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Adoptar un dinosaurio
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Adoptar un dinosaurio, de José Carlos Andrés y Ana Sanfilippo.
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El lunes, quiero un perro, quiero un perro, quiero un perro.
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El martes, quiero un gato, quiero un gato, quiero un gato.
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El miércoles, quiero una tortuga, quiero una tortuga, quiero una tortuga.
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El jueves, quiero un loro, quiero un loro, quiero un loro.
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O una araña, o una araña, o una araña.
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El viernes, quiero una gallina.
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El sábado y el domingo, quiero una jirafa, quiero un cerdo, no, no, no, mejor, quiero un elefante.
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Pero los padres de Ale siempre respondían, animales en casa, no.
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El lunes, Ale volvía del colegio cuando se encontró un huevo enorme en el parque.
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Como parecía abandonado, decidió llevárselo a casa.
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Intentó esconderlo, pero no entraba en ningún lado.
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El martes, Ale llamó quimo al huevo
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Le pintó dos ojos, una nariz roja
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Le puso unos trapos, como si fueran pelo
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El miércoles, le sacó brillo
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Y por la tarde, encendió una lámpara junto a él
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Para que tuviese calor
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El jueves por la noche, lo tapó con una manta
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Y le contó un cuento
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El viernes, el huevo se rompió
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Unos segundos después, asomó una cabezota que dijo
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¡Quiero un dinosaurio! ¡Quiero un dinosaurio! ¡Quiero un dinosaurio!
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Los padres de Ale pensaban que eso era imposible y respondieron
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¡Buena idea! Si encuentras uno, lo adoptaremos
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Ale salió de la habitación abrazada a un bebé de saltasaurios
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¡Papá! ¡Mamá! ¡Este es Quimo!
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¡Ay, ay, ay, ay! ¡Hay un dinosaurio!
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El sábado, a pesar del susto, descubrieron que Kimo era muy especial
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Pero no para todo el mundo, porque en el parque asustó a un señor con barba
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Y a una pareja que de un salto se subió en el árbol
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Ale y otros niños y niñas jugaron con Kimo y se divirtieron mucho
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De repente, la tierra comenzó a temblar y Kimo escuchó un sonido que le resultó familiar.
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Levantó una oreja y luego la otra.
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Se rascó la espalda en un árbol y contestó sonriendo con un gruñido.
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En ese momento, aparecieron dos enormes saltasaurios.
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Felices al ver a su pequeño, comenzaron a darle lametones.
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Antes de irse con sus padres, Kimo se despidió de Ale y de su familia
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Desde entonces la casa se quedó muy vacía
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Porque no adoptamos un perro, un gato, una tortuga o un loro
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O una gallina, un cerdo, una jirafa o un elefante
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Ale pensaba en Kimo y no quería otro animal
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Porque de vez en cuando recibían una visita muy especial
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Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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- Subido por:
- Nuria C.
- Licencia:
- Reconocimiento - No comercial
- Visualizaciones:
- 101
- Fecha:
- 17 de abril de 2020 - 18:35
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- Sin centro asignado
- Duración:
- 04′ 30″
- Relación de aspecto:
- 1.00:1
- Resolución:
- 1440x1440 píxeles
- Tamaño:
- 386.32 MBytes