El caballo salvaje.5ºB - Contenido educativo
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Hola, buenos días, somos la clase de King Tobey y os vamos a contar un cuento de El caballo salvaje.
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En una aldea al sur de Mongolia vivía Baski, un niño que quería mucho a los animales.
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Entre todos ellos prefería los caballos. Desde pequeño los había observado galopar por la estepa.
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Eran caballos salvajes que vivían en grupos y nunca se acercaban al hombre.
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Las personas de aquellas tierras tampoco molestaban a los animales.
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Lo que más fascinaba a Vázquez de los caballos salvajes era su vida libre.
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Una mañana, cuando el muchacho salió a coger agua para su padre, pudiera preparar en desayuno algo llamó su atención.
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Un caballo solo, separado de su grupo, se había aproximado a la cerca de la casa.
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Dejó el cubo con cuidado y se fue acercando con sigilo.
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Cuando el muchacho tocó con sus manos la cerca de madera, el caballo huyó al galope
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El niño no contó nada de lo sucedido
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Pero por la tarde, en lugar de buscar a otros chicos de la aldea para jugar
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Vázquez se quedó sentado sobre la acera esperando, por si el caballo volvía
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Cuando ya el sol se había ocultado por completo y el cielo comenzaba a escurcir
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Vio a lo lejos la silueta del caballo que se acercaba al nuevo
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Esta vez el chico entró en casa y llamó a su padre
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Papá, un caballo ha venido esta mañana y de nuevo vuelve ahora, pero cuando me acerco sale corriendo.
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Es muy raro, hijo, son caballos salvajes que han vivido en estas tierras desde antes de que lo hicieran los hombres.
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Huyen del contacto humano, pues desde pequeños aprenden a vivir en libertad.
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Padre e hijo se acercaron con sigilo a la cerca y de nuevo, al llegar a ella, el caballo salió yendo.
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Hijo, ¿te das cuenta de que el galopar cogía un poco de la pata derecha?
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Ese caballo está herido y se acerca a nosotros buscando ayuda
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Pero si insisto, salvaje, le hace huir cada vez que nos acercamos
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Esa noche Basquí se acostó muy preocupado, pensando en el caballo
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Le gustaría poder ayudarle, pero no sabía cómo
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Por la mañana, el niño se levantó temprano, todos también en la casa
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Y con cuidado, de no hacer ruido, salió y fue hasta la cerca.
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La saltó y se quedó sentado fuera.
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Hacía fresco y se acurrucó esperando al caballo.
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Todavía las estrellas lucían en un cielo que iba clareando poco a poco.
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Cuando el sol comenzaba a iluminar el cielo, el caballo apareció en la llanura.
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El chico al verlo ni se movió, esperó a que el animal fuera aproximándose hasta llegar junto a él
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Entonces comenzó a hablarle
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Caballito, no quiero hacerte daño, ni siquiera quiero amarte
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Sé que eres un caballo libre
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A la vez que le hablaba, el niño le acariciaba
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Se dio cuenta de que el caballo tenía algo clavado en una pezuña
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Aquello debía producirle un gran dolor al animal
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Tranquilo caballito, repetía el niño sin cesar
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El caballo comenzó a confiar en el chico y esta vez no huyó
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Permitió que le quebrase un haciano de la aldea que sabía mucho de caballos y de cómo tratarles
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Todos estaban muy asombrados de que un caballo salvaje se acercara a los humanos y se dejara curar
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Cada día el caballo regresaba a la cerca al amanecer
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Y el muchacho le acariciaba y le hablaba para darle confianza
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Solo entonces dejaba que limpiasen su herida y la curase
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Se diría que el muchacho y el caballo se habían hecho amigos
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El niño le llamaba Negro, pues el caballo era de un profundo color negro
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Cuando el sol salía brillaba reluciente y en la noche Basquí veía las estrellas reflejadas en su piel
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El padre de Basquí le dijo un día
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Hijo, veo que estás encariñándote con el caballo
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No olvides que es un caballo salvaje y que cuando su pata esté completamente recuperada volverá con su grupo
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El chico sabía que lo que su padre decía era cierto, pero en su corazón deseaba que el caballo no se marchara nunca de su lado.
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Un día, el curandero de la aldea dijo que el caballo ya tenía la pezuña completamente recuperada.
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Basqui se alegró por su amigo, pero a la vez temió que no volviera nunca jamás junto a él.
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A la mañana siguiente, el caballo volvió, pero esta vez no quiso entrar cuando el muchacho le abrió la puerta de la cerca.
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Parecía que quisiera que el niño fuera con él hacia la llanura.
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Con su hocico blanquecino empujaba a Vázquez y este acariciando su lomo decidió acompañarle hacia donde el caballo quería ir.
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Caminaron largo rato alejándose bastante de la aldea hasta llegar a un arroyuelo.
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Allí el muchacho contempló algo que pocas personas en la aldea habían visto antes.
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una familia de caballos salvajes tranquilamente pastando alrededor del arroyo.
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Ante la presidencia de Basquí, se inquietaron alejándose un poco,
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pero luego, al ver que Negro se acercaba confiando al muchacho,
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también ellos confiaron y volvieron a acercarse al arroyo.
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El chico estaba maravillado de poder estar allí, en medio de una manada de caballos salvajes,
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pero no entendía por qué Negro le había llevado hasta allí.
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Entonces, el animal hizo algo inesperado en un caballo salvaje.
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Se sentó junto al muchacho sobre sus patas traseras.
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Era una invitación a Wesky para que este subiera sobre sus lomos.
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El chico emocionado subió al caballo y este rápidamente se enderezó,
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comenzando a caminar primero lentamente, luego tratando y finalmente galopando a través de la llanura.
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Wesky se agarraba con fuerza al cuello del caballo para no caerse.
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Era muy emocionante para poder galopar a los lomos de negro, su querido caballo salvaje.
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El caballo lo llevó de vuelta al arroyo y se agachó, para que el muchacho pudiera bajar de sus lomos.
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Basky se abrazó a su amigo en agradecimiento. Sabía que este regalo de animal era también la despedida.
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El caballo comenzó a empujarle con su hocico. Era como si le dijera, ahora debes marcharte, amigo. Este es mi lugar, al que yo pertenezco.
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Basky se alejó de allí con águilas en los ojos. Le dolió separarse de su amigo, pero sabía que eso era lo mejor para un caballo salvado.
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al rato. Vivir con suyos, alejado de los hombres, vivir libre en la estepa.
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El chico nunca volvió a ver el caballo y no volvió tampoco al lugar donde su amigo
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le había llevado aquel día. Ese era un secreto que nunca reveló a nadie. Pero alguna noche
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de luna, de esas en las que le gustaba sentarse apoyado al otro lado de la cerca, le parecía
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ver a lo lejos la silueta de un caballo salvaje.
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- Autor/es:
- Roberto R.
- Subido por:
- Roberto R.
- Licencia:
- Reconocimiento - No comercial
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- Fecha:
- 17 de abril de 2022 - 11:53
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- Duración:
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