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El Siglo de Oro y su contexto histórico: Felipe II.
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Muy buenas. Para empezar esta maravillosa lección sobre el siglo de oro de las letras
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castellanas y su contexto histórico, sería interesante plantear una serie de cuestiones.
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La primera, esto no es una clase de historia.
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Segundo, todo esto no está en su libro de texto. Lo siento.
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Bien, a lo largo de esta exposición voy a evitar, en la medida de lo posible, leer el PowerPoint.
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Puede que en algún momento me ponga a divagar.
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Bien, se aguanta.
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También es posible que se pierdan. Pues no se preocupen, le dan al pause y vuelven.
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Por lo demás, no hace falta que tomen apuntes de lo que estoy diciendo.
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Todo esto lo podrán encontrar en un PDF que voy a colgar en el aula virtual.
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Por cierto, lo estoy grabando en directo, sin público, eso sí.
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Así que, si en algún momento dado ven que me quedo parado, que intento pensar para acordarme de algo, bueno,
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atribuyanlo al hecho de que esto es 100% improvisado y que puede ocurrir absolutamente cualquier cosa.
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Y sin más dilación, empecemos.
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La literatura castellana del siglo de oro.
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Bien, una de las preguntas que me planteo yo es la siguiente.
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¿Cómo es posible que nuestro siglo de oro, que más o menos se corresponde con el reinado de Felipe II y de Felipe IV, es decir, los tres Filipes que hay entre el primero y el quinto,
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Que básicamente es una historia que va de mal en peor. Es una historia de crisis, de decadencia, de constantes derrotas, en la cual la monarquía hispánica, dirigida por los austrias, también conocidos como los Habsburgo,
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veían como poco a poco sus dominios, sus territorios eran arrebatados por otras potencias europeas
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y como el coste de sus constantes campañas militares en Europa
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no hacía más que desgastar, socavar y hundir en la miseria a los reinos peninsulares
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en especial el Reino de Castilla. Y esto tenía una razón de ser, y es que mientras que el resto de reinos peninsulares, como por ejemplo los que formaban la Corona de Aragón,
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por ejemplo el Reino de Valencia, el Principado de Cataluña o el Reino de Aragón, preservaban sus fueros y su independencia.
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Por tanto, no se veían obligados a decir que sí a todas las exigencias del rey.
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En cambio, el reino de Castilla, después de la crisis de los comuneros, que acabó a principios del siglo XVI, acabó con toda la autonomía de las cortes castellanas, en fin, se veían hacer exactamente lo que el rey quisiera.
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dándose la situación de que el sostén de las ambiciones políticas y, ¿por qué no?, religiosas de los Habsburgo
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fueron sufragadas exclusivamente con los recursos castellanos y el oro de América.
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Bien, todo sea por una gran dilibre.
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En fin, normalmente se asocia el reino de Felipe II a la etapa de la máxima expansión de la corona de los Habsburgo, centralizada en el reino de Castilla.
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Pues bien, no es sólo todo lo que reluce.
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Podríamos describir el imperio de Felipe II como un gigante con pies de barro.
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Felipe II tenía que hacer frente a infinidad de compromisos políticos y militares.
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Aunque su padre, Carlos I, había dividido su patrimonio entre sus hijos Felipe y Fernando, asignándole a Fernando las posesiones dinásticas en Centroeuropa, le había legado a Felipe II un patrimonio un tanto desequilibrado,
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que incluía, evidentemente, los reinos peninsulares, las Américas, gran parte de Italia y Flandes.
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Flandes, por si no lo sabían, no es un personaje de los Simpsons.
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Flandes es lo que equivale a los actuales Países Bajos, es decir, Bélgica, Holanda y Luxemburgo.
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Bien, esto junto con algunos enclaves que unían Italia con Flandes era el patrimonio que heredó Felipe II de su padre.
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Bien, sin embargo, Felipe II heredó una monarquía en crisis, en una situación en la península bastante compleja, con una revuelta en Andalucía, en la que los moriscos, los antiguos, vamos, los habitantes del reino de Granada, que eran musulmanes, estaban en un estado de insurrección permanente.
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Una insurrección que tuvo que ser sofocada por la fuerza de las armas y que generó un ambiente de hostilidad permanente ya insalvable entre cristianos y musulmanes.
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No solamente eso. En el Mediterráneo los turcos se expandían constantemente, ponían en peligro el enlace naval, las comunicaciones entre Italia y la península ibérica, y por otra parte era necesario hacer frente a la expansión del protestantismo en Europa.
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Esta era la verdadera obsesión de Felipe II. Frenar la expansión del protestantismo e intentar recatolizar Europa.
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Bien, hay una serie de acontecimientos que jalonan el reinado de Felipe II. Unos son positivos, otros no. Y yo creo que el balance en general es negativo y que las pérdidas sobrepasan a las ganancias. Básicamente porque gran parte de esas ganancias serán efímeras, es decir, serán temporales.
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En fin, vamos a ver qué tenemos por aquí.
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¡Ey, no! ¡No te cierres!
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¡No te cierres, hombre! ¡Ay, señor!
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Bien, aquí tenemos a Felipe II.
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Un hombre muy serio.
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Bien, lo primero que marca parte de la rebelión de las Alpujarras en Granada es la rebelión de los Países Bajos y la secesión de las siete provincias del norte, lo que hoy en día es Holanda.
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Y todo esto por culpa de protestantismo.
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En estas provincias de Norte de Holanda se habían convertido al calvinismo durante la época de Carlos V y Felipe II esto no lo llevaba muy bien. Así que intentó evitar que se separasen por las bravas, enviando a Flandes a su mano derecha, el duque de Alba.
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El duque de Alba tenía bastante malababa y lo que consiguió fue que los protestantes se sublevaran. Esta revuelta, que empezó con la ejecución del duque de Ed, del duque o el conde, ahora no recuerdo, de un tal Egmont, inició un conflicto que fue absorbiendo dinero y recursos de la monarquía desde el año 1566 hasta el año 1648.
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Casi un siglo de conflicto.
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Pero un acontecimiento positivo lo encontramos en la famosa Batalla de Lepanto,
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que se saldó con una victoria de la Armada Cristiana sobre la Armada Turca.
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Esto garantizó la pacificación del Mediterráneo durante casi un siglo
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y tuvo consecuencias muy positivas para la monarquía hispánica.
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No a nivel económico, porque esta victoria costó bastante dinero,
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sino sobre todo a nivel de prestigio.
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Bien, más relevante incluso fue la unión dinástica con Portugal. Bien, el rey de Portugal, no recuerdo ahora el nombre, murió sin dejar descendencia y el heredero masculino al trono, por línea indirecta más próximo, era ni más ni menos que Felipe II.
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Así que, gracias a las gestiones de algunos aristócratas portugueses, la influencia del Papa y un gran éxito de la diplomacia castellana, hizo que Felipe II fuera coronado como rey de Portugal.
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Por tanto, todas las colonias portuguesas, tanto en América como en Asia, se incorporaron a la monarquía de los Habsburgo. Estoy hablando de Brasil, estoy hablando de los enclaves en Angola, Mozambique y el sur de África, estoy hablando de posesiones en la India y en Indonesia.
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Como pueden ver, un imperio colonial nada desdeñable
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Pero todo esto acabó en agua de borrajas
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Porque en 1588 no se le ocurrió otra idea mejor a este caballero
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Que reunir toda la armada
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Y emprender una quimérica invasión de Inglaterra
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Básicamente porque en Inglaterra gobernaba una reina protestante
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Isabel
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Y eso a Felipe II no le molaba. Felipe II dijo, no, nada de protestantes, nada de tonterías, todos católicos. Y Isabel dijo, pero hombre, por favor, no seas plasta.
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En fin, resumiendo, Felipe II congregó una flota inmensa a la que llamó la Armada Invencible, la congregó en los puertos del norte de la península con el plan de ir hasta los Países Bajos, recoger allí a las casi invencibles fuerzas terrestres de Castellanas, los famosos Tercios, embarcarlos en esta escuadra, cruzar el Canal de la Mancha e invadir Inglaterra.
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Bien, una advertencia les tengo que hacer yo. Si alguna vez tienen que pelearse con un inglés, háganlo en tierra firme. Los ingleses en el mar son básicamente invencibles, no hay nada que hacer con ellos.
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Y esto es algo que Felipe II aprendió muy a su pesar cuando su preciosa armada fue prácticamente aniquilada en este fútil intento de invadir las islas británicas.
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En fin, como reza la canción, rule Britannia y adiós Felipe II.
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En fin, pero aquí tenemos, porque quiero que tengan en cuenta que este caballero, que por cierto, se empeñó en gobernar personalmente el imperio, atendía cada día los asuntos del gobierno, no estaba sentado en palacio viendo Netflix o paseándose por ahí persiguiendo mujeres, como alguno que otro que hemos tenido por aquí.
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Como por ejemplo Felipe IV. Este hombre era muy trabajador, muy serio y muy religioso. Y este es el alcance de su imperio. Lo que está en azul es el territorio patrimonial que Felipe II heredó de Carlos V. Lo que está en color rosa forma parte de las posesiones de la corona de Portugal.
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Bueno, señores, apliquense el cuento
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A Felipe II hay que mantenerlo contento y feliz
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Bueno, y ahora pasamos a Felipe III
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Bien, si segundas partes nunca fueron buenas
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Felipe III, la verdad es que fue un tío bastante aburrido
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Este hombre no gobernó
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Este hombre dijo, mira, esto de gobernar implica trabajo
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Yo no quiero trabajar
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Yo lo que quiero es, no sé, participar en reality shows
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yo quiero salir en la tele, no quiero trabajar, yo quiero ser famoso.
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Pero claro, a este hombre no se le daba bien nada, era bastante inútil.
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Así que lo que hizo fue hablar con un aristócrata, el famoso Duque de Lerma,
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y le dijo, Duque de Lerma, tú mandas, haz lo que quieras y a mí no me líes.
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La elección del Duque de Lerma era bastante cuestionable,
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porque no sabría yo decir si este hombre era inteligente o no.
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Lo que sí que sabemos con toda certeza es que el duque de Lerma era increíblemente corrupto. Pero corrupto hasta extremos que eran grotescos. Me atrevería a decir que el duque de Lerma era como el Bárcenas del siglo XVII.
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En fin, este hombre lo que tuvo de bueno fue que practicó una política pacifista.
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No porque le gustase la paz, sino porque no tenía dinero para hacer la guerra.
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La situación que había alegado Felipe II al morir no era muy halagüeña.
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El Estado estaba en bancarrota, el ejército estaba prácticamente al borde del colapso,
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Y la Armada, bueno, la Armada se había rehecho, pero la situación no invitaba a conflictos. Así que lo que hizo fue dedicarse a la diplomacia y establecer treguas, tanto en los Países Bajos, firmar la paz con Inglaterra y procurar no meterse en líos.
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Eso sí, como algo tenía que hacer en sus ratos libres, se tomó la decisión de expulsar de la península a los moriscos, la minoría musulmana.
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Esta expulsión se decidió en 1609 y culminó en 1611.
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Se calcula que aproximadamente medio millón de moriscos abandonaron la península ibérica y se refugiaron en el norte de África, donde la mayoría de ellos encontraron un destino horrible.
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Bien, dejando aparte consideraciones humanitarias, esto fue como pegarse un tiro en el pie.
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Porque los moriscos eran una mano de obra barata, pero cualificada, que trabajaba en el campo, en los reinos de Valencia y Aragón,
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y suponía en algunos lugares hasta un 30 o un 40% de la población.
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Población, ya les digo, agrícola que trabajaba por sueldos irrisorios.
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La pérdida de esta mano de obra fue catastrófica para el reino de Valencia
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Que tardó prácticamente un siglo en recuperarse
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Bien, ya saben ustedes que Felipe III no era muy brillante
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Y se le castigaba como es debido
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No sean como Felipe III
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- Antoni Manuel M.
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- 13 de marzo de 2020 - 1:43
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