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La Cenicienta. Lectura en voz alta - Contenido educativo
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La Cenicienta
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Si ya no la sabemos de memoria diréis
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y sin embargo de esta historia tenéis una versión falsificada
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rosada, tonta, cursi, azucarada
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que alguien con la mollera un poco rancia consideró mejor para la infancia
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El lío se organiza en el momento
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en que las hermanastras de este cuento se marchan a palacio
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y la pequeña se queda en la bodega a partir leña
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Allí entre los ratones llora
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Grita, golpea la pared, se desgañita
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Quiero salir de aquí, malditas brujas
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O se arrancaré el moño por granujas
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Y así, hasta que por fin asome el hada
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Por el encierro en el que está su ahijada
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¿Qué puedo hacer por ti, Zeny querida?
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¿Por qué gritas así?
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Frita estoy, porque ellas van al baile y yo no voy
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La chica patalea foribunda
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Pues yo también iré a esa fiesta inmunda
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Quiero un traje de noche
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un paje, un coche, zapatos de charol, sortija, broche, pendientes de coral, panties de seda
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y aromas de París, para que pueda enamorar al príncipe enseguida con mi belleza fina y distinguida.
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Y dicho y hecho, al punto Cenicienta, en menos tiempo del que aquí se cuenta,
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se personó en palacio en plena disco, dejando a sus rivales hechos disco.
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Con Ceni bailó el príncipe rock miles, tomándola en sus brazos varoniles.
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Y ella se le abrazó con tal vigor que allí perdió su alteza, su valor
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Y mientras la miró no fue posible que le dijera cosa inteligible
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A dar las doce, Zeny pensó
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Nena, como no corras, la hemos hecho buena
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Y el príncipe gritó
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¡No me abandones!
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Mientras se le agarraba los riñones
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Y ella tirando
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Y él echó un pelmazo hasta que el traje se hizo mil pedazos
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La pobre se escapó medio en camisa, pero perdió un zapato con la prisa
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El príncipe embobado lo tomó y ante la corte entera declaró
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La dueña del pie que entre en el zapato será mi dulce esposa, o yo me mato
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Después, como era un poco despistado, dejó en una bandeja el chanclo amado
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Una hermanastra dijo
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Esta es la mía
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Y en vista de que nadie la veía, pescó el zapato, lo tiró al retrete y lo escamoteó en un periquete
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En su lugar, disimuladamente, dejó su zapatilla para el oriente
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En cuanto salió el sol, salió su Alteza por la ciudad con toda ligereza, en busca de la dueña de la prenda
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De casa en casa fue, de tienda en tienda, e hicieron cola muchas damiselas
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Aquella vil chinela, incómoda, pestífera y chotuna
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No le sentaba bien a dama alguna
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Así hasta que fue el turno de la casa de Cenicienta
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¡Pasa, alteza, pasa!
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Dijeron las perversas hermanastras
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Y tras guiñar un ojo a la madrastra
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Se puso la de más cara de cerdo su propia zapatilla en el pie izquierdo
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El príncipe dio un grito horrorizado, pero ella gritó más
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¡Ha entrado, ha entrado!
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¡Un cuerno frito!
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¡Has dado tu palabra, principito precioso mío!
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¿Sí?
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¡Ordeno que le corten la cabeza!
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Se la cortaron de un único tajo y el príncipe se dijo
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¡Buen trabajo, así no está tan fea!
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De inmediato gritó la otra hermanastra
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¡Mi zapato, dejad que me lo pruebe!
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¡Prueba esto!
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Bramó su Alteza Real con muy mal gesto.
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Y echando mano de su real espada, la descocorotó de una estocada.
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Cayó la cabezota en la moqueta, dio un par de botes y se quedó quieta.
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En la cocina, Cenicienta estaba quitándole las vainas a unas habas.
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Cuando escuchó los botes, ¡pam, pam, pam!, del coco de su hermana en el zaguán.
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Así que se asomó desde la puerta y preguntó
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¿Tan pronto ya despiertas?
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El príncipe dio un salto
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¡Otro melón!
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Y a Zeny le dio un vuelco el corazón
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¡Caray! ¡Qué bárbara su alteza!
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Con ese yo me juego la cabeza
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¡Pero si está completamente loco!
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Y cuando gritó el príncipe
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Ese coco, cortárselo ahora mismo
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En la cocina brilló la vara del hada madrina
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Pídeme lo que quieras cenicienta, que tus deseos corren por mi cuenta
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Hada madrina, no quiero ya ni príncipes ni nada que pueda parecérseles
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Ya he sido princesa por un día, ahora te pido quizá algo más difícil e infrecuente
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Un compañero honrado y buena gente.
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¿Podrás encontrar uno para mí, madrina amada?
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Yo lo quiero así.
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Y en menos tiempo del que aquí se cuenta, se descubrió de pronto Cenicienta,
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a salvo de su príncipe y casada, con un señor que hacía mermelada.
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Y como fueron ambos muy felices...
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¡Nos vieron con el tarro en las narices!
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- Autor/es:
- Fernanda Orbaneja
- Subido por:
- Fernanda O.
- Licencia:
- Reconocimiento
- Visualizaciones:
- 7
- Fecha:
- 4 de julio de 2024 - 8:16
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- CEPAPUB MANCOMUNIDAD DEL SUROESTE
- Duración:
- 05′ 41″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
- Resolución:
- 1920x1080 píxeles
- Tamaño:
- 194.95 MBytes