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Cuentos de buenas noches 2
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Otavia Ira da Silva. Esta es la historia de una futbolista que nació el 19 de febrero
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de 1986 en Brasil. A Marta le encantaba jugar al fútbol y siempre era la primera en ser
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elegida por los chicos cuando organizaban los equipos. Su madre no podía pagarle los
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estudios así que Marta solía vender fruta en el mercado para ayudar a su familia. En
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su tiempo libre jugaba al fútbol en las calles. Un día cuando Marta tenía 14 años una famosa
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entrenadora la vio jugando. Su velocidad, su gran control y la fuerza de su pie derecho la
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impresionaron. En ese momento supo que Marta se convertiría en una campeona y la ayudó a fichar
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por el club de fútbol Vasco da Gama. Pese a su talento Marta no tuvo una carrera fácil en Brasil
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pues el fútbol se sigue considerando un juego de hombres y no se invierte mucho dinero en los
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equipos de mujeres. A los 17 años decidió aceptar una oferta y mudarse a Suecia. Allí ganó varios
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títulos de liga y cinco premios de la FIFA, la institución que gobierna todas las federaciones
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de fútbol como jugadora mundial del año. Los ágiles movimientos de sus pies y sus increíbles
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goles le ganaron el apodo de Pelé con faldas, en honor al jugador de fútbol más importante de
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todos los tiempos, pero ella no le prestaba mucha atención a eso. Fue capitana del equipo nacional
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de Brasil y vistiendo su conocida camiseta amarilla con el número 10, llevó a su equipo a ganar dos
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medallas de plata en los Juegos Olímpicos. Marta fue nombrada embajadora de la buena voluntad de
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las Naciones Unidas por su papel promoviendo la igualdad en el deporte. Me enorgullezco cuando
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sé que las niñas y los niños me ven como un ejemplo, dijo. Purna Malabat, alpinista. Había
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una vez una niña llamada Purna que fue a una excursión de aventura con sus compañeros de la
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escuela. Cuando llegaron a Bungirrok, al sur de la India, miró la enorme pendiente que debía escalar.
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Sus piernas temblaron y los ojos se le llenaron de lágrimas. No podré hacerlo jamás, pensó, pero el
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maestro de Purna, un policía local, la animó. —Puedes hacerlo —le dijo. Así que ella lo
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intentó. Cuando llegó a la cima, gritó de alegría. —Ahora ya no le tengo miedo a nada —dijo. —Puedo
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conquistar el monte Berest. Y no lo decía solo por decirlo. Purna realmente quería escalar la
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montaña más alta del mundo. Antes de prepararse para esa aventura, tenía que entrenar. Aumentó
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su resistencia jugando a kabaddi, un deporte que es como una versión atlética del pillapilla.
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Purna viajó hasta el norte de la India un helado invierno y subió el monte Renok, una
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de las cumbres más complicadas del Himalaya. Cuando se sintió preparada, se unió a una
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expedición para escalar el monte Berest. No tuvo miedo al ver la imponente montaña
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por primera vez. No es tan alta, le dijo a su entrenador. Podemos subirla en un día.
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Tardó 52 días en llegar a la cima, pero cuando la alcanzó, Purna, de 13 años, se convirtió en la mujer más joven en lograrlo
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Luego Purna escaló hasta la cima del Kilimanjaro, en Tanzania
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Pero su aspiración más grande es convertirse en policía, igual que el maestro que le ayudó a vencer su miedo
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Esta es la historia de Isadora Duncan, una bailarina que nació el 27 de mayo de 1877 en Estados Unidos
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Había una vez una niña a la que no le gustaba la escuela
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Isadora odiaba tener que estar sentada en un pupitre cuando lo que quería era saltar, girar y moverse
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Expresar la alegría de estar viva con todo su cuerpo
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En su interior, la pequeña sabía que había nacido para bailar
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Cuando apenas tenía 6 años, Isadora ya se había convertido en maestra de danza
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En aquel tiempo, todos pensaban que el ballet era la forma de danza más hermosa en el mundo
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Pero Isadora no estaba de acuerdo
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No le gustaba la elegancia formal del ballet clásico
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Le parecía feo y antinatural
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A los 18 años, Isadora gastó los últimos dólares que le quedaban
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para comprar un pasaje en un barco
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que transportaba ganado de América a Europa
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Estuvo en las grandes ciudades
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París, Berlín, Viena y Londres
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Actuó en los mejores escenarios
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y fundó escuelas de danza decididamente vanguardistas.
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En mis escuelas, anunció, no enseñaré a los niños a imitar mis movimientos, sino a hacer los suyos propios.
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Al bailar, Isadora usaba vaporosos vestidos blancos y largas bufandas, que flotaban detrás de ella.
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Quería que la tela hiciera resaltar y potenciara los movimientos de sus extremidades.
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Algunas personas lo consideraban indecente.
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Las mujeres no deberían de ser tan libres y descaradas, decían.
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Pero a Isadora no le importaba. Se describía a sí misma como una bailarina del futuro, la inteligencia más alta en el cuerpo más libre.
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- Cp vicenteferrer getafe
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- Dominio público
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- Fecha:
- 23 de abril de 2020 - 14:04
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- Público
- Centro:
- CP INF-PRI VICENTE FERRER
- Duración:
- 05′ 26″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
- Resolución:
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