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El Cid: segunda parte - Contenido educativo
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En realidad el segundo cantar, cantar de las bodas, sobre todo nos cuenta la conquista de Valencia
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Pero mira una cosa que hace el Cid
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De todo lo que va conquistando, desde el principio, de todas sus riquezas
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Siempre guarda una parte para su señor
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Y cuando junta lo suficiente se la envía con algunos emisarios a Castilla para dársela
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Y tú dirás, pero para que haga eso tiene que estar desterrado
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Porque el Cid es un buen noble y cumple con sus obligaciones como noble
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Aunque ha sido desterrado, él sigue siendo un buen vasallo
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Su señor no será un buen señor, pero él sí es un buen vasallo
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Así que le envía presentes cada vez más lujosos
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Ten en cuenta que lo que gana un soldado es el botín de la batalla
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Caballos, oro, espadas, de ahí viene la palabra sueldo, por cierto, de soldado
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Lo que ganaba un soldado
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Cuando ya le envía el tercer presente, el Cid ya es señor de Valencia
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Es un noble importantísimo, salió siendo un pequeño noble
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Gobierna un traitor enorme, tiene muchos vasallos a su cargo
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El rey entonces decide hacerle concesiones
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Primero deja que su familia, las hijas y esposa del Cid
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Llamadas, por cierto, la esposa doña Jimena y las hijas doña Elvira y doña Sol
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Se reúnan con él en Valencia
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Y poco después se dirige el propio rey y solemnemente lo perdona
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En ese momento dos nobles, los infantes de Carrión
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Proponen casamiento con las hijas del Cid
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Y el rey que le parece una buena idea
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Convence al Cid que no le parece tan buena idea
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Para que acepte tal casamiento
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Fijaos lo que ello supone
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Partir de noble de baja cuna, un simple hidalgo
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A que sus hijas se casen con nobles de la más alta estirpe
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Y ya vamos con lo último, el cantar de la Frenta de Corpes
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Mira tú que todo parece estar babuti
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Porque tenemos al Cid, que bueno, se ha reconciliado con su señor
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Va a casar a sus hijas con nobles muy altos
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Oye, que más quieren más de todo babuti
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Además es señor de un territorio muy importante
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Estando así las cosas, un buen día
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El Cid está descansando tranquilamente en un salón
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Era costumbre que hombres de confianza
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Velaran el sueño del señor
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Es decir, lo protegían mientras dormía aunque no fuera necesario
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Es un signo de cortesía
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En este caso se les concede tal honor
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A los infantes de Carrión
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Que ya se han casado, por cierto, con las hijas del Cid
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Mira tú por donde en esa misma sala había un león
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Un leoncete, ahí encerrado
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Y tú dirás, pero ¿qué hace un león ahí en Valencia?
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Bueno, pues todas las cosas de los nobles
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Entonces, en un momento dado
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Ocurre que el león se ha escapado
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Los infantes de Carrión, ante este hecho
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Defienden al Cid
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¡No!
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Salen huyendo
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¡Cobardemente!
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Cuando llegan los hombres del Cid
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Alertados por el ruido
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Se encuentran uno de ellos debajo de la cama del Cid
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Y al otro que se ha metido en una cuba
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Donde está la uva pisada para hacer el vino
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¡Ay, qué vergüenza, por Dios, qué humillación!
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El Cid, entretanto, se despierta
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Se acerca al león
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Y con un mero gesto lo devuelve a su jaula
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Por este hecho y por otros similares
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Los infantes de Carrión se convierten
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En objeto de burla de los hombres del Cid
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¡Y ellos tan rojos de indignación!
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En realidad, su único mérito
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Es haber nacido nobles de alta cuna
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¡Nada más!
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Mientras que los hombres del Cid y el propio Cid
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Se han ganado su fortuna a base de batalla
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Un buen día
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Los infantes de Carrión le dicen al Cid
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Señor, déjenos llevarnos a nuestras esposas
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A Carrión para que conozcan sus nuevas posesiones
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El Cid no se fía nada de ellos
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Pero no le queda más remedio que aceptar
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Les deja que se vayan
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Pero...
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Ordena a un hombre suyo que los siga de cerca
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Yendo de camino
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Pasan por el Robledo de Corpes
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Que es una localidad de Guadalajara
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¡Hazte cuenta desde dónde van y hasta dónde!
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Y pasando por allí
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Los infantes les dicen a sus hombres
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Que se alejen un momento
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Porque se van a adentrar en el Robledal
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Para estar un poco a gusto
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Y a solas con sus esposas
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Los hombres les dejan solos
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Se adentran en el bosque
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Y cuando vuelven
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Están solo ellos
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¿Qué ha pasado con las hijas del Cid?
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¿Con Elvira y con Sol?
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Los infantes de Carrión con sus hombres se van
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Pero recordad que hay un hombre
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Que los va siguiendo, un hombre del Cid
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Cuando llega allí
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Se encuentran Doña Elvira y Doña Sol
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Tiradas en el suelo
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Ensangrentadas
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Medio muertas
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Humilladas
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En todos los sentidos
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Golpeadas y maltratadas
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Por los infantes de Carrión
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Que las han dejado allí
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Abandonadas
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Es su venganza
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¿Tú te imaginas cómo me pongo yo
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Cuando me entero de esto?
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¿Tú te lo imaginas?
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O sea, con la peña
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A la que yo he liquidado
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Verás todo lo que le han hecho a mis hijas
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Es que te juro, te juro a las madres
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Que te lo juro, que es que es lo sensato
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Pero yo soy un noble
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Y un noble consecuente con su condición
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Así que, ¿qué hago?
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Tú dirás, pues matarlos, matarlos
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Pues no
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Lo que hago es lo que tengo que hacer
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Como noble que soy
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Que es acudir a mi señor
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El rey
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Del mismo modo que mis vasallos
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Acuden a mí en busca de ayuda
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Al saber esta noticia
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El rey entra en cólera
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Tened en cuenta que el casamiento lo propició él
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Y decide hacer algo
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Que los reyes hacían en contadísimas ocasiones
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Que es reunir las cortes
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¿Qué son las cortes?
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Una institución en la que se juntaban el rey
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Con los nobles más importantes
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Con los miembros también de la iglesia
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Y con representantes de algunas de las ciudades
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Es decir, las presidía el rey
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Mandaba el rey
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Pero actuaban todos estos como consejeros suyos
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Por eso no se reunían tan frecuentemente
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Y ojo
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Nuestro colega el rey
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Las convocó
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Por el Cid
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Fijaos la importancia que tenía ya para él
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El rey, por cierto, que es Alfonso VI
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Que no lo habíamos dicho
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Alfonso VI
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Este es un momento muy importante en nuestra historia
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El Cid
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Tanto tiempo después vuelve a Castilla
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Y vuelve triunfante
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Envidia y admiración
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De todos los que lo ven
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¿Qué ocurre en las cortes?
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Ante toda la concurrencia
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El Cid exige
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A los infantes de Carrion
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Uy, este se esconde
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Anda, vete para acá que ahora te vas a ayudar
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El Cid les exige que devuelvan
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Las espadas tan valiosas que él les dio
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La colada y la tizona
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Y además
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Las riquezas
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Que les se ha otorgado
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Como gote de sus hijas
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Los infantes dicen
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Bueno, mientras no sea eso
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Pues vale
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Nos duele, pero...
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Y después
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Llega la parte de recuperar el honor
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Y entonces es cuando el Cid
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Los reta a duelo
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Y tú dirás
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¡Oh!
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¿Se los carga?
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Pues no
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Pues no
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Porque
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Aparecen dos hombres del Cid
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De su máxima confianza
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Y le piden a su señor
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Que les dejen batirse por él
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Porque no se van a echar las manos
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Con estos dos
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Hijales impresentables
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Y así es
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Dos hombres del Cid
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Retan a los infantes de Carrión
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Y los humillan públicamente
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En ese momento
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El Cid ha recuperado su honor
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Que había perdido
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Por culpa de la humillación
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A la que habían sometido
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Los infantes de Carrión a sus hijas
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El rey está contento
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Y satisfecho
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¡Oh!
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¡Tanto que ya enojo!
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Como se siente responsable
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De este casamiento tan desafortunado
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Decide ofrecer al Cid
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Una nueva moda para sus hijas
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Esta vez
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Con los infantes de Navarra y Aragón
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¡Lo más selecto!
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El Cid
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Sabe que sí
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Ahora sí
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Este sí es
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Un auténtico casamiento
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Digno
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Para él
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Y para sus hijas
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Y de esta manera
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Con esta culminación máxima
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De la honra del Cid
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Acaba el cantado
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¡Woohoo!
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¡Nosotras estamos muy contentas!
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