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Día del libro 2020
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Chicos, hoy 23 de abril se celebra el Día del Libro y por eso todos vuestros profesores nos hemos reunido para contaros el cuento de la Mascara del León.
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Y empieza de la siguiente manera.
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En lo más profundo de la sabana, bajo la sombra de un viejo árbol, nació un león.
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Era pequeño, porque los leones nacen así, no tienen melena, no tienen dientes.
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Tomaba mucha leche y crecía poquito a poco
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Aunque era pequeño, a papá león le parecía grande y fuerte como él
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Lo miraba orgulloso y decía
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Serás un auténtico rey de la sabana
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Pasó el tiempo, leoncito se hizo más grande y más fuerte
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Le creció una melena frondosa y unos dientes afilados como los de papá, pero tenía algún problema.
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En su cara había siempre una sonrisa enorme que le hacía encontrar amigos por todas partes.
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Leoncito trataba de poner cara de enfadado, pero cuando se miraba en el río le entraba la risa.
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Papá león rugía
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No puedes ir por ahí riéndote como las hienas
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Un león de verdad tiene que dar miedo
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Así nunca serás el rey de la sabana
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Otro problema del leoncito era su rugido
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Cuando papá león rugía
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La sabana temblaba
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Y los animales se metían en sus escondites
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Cuando leoncito intentaba imitarlo
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Nadie quería perdérselo
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Porque siempre le salía...
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Papá león rugía.
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No puedes ir por ahí maullando como los gatos.
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Un león de verdad tiene que dar pánico.
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Así nunca serás rey de la sabana.
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Leoncito ponía cara de rugido, pero sentía cosquillas y se echaba a reír.
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El tercer problema de Leoncito era el más grave.
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Su mejor amiga era una cebra rayada con la que jugaba el pilla-pilla.
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Las cebras son expertas en ese juego.
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Papá León rugía.
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¡No puedes ser amigo de una cebra!
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Un león de verdad se la comería.
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Así nunca serás el rey de la sabana.
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En esto Leoncito no podía practicar, porque lo que siente el corazón no se practica.
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Una noche papá León fue a visitar al pájaro carpintero y le encargó una máscara ligera como una pluma, fría como el odio y roja como la ira.
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En siete días el trabajo estuvo acabado.
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El pájaro la envolvió en una hoja grande y se la llevó a papá León.
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era una máscara terrorífica esa misma noche mientras leoncito dormía su padre le puso la máscara y orgulloso pensó así serás el más temido rey de la sabana
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A la mañana siguiente, Leoncito despertó de una pesadilla y fue a contárselo a su amiga.
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La cebra estaba comiendo hierba con sus hermanas.
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Leoncito sonreía, pero no se le veía la cara.
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Entonces, alguien gritó, ¡un león!
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Las cebras pusieron cara de pánico y más que correr, volaron por la sabana.
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—¡Soy yo! —gritaba Leoncito desconcertado. —¡Pero con el ruido de tu sonrisa! —Nadie lo escuchó.
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Leoncito no entendía nada y se enfadó tanto que de su garganta se leó un rugido que hizo temblar toda la sábana.
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Desde aquel día, nadie se acercaba a Leoncio.
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Su corazón endureció como una piedra, ni él mismo escuchaba su latido.
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Era el más temido de la sabana, pero aquello se convirtió en una mala vida.
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Aquello no era vida ni era nada.
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Una noche que las nubes ocultaban la luna, arropados por la oscuridad, se reunieron todos los animales
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¿De dónde habrá salido ese neón? preguntó la gira
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¡No podemos ni comer tranquilos! se quejó el antiguo
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Estamos arrugados como garbanzos, no nos atrevemos a salir del agua
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—¡Oh! —protestó el hipopótamo. —¡Su rugido no nos deja descansar ni de día ni de noche! —suspiró el murciélago.
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Mientras los animales se quejaban, ninguno se dio cuenta de que agazapado entre la hierba estaba su enemigo.
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Y de pronto saltó sobre ellos. Los animales corrieron sin saber dónde porque no se veía un pimiento.
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Con la presa entre sus garras, leoncito gritó, ¡pillada!
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No me toques las patas, que tengo cosquillas. Suéltame, que me muero de risa.
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Aquel animal no paraba de reír y el león no podía mover ni un solo músculo.
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Bueno, se le movió uno, aunque nadie lo viera.
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Primero hizo una mueca, luego sonrió y acabó riendo a carcajada.
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Al escuchar las risas, los demás animales aparecieron, pero no se veía nada.
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La luna, que estaba súper atenta, empujó las nubes y entonces todos pudieron descubrir que el leoncito había crecido y su corazón sonaba como un tambor.
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Reía como siempre mientras le hacía cosquillas a la cebra.
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Y la risa tiene magia, rompe máscaras y también se contagia.
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Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
00:07:03
- Autor/es:
- CEIP Joaquín Costa
- Subido por:
- Tic cp joaquincosta madrid
- Licencia:
- Reconocimiento - No comercial - Compartir igual
- Visualizaciones:
- 320
- Fecha:
- 23 de abril de 2020 - 10:18
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- CP INF-PRI JOAQUIN COSTA
- Duración:
- 07′ 21″
- Relación de aspecto:
- 1.82:1
- Resolución:
- 640x352 píxeles
- Tamaño:
- 25.06 MBytes
