¿veréis a la niña invisible? Sus caras se transformaron en cuanto me oyeron decir apenas. 00:04:43
Los dos vinieron hacia mí, me abrazaron y a la vez empezaron a soñar. 00:04:51
No te sobra nada, eres perfecta tal y como eres, me aseguraba. 00:04:57
Y cuando volvieron a mirarme y en sus ojos que por fin habían entendido lo que yo había conseguido explicarles, 00:05:02
ni con dibujos, ni con palabras, ni con llantos, ni con gritos. 00:05:11
Entonces la veis, veis a la niña invisible, claro que sí amor, te vemos. 00:05:15
No sé si voy a poder, Ana siempre me dice que soy una cobardica, pero no es por eso. 00:05:34
Es porque el imperdible está afiladísimo. Ni siquiera me atrevo a sujetarlo muy cerca de la punta. 00:05:40
No sea que me pinche el dedo. Me da muchísimo miedo las agujas. 00:05:48
Las agujas duelen y yo no quiero hacerme daño, pero me tengo que atrever. 00:05:52
Me tengo que atrever porque se lo he prometido a Julia y a Ana. Una promesa de mejores amigas. 00:05:57
Dicen que solo duele durante un momento y luego no puedo. 00:06:02
Seguro que pincha tanto como el aguijón del avispa que me picó en la piscina el verano pasado. 00:06:06
Estaba jugando en el bordillo y acercaba encima del bicho sin darme cuenta. 00:06:11
Nunca antes me había picado un avispa y me hacía un pinchazo que fue como si me hubieran clavado un par de cuchillos diminutos. 00:06:17
La palma empezó a escocerme muchísimo y la picadura se me puso como una pelota y me empezó a hinchar el brazo. 00:06:23
y me tuvieron que llevar al ambulatorio y la doctora me puso una inyección enorme que acabó doliendo de más que la propia picadura. 00:06:30
Al principio me la quería poner en el brazo, pero en cuanto la vi venir con la genilla en la mano, 00:06:38
me puse a llorar y a moverme sin parar porque no creía que me pincharan. 00:06:43
Las agujas duelen. Al final tuvo que pincharme en el cachete mientras que papá me sujetaba y mamá me tranquilizaba. 00:06:47
Ahora ni mamá ni papá están conmigo, estoy yo sola, delante del espejo del baño. 00:06:54
Y no puedo llamarlos porque se van a enfadar muchísimo conmigo si se enteran de lo que estoy haciendo. 00:06:58
Seguro que me castigan si me dan cumpleaños de esta tarde. 00:07:03
Y yo tengo que ir al cumpleaños, se lo han prometido Julia y Ana, una promesa de mejores amigas. 00:07:06
Les he prometido que iré con pendientes, como ellas, porque así las tres estaremos muy guapas. 00:07:11
Hoy Julia cumple 10 años y han dado permiso para hacerse los agujeros en las orejas. 00:07:16
Y voy a ir con su hermano Mayor a la farmacia para poder estrenar sus pendientes, nuevos en la fiesta. 00:07:20
A Ana le hicieron los agujeros en el hospital cuando nació, así que ella lleva pendientes desde que era un bebé, pero yo no tengo. 00:07:26
Mamá y papá dicen que les da pena hacerme daño y no querían decidir por mí, que a lo mejor cuando fuera mayor ni siquiera me gustaba tener las orejas agujeradas. 00:07:32
Pero ahora ya soy mayor y he decidido que sí, quiero agujeros en las orejas, porque así también podré ponerme pendientes. 00:07:40
Bueno, hasta hace unos días no quería, porque las agujas me dan muchísimo miedo. 00:07:47
Las agujas duelen, pero ahora sí quiero 00:07:50
Casi todas las chicas de mi clase los llevan 00:07:53
Y yo soy de las pocas que todavía no se me han hecho agujeros 00:07:55
Y esta tarde quiero estar igual de guapa que ellas 00:07:58
Además, lo he prometido a Ana y a Julia 00:08:01
Una promesa de mejores amigas 00:08:03
Lo que pasa es que no sé si me voy a atrever 00:08:05
Pero me tengo que atrever 00:08:07
Despiro hondo y me miro al espejo 00:08:08
Ensayo cómo voy a colocarme el pelo para que me tape las orejas 00:08:13
Y que mamá y papá no se den cuenta de lo que he hecho 00:08:16
Ni de que me castigan si no era cumpleaños 00:08:18
Después de un rato me atrevo a tocar la punta del imperdible con la lima de dedo 00:08:21
y vuelvo a limpiarla con alcohol que he cogido del botiquín. 00:08:24
Ana me ha dicho que lo tengo que hacer para que no se me infecten las heridas 00:08:28
y que me dolerá menos si me pongo un poco de hielo antes del pinchazo. 00:08:31
También he explicado que es muy importante ponerse algo en el agujero justo después 00:08:34
para que la herida no se cierre. 00:08:38
Miro los pendientes que me ha prestado Julia. 00:08:40
Son muy bonitos, iguales que los que ella me ha mostrado esta tarde, solo que plateados. 00:08:42
Cuento hasta tres. 00:08:46
Contengo la respiración y cierro los ojos. 00:08:47
Sé que no debo reaccionarlos, porque si no miro puedo pincharme en un moflete o en otro sitio, y que eso sería peor. 00:08:50
No puedo ni pensarlo, pero es que si los hablo, sé que no voy a temerme a hacerlo. 00:08:56
Pero me tengo que creer, porque se lo he prometido a Julia y a Ana, promesa de mejores amigas. 00:09:01
No quiero que piensen que soy una cobarde ni que se rían de mí. 00:09:06
Quiero ponerme pendientes porque los pendientes son bonitos y te hacen estar guapa. 00:09:09
Y yo también quiero estar guapa, como todas las demás niñas de mi clase. 00:09:12
Tomo impulso con el brazo, me acerco a la aguja. 00:09:16
Noto que la punta se me clava y algo caliente me resbala por la piel. 00:09:19
Un escozón intenso y desagradable me palpita en el óvulo de la oreja, 00:09:24
como el picotazo de la vista, como el pinchazo en la aguja del ambulatorio. 00:09:27
Cuando abro los ojos y vuelvo a mirar, la niña que hay delante no me parece guapa. 00:09:31
Está pálida y asustada. 00:09:35
Tiene la oreja manchada de sangre reseca y las nocelles surcadas de lágrimas. 00:09:37
Lágrimas que brotan de unos ojos rojos, hinchados y avergonzados. 00:09:41
Las agujas mueren. 00:09:44
No puedo. 00:09:46
No me atrever. 00:09:46
Y la verdad es que si no me quiero atrever, yo no me tengo que atrever si no quiero. 00:09:47
Las reinas del patio empezó como otro cualquiera. 00:09:52
Nos refugiamos en una esquina del patio, como siempre, 00:10:10
para evitar que a ti y a esta amiga nos volviera a pasar por encima persiguiendo cualquier cosa que rodara. 00:10:13
No exagere, les valía cualquier cosa. 00:10:19
Si no tenían pelota, se apañaban igual de bien con una bola de papeles envueltos en cero. 00:10:22
Ni siquiera la forma esférica era un requisito. 00:10:28
Porque habíamos llegado a verles jugar con latas de refresco, e incluso con una zapatilla que se había escapado alguien de ese mundo una vez que llevaba los cordones desatados. 00:10:31
No es que a nosotras no nos gustara el fútbol, para nada. A veces también jugábamos, metíamos goles, dábamos patadas en las espinillas como las demás, y volvíamos sudadas y felices a clase. 00:10:42
El problema no era el deporte en sí, que es bastante divertido, aunque no tanto como para jugar todo el rato lo mismo, 00:10:55
ni los chicos, tampoco los chicos, porque había chicas muy fólicas de jugar al balón 00:11:03
y algunos chicos que parecían tener de alegría y no se acercaban a una pelota ni muertos. 00:11:08
El problema era en realidad que en el patio no parecía haber sitio para nada más que para eso 00:11:15
y que quienes queríamos hacer algo diferente teníamos que conformarnos siempre con las esquinas, 00:11:20
los rincones o el trozo de arena mojada detrás de la fuente, como si el patio no fuera nuestro. 00:11:26
Si nos quejábamos, nos llamaban lloronas niñatas. 00:11:33
Si lo hacíamos a los mayores que cuidaban el patio, siempre nos encontrábamos con la misma cantinera. 00:11:36
¿Qué más os da? Si con una esquina os vale, nos decían. 00:11:42
Al fútbol no se puede jugar en una esquina, pero que juguéis vosotras, sí. 00:11:45
Así que nosotras volvíamos a nuestro rincón e intentábamos aprovechar como podíamos el espacio que nos dejaban. 00:11:50
Ese día, a una niña de cuarto le dieron en la espalda un balón a tocado fuerte, clamando al suelo. 00:11:57
La caída no fue muy grave, pero se raspó en la cara y se mordió el labio. 00:12:05
Así que empezó a salir bastante sangre. 00:12:10
La niña se asustó y empezó a llorar, pero en vez de atenderla o consolarla, siguieron con el partido. 00:12:12
E incluso se rieron. 00:12:19
Te lo tienes merecido por estar en el medio, le dijeron. 00:12:20
¿No ves que estamos jugando? 00:12:24
Pareces tonta. 00:12:25
Así que el día entre todo cambió, ya nos habíamos saltado muchísimo. 00:12:27
Nadie se dio cuenta al principio, porque como todo lo demás, aquello también lo hicimos en silencio. 00:12:31
Salieron del patio en mala punta, para aprovechar al máximo los 20 minutos que tenían para jugar. 00:12:37
Y ocuparon, como siempre, más de las tres cuartas partes del patio. 00:12:42
Tardaron varios minutos en darse cuenta de que había una niña, muy quieta, justo en el centro. 00:12:47
La misma niña a la que habían golpeado en el recreo anterior. 00:12:53
—¡Quítate de ahí, que te vas a llevar un balonazo! —dijo alguien. 00:12:56
—¿No tuviste suficiente? —dijo alguien más. 00:13:00
—¡Vete de aquí, que estamos jugando nosotros! —dijeron como si tuvieran un asolago. 00:13:02
Los gritos y amenazas empezaron a hacerse más frecuentes y violentos, 00:13:07
y a llegar desde todas las esquinas del patio. 00:13:11
La niña no se acobardó, clavó los pies con fuerza en el suelo, apretó los puños y no se movió de su sitio. 00:13:13
Y justo cuando alguien se preparaba para sacarle empujones del patio, junto a ella se colocó otra niña. 00:13:20
Le dio la mano en silencio y se quedó allí plantada como si fuera una estatua. 00:13:28
Aquella segunda niña se reunieron, luego una tercera, y una cuarta, y una quinta. 00:13:33
El partido tuvo que parar, porque no había amenaza ni empujón capaz de mover a aquellas niñas del centro del patio. 00:13:38
Cuando volvió con uno de los mayores que vigilaba el recreo para que las echara de allí, 00:13:45
ya no eran cinco, sino diez, veinte, treinta, las niñas que en silencio y dándose la mano 00:13:51
ocupaban una zona cada vez más grande del campo de fútbol. 00:13:56
El día en que todo cambió en el centro del patio ya no hubo fútbol, 00:14:00
pero es un correo enorme de niñas que protegía por turnos a quienes queríamos jugar. 00:14:03
leer o charlar tranquilamente en su interior, sin miedo a que nadie nos empujara o nos mandara 00:14:08
a una esquina para no molestar. Y cuando intentaron reírse de nosotras, diciendo que nos criamos 00:14:14
las reinas del patio, nos hicimos unas coronas con cartulina, de color dorado y plateado, 00:14:19
y empezamos a presumir de ellas, orgullosas, mientras nos turnábamos en aquel círculo 00:14:24
protector. No hubo fútbol ni ese día, ni el siguiente, ni durante toda aquella semana. 00:14:29
Pasado ese tiempo, empezaron a hartarse muchísimo. 00:14:36
Les picaban los pies de las ganas que tenían de darle patadas a la pelota. 00:14:39
Pero como ya no podían ocupar el centro del patio, tuvieron que conformarse con jugar en una esquina. 00:14:43
Y descubrir que aunque era mucho más incómodo, sí que se podía jugar al fútbol en un sitio pequeñito. 00:14:48
Cuando dejaron de molestarnos, empezamos a reducir el círculo poco a poco y a dejarles algo más de espacio para jugar, justamente la mitad. 00:14:54
Desde entonces ya no hace falta que hagamos círculos protectores 00:15:03
Ahora hay casi tantas niñas como niños jugando al fútbol 00:15:07
Y ellos han descubierto lo divertido que es saltar a la comba y el poco espacio que se necesita 00:15:10
Pero lo que no hemos dejado de usar han sido nuestras coronas de catulina 00:15:16
Porque aunque ya no ocupemos todo el espacio, seguimos siendo las reinas del patio 00:15:20
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Celia H.
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Fecha:
24 de abril de 2024 - 8:08
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Clave
Centro:
CP INF-PRI PARQUE EUGENIA DE MONTIJO
Duración:
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