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La argumentación. Los textos argumentativos (segundo ciclo) - Contenido educativo
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Panorámica de la argumentación lingüística y los rasgos generales de este tipo de textos.
Hola, muy buenas, soy Aristóteles y en esta videopresentación vamos a hablar de la argumentación y los textos argumentativos. Comencemos.
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Bueno, en primer lugar tenemos que ver qué es un texto argumentativo y ahí tienes una definición.
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Son textos, ya sea orales o escritos, cuya finalidad básica es defender una opinión sobre un tema que se plantea.
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Y para defender esa opinión, pues aporto una serie de motivos, de razones, que a la vez tienen también como objetivo invalidar las razones
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que pueda aportar alguien que defienda una postura contraria sobre ese tema.
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Veamos ahora algunos ejemplos de textos argumentativos.
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Evidentemente, las reclamaciones.
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En las instancias y solicitudes a la administración normalmente hay que argumentar los motivos por los que pedimos algo.
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En los debates, pues evidentemente.
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También en los artículos de opinión y en los editoriales de los periódicos o en las cartas al director,
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donde los lectores opinan sobre determinados temas de actualidad.
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En los ensayos humanísticos, en las cartas de presentación de un currículum vitae en informes y estudios
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o, importantísimo, en la publicidad, cuya finalidad básica es convencernos de que compremos determinados productos.
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Veamos ahora los elementos que aparecen en cualquier texto argumentativo.
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Vamos a tener un tema que es el objeto de debate o de discusión.
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Por ejemplo, las medidas adoptadas por el gobierno para contener la pandemia de COVID-19.
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Luego vamos a tener una tesis, que es nuestra opinión, la postura que nosotros vamos a defender.
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Tenéis un ejemplo. En mi opinión, las medidas han sido...
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Y, bueno, pues evidentemente la opinión que yo tenga. Hay que enunciarla.
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Y por último vamos a tener una serie de razones, una serie de argumentos para sustentar nuestra opinión.
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Y ya hemos dicho que para invalidar las opiniones contrarias.
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Veamos ahora la estructura de un texto argumentativo.
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Aunque luego esto se puede ordenar de distintas maneras, generalmente vamos a tener tres partes bien diferenciadas.
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Vamos a tener una introducción, donde vamos a plantear el tema y donde vamos a realizar un breve panorama sobre ese tema.
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vamos a tener un cuerpo argumentativo donde vamos a poner nuestra tesis
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y donde vamos a aportar los argumentos y los contraargumentos
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y por último vamos a tener una conclusión donde vamos a hacer una recapitulación
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es decir, un breve repaso de los argumentos más sólidos
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y volvemos a defender nuestra tesis con otras palabras
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es lo que se llama reformular
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Muy bien, hablemos ahora de las diferencias entre argumentar y persuadir.
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Cuando argumentamos estamos apelando a la razón, al cerebro, y entonces utilizamos argumentos racionales y argumentos lógicos.
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Por el contrario, cuando persuadimos estamos apelando a los sentimientos y entonces vamos a utilizar argumentos emotivos y sentimentales.
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Y cada uno de ellos tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Y al final se trata de una cuestión de equilibrio y una cuestión de solidez y eficacia. Y tenemos que ver el contexto, porque a lo mejor en determinados contextos es más necesaria la persuasión y en otros es más necesaria la argumentación.
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Veamos algún ejemplo. Fijaos. Si yo te recomiendo o te digo que si no lees los periódicos no podrás informarte de los acontecimientos actuales, pues estoy intentando convencerte con argumentos dirigidos a la razón.
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Parece lógico pensar que cuanto mayor información tiene uno, mejor va a poder tomar las decisiones adecuadas a cada situación.
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Por ejemplo, si viniera una crisis económica y yo soy consciente de que esa crisis está en ciernes, pues probablemente tome la decisión de ahorrar o no gastarme mis ahorros en cosas innecesarias.
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Ese argumento lo podríamos considerar objetivo y podemos pensar que tiene un grado alto de solidez.
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Pero yo podría defender la misma tesis, la misma postura, y en lugar de apelar al cerebro, podría apelar a los sentimientos.
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Y podría decir que si no lees los periódicos, pues no tendrías tema de conversación con la gente.
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¿Problemas de este argumento? Bueno, pues que es más subjetivo.
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Y entonces, bueno, pues habrá gente a la que no tener tema de conversación con otra persona le dé exactamente igual.
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Puede ser que sea más inmediato, porque al final yo estoy apelando a los sentimientos, es decir, a los sentimientos de al miedo al rechazo o a la soledad o al miedo al aislamiento.
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Y eso en un principio puede ser más efectivo, pero luego los argumentos sentimentales, si uno los examina, a veces tienen menos solidez.
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porque al final nos estamos enfocando en conmover, no en convencer.
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Vale, examinemos ahora qué tipos de argumentos hay en función del objetivo que yo quiero lograr con ellos.
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Pues podemos tener argumentos para atacar, para defender y para emboscar.
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Veamos, los argumentos de apoyo son aquellos argumentos que sirven para sustentar mi opinión, por eso decimos lo de atacar.
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Por el contrario, los contraargumentos sirven para dos cosas. Para atacar los argumentos de la parte contraria y para defendernos de los argumentos de la parte contraria.
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Hay de dos tipos. Podemos hablar de refutaciones y de concesiones. Una refutación es cuando invalidamos totalmente, rechazamos al 100% los argumentos de la parte contraria.
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Pero a veces es más inteligente adoptar otra táctica y entonces podemos utilizar las concesiones. En las concesiones aceptamos parcialmente un argumento para a continuación contraargumentar.
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Y una fórmula muy habitual es, es cierto que aceptamos el argumento de la parte contraria, sin embargo, y ahí introducimos nuestro contraargumento y machacamos, digamos que un poco, a traición. Así que empiezo a utilizar las concesiones que son muy útiles.
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Bueno, ahora toca distinguir entre un argumento y una falacia
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Y hay que tener cuidado porque a veces nos intentan colar gato por libre
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Y si uno no está atento, pues al final lo terminan manipulando
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Ahí tenéis la definición de un argumento
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Un argumento es la expresión oral o escrita de un razonamiento
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Mediante el cual se intenta aprobar, refutar o justificar una proposición o una tesis
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Y sus cualidades básicas son la consistencia, como ya hemos visto, y la coherencia
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es decir, que no entre en contradicción ni con la realidad ni con otros argumentos previos.
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Por el contrario, una falacia es un argumento que, aunque al principio parece que es válido
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desde el punto de vista lógico, si uno lo examina con detenimiento se da cuenta de que no lo es
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y que muchas veces es una manipulación, a veces intencionada, a veces sin intención.
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Pero hay que tener cuidado.
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Muchas falacias en realidad son deformaciones de argumentos,
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Es decir, argumentos mal utilizados, utilizados de forma torticera.
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Veamos algunos ejemplos de argumentos.
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Bueno, el primero que vamos a ver es el argumento de autoridad.
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Con el argumento de autoridad citamos a un especialista, a un intelectual, a una organización,
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a alguien que tenga prestigio socialmente reconocido en el asunto del que se está discutiendo.
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De tal forma que nuestro argumento adquiere la solidez de esa autoridad.
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Otro argumento es el argumento de ejemplificación.
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En él utilizamos datos y ejemplos concretos que apoyen nuestro argumento.
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Evidentemente, cuanta mayor calidad tengan los datos que aportamos,
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es decir, fuentes probadas y fiables, mayor solidez tendrá nuestro argumento.
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Hay que tener cuidado porque a veces nos intentan colar datos que no tienen calidad,
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de fuentes sin contrastar, etc.
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Así que son importantísimas las fuentes de esos datos.
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Otros argumentos son los argumentos de tipo lógico, causa-efecto o causa-consecuencia.
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Mediante estos argumentos establecemos una relación lógica entre dos hechos, entre dos ideas o entre dos elementos.
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Algo parecido sucede con la analogía.
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En una analogía comparamos dos situaciones o dos casos que son distintos pero que vemos que tienen algo en común.
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Entonces deducimos que lo que es válido para uno de las situaciones se puede aplicar al otro caso.
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Muy parecido también es la generalización.
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Generalizamos a partir de un caso particular, de un caso concreto,
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deducimos un razonamiento que se puede aplicar a cualquier otro caso del mismo tipo.
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El argumento de la mayoría o de cantidad alude a lo que la mayoría cree para defender una postura.
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Normalmente es la apelación al sentido común, al buen juicio
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Se presupone que lo que todo el mundo acepta suele ser válido
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Aunque vamos a ver luego en las falacias que no tiene por qué ser así
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Un argumento también muy usado es el argumento ético
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Con él apelamos a valores éticos que tienen en común toda la sociedad
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La justicia, la libertad, la empatía
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Un argumento muy utilizado en publicidad, por ejemplo, es el argumento hedonista
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Apelamos a lo que nos proporciona placer, bienestar.
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Suele tener poca consistencia si uno lo examina desde el punto de vista racional,
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pero a la hora de persuadir, como desata una pulsión, pues suele ser muy utilizado, como ya he dicho en publicidad.
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Veamos ahora los tipos de falacia.
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Como ya dijimos, muchas falacias son en realidad argumentos mal usados.
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Empecemos por el argumento ad ignorantia. Muchos también tienen nombres con expresiones latinas.
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Básicamente consiste en que yo, mi argumento es que si no se puede demostrar la no existencia de algo, entonces hay que aceptar su existencia.
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Y eso no tiene por qué ser así. Ahí tenéis un ejemplo en la viñeta.
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La falacia ad hominem consiste básicamente en invalidar el emisor de los argumentos antes que los argumentos.
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Ahí tenéis un ejemplo en la viñeta.
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Otro ejemplo podría ser que si uno no es pobre, no puede defender la erradicación de la pobreza en el mundo, porque no está viviendo esa situación.
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Entonces, básicamente intentamos descalificar al emisor de los argumentos en lugar de intentar invalidar los argumentos que ese emisor ha lanzado.
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Otra falacia es el argumento advercundiam, que es la falacia de autoridad.
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La falacia no siempre tiene por qué defender cosas que sean lógicas.
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Por ejemplo, en la viñeta, evidentemente, este dermatólogo, por muy dermatólogo que sea, no puede defender lo que está defendiendo.
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Una falacia muy utilizada por desgracia y a la que hay que estar muy atento es la falacia del falso oidema.
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Ahí tenéis la definición.
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Ante un problema se plantean como únicas opciones válidas los dos extremos,
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obligándonos a tener que elegir uno de los dos extremos y posicionándonos totalmente enfrentados al otro,
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sin tener en cuenta que en una postura o entre dos posturas distintas puede haber un montón de matices intermedios
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que se pueden examinar de forma crítica.
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Muy utilizado a la hora de hacer demagogia. Hay que estar muy atentos con esta falacia.
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Y por último, vamos a hablar del argumento expópulo. La falacia de la mayoría. Es la deformación del argumento de la mayoría.
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Un argumento básicamente se toma por cierto porque muchas personas creen en él.
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Y en la viñeta tenéis el ejemplo clásico, ¿no?
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Durante muchísimos cientos y miles de años la gente creyó que la Tierra era plana.
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Pero esa creencia, por muy mayoritaria que fuera, porque lo creyera todo el mundo, no la convierte en verdadera.
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La Tierra ha sido redonda desde su creación. De igual lo que creyera la mayoría al respecto.
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Y vamos a terminar esta videopresentación hablando de los rasgos lingüísticos.
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Ahí tenéis los cinco más importantes.
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Lo primero es la implicación del emisor. ¿Dónde vamos a ver esa implicación del emisor?
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Pues en el uso de la primera persona, tanto del singular como del plural.
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Lo que se llama plural inclusivo. Pensamos, creemos, aunque sea mi postura, pero yo uso un plural para, digamos, incluir a los demás y acercarlos a mi postura.
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Lo mismo con el uso de posesivos y también en el uso de adjetivos valorativos que expresan la opinión, la valoración que de una realidad hace el emisor.
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Son adjetivos subjetivos, hay que tener cuidado. No podemos pensar que son informaciones objetivas porque reflejan básicamente el punto de vista del emisor.
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Algunos ejemplos podrían ser estas fórmulas, creo que, en mi opinión, bajo mi punto de vista, o, ahí tenéis un adjetivo valorativo, nos parece especialmente grave, además, modificado o cuantificado con un adverbio.
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Otro rasgo lingüístico son las apelaciones al receptor
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Básicamente la segunda persona, da igual que sea de cortesía, es decir, utilizándole usted
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O de cercanía, y da igual que sea en singular o en plural
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Fórmulas como por ejemplo, estaréis de acuerdo conmigo en que
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Otro rasgo lingüístico es el uso de enlaces y conectores
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Ya vimos que los conectores sirven para organizar las ideas
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Es decir, son, digamos, los mimbres o los cimientos con los que construimos las relaciones lógicas de las ideas y, por tanto, son muy importantes los conectores de causa, de consecuencia, los que sirven para ejemplificar o introducir explicaciones, los organizadores del discurso o los recapituladores.
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Algunos ejemplos tenéis ahí.
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Evidentemente hay que tener en cuenta el registro, el registro, el nivel del debate o discusión.
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Por ejemplo, si estamos en un debate coloquial, probablemente no vamos a utilizar en resumen o en suma,
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diremos total que, pero total que no deja de ser un conector de recapitulación.
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También es muy importante el uso de ejemplos y comparaciones,
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y ya vimos que había varios argumentos que se basaban en esto,
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como la analogía o el argumento de ejemplificación. Y ya dijimos en su momento que lo importante
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era aportar datos de calidad con fuentes fiables. Y por último, importantísimo, el empleo
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de citas. Las citas sirven para incorporar opiniones de expertos, por ejemplo en el argumento
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de autoridad, datos en el argumento de ejemplificación o declaraciones o para citar los argumentos
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de mi rival en el debate para poder luego contraargumentar. Bueno, y con esto hemos
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terminado este breve panorama por la argumentación. Muchas gracias si tienes
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alguna pregunta o alguna duda. Por lo demás, un saludo. ¡Hasta pronto!
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- 19 de abril de 2020 - 23:54
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- IES LEON FELIPE
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