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LEAMOS JUNTOS 22 - Contenido educativo
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Hola, buenos días a todos. En primer lugar, bienvenidos a San Agustín de Guadalix y dar las gracias a la Comunidad de Cultura y al Ayuntamiento por cedernos este espacio tan estupendo para celebrar este acto que estos cinco años ha organizado la CEPA Las Atagallas
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y dar las gracias a Elisa Montoya, su directora, a la jefa de estudios Alicia Miranda
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y bueno, a todos los directores, profesores de lengua, profesores en general y profesoras por supuesto
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que han participado en el concurso y a los alumnos, vamos, esos son los principales protagonistas
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que son los mejores y esperemos que lo hagan bien.
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Dar las gracias a don Gonzalo Ferrero, jefe de la Unidad Técnica de Adultos de la Dirección General, que está con nosotros, a Beatriz Rodríguez, asesora de adultos de la Edad Norte, y bueno, comentaros una última cosita.
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En esta ocasión el concurso va a dar un homenaje a Almudena Grandes
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que es una escritora recientemente fallecida
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Vamos a leer una de sus obras, el Vocabulario de los Balcones
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y para todos los que sois lectores, que sois todos buenos lectores
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os recomiendo que leáis las obras de Almudena Grandes
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y de todos los escritores españoles e internacionales
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Leer es un privilegio y es algo que hay que promocionar y que es estupendo. Muchas gracias a todos.
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Hola, buenos días, soy Elisa Montoya, soy la directora de la mascarilla del CEPA Talayas y vengo a explicar el funcionamiento del concurso de la forma más breve posible
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porque nuestra presentadora es una presentadora de lujo, que es Estíbala Cipáñez,
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el segundo regreso de San Agustín de Guadalix. Un aplauso, por favor.
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Este concurso empieza en 2017 con la idea de hermanar aquellos centros que imparten secundaria
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en el área de actuación del CEPA, que en ese momento era el CEPA Emular y ahora es el CEPA Atalaya,
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que es un centro comarcal que también parte secundaria, aparte de otras enseñanzas.
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Y la verdad es que en estos cinco o seis años, es verdad que está la quinta edición,
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pero realmente en el año 2020 hubo que suspenderlo por la pandemia.
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Hemos hecho un grupo, hemos hecho un grupo muy agradable y hemos cumplido el objetivo
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que era hermanarnos, conocernos, porque CEPA parece que siempre es el centro que está por ahí arriba,
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que también se sabe qué es, y a nosotros nos interesaba que el instituto supiera que aquellos chicos o chicas
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que van al CEPA van a estar encantados, que van a aprender y que van a conseguir sus objetivos.
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Y además no gusta leer y no gusta la literatura, entonces ya estaba en un completo.
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El concurso funciona de la siguiente manera, hay dos partes, una parte de narrativa y una parte de poesía.
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La parte narrativa, como ha dicho Vicky, es una lectura continuada de un relato. En este curso hemos escogido un relato para poderlo leer totalmente y que cada alumno va a leer durante un minuto.
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A partir del minuto, tocamos la campanilla de plata de la abuela y leerá el siguiente concursante.
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una vez que hemos leído la parte narrativa
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pasaremos a la parte de poesía
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¿por qué orden? tenemos numerados
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los centros, que son 8
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por orden alfabético
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pero claro, si ponemos el orden alfabético
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el 1 es el Ansar
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el 2 Tepacalayas, el 3 Cortes de Cádiz
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igual, estoy hablando de memoria
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el 4 es el Gustavo Alfo Becker
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el 5 es el Félix Martina García
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el 6 es
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el 10
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Sarancina Monariz, 7
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Villa de Coveña y 8
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Sansueña, ¿no? El 7 es Sansueña
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va antes de Villa de Coveña
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porque además el C de Sansueña
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se incorpora por primera vez al concurso y estamos
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muy ilusionados
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están numerados
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pero no va a empezar al SAT
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sino que haremos un pequeño concurso
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con la mano inocente, sacaremos un
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papelito, si sale el
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3, pues se empezará a leer
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el 10 con T de Cádiz
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y así sucesivamente, y el último sería en ese caso
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el 2, que es el CEPA Carayas.
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Por tanto, de momento no sabemos si nos va a tocar
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el principio, la mitad,
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o el final, ahora lo sabemos.
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Cuando llegue a la parte de la
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modalidad A, nos salimos de primer y segundo
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de la ESO y enseñanzas iniciales
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del CEPA Carayas, el primer y segundo
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de los IES y de los PACE,
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y luego la modalidad B, que son los chicos y chicas
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del tercero y cuarto de los IES y de los PACE,
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y los alumnos de secundaria
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del CEPA Carayas.
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Una vez que ha leído la parte narrativa, pasamos
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a la parte de poesía, con el mismo orden, de los centros, pero cada alumno o alumna
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ha escogido cinco poemas, pero no sabe qué poema le va a tocar. Eso va a ser un segundo
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sorteo, tenemos la cajita más pequeña, de 1 a 5, la mano inocente, saca, entonces pongamos
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un ejemplo que el alumno de Villa Ecobeña tiene cinco, le toca, y le toca el número
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tres y tiene que leer su poema
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número tres.
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Cuando acabe
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la parte de poesía,
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dejaremos al jurado, que normalmente
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lo suele tener bastante difícil,
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y que le llegue,
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mientras tanto va a haber una pieza de música,
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un pequeño receso con un pequeño
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piscolamis, y luego ya regresamos
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para el salido del jurado,
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y entera de premios y detalles
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y de experiencia. Además, contamos
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con un poeta
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que además es compañero nuestro
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de Lili Salsar, que además ya es un poeta bastante consagrado, que ha publicado bastantes
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libros y que ha querido estar de jurado en esta ocasión. Armando, si te parece, tienes
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donde estar haciendo palabras, que nos va a leer un poema para abrir el acto. Después
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de la lectura de Armando, ya le damos paso a nuestra presentadora, que es Estimado.
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El profesorado es un profesor de cada centro de lengua de literatura.
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En los noventa y los treinta es súper difícil.
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Buenos días a todos y a todas.
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Gracias a todos por haber venido también.
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Yo quería leeros un poema.
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Como aquí estamos en el ámbito de la educación, pues os quiero leer un poema que tiene que ver con eso,
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con el mundo de la educación, con el mundo del aprendizaje y con lo pequeño,
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con lo pequeño que nosotros hacemos día a día, con cada clase concreta,
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con cada actividad concreta, con cada palabra concreta que nosotros decimos en los centros,
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pues se está haciendo el mundo.
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El poema se llama La escuelita.
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Tiene una cita de Jorge Villén, que es un poeta que a mí me gusta,
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de un poema llamado La afirmación humana, que dice unas palabras, tus esfuerzos tan
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enérgicamente diminutos de afirmación humana. El poema se llama La escuelita. Y en medio
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de toda la locura, la escuelita. Y en medio de toda la locura, en medio de los bonos basura,
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de la crisis de deuda, del déficit público, de politicaxtros y caciques financieros,
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en medio de armas capaces de destruir el planeta 150 veces,
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en medio, una escuelita de maestros y niños.
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¿Qué es eso? ¿Qué es? Despacito, con sentimiento.
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Os dejo con Estibaliz y Baní.
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Vamos con el sorteo de los puntos
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Vale, pues vamos a empezar con el colegio Faves Sansueña
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El primer concursante va a ser Robert Rarucano
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Su color favorito es el azul
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En su tiempo libre le gusta jugar al fútbol y quedar con sus amigos
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y le encanta pasar el tiempo con su familia y sus animales.
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Bien, pues ahora le damos paso a Roberto.
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No hay escalera sin barandilla, ni hortera sin zapatos de vejilla,
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solíamos decir en aquella época.
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Pero el campeón no era de bobinable extremamente tejida,
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con tiritas de cuero marrón, que estigmatizaban claramente sus empeines,
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sino el pesado repiqueteo de sus tacones,
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tap, tap, tap, tap, que acechaba mis pasos cuatro veces al día, todas las mañanas y
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todas las tardes, de casa al instituto, del instituto a casa y vuelta a empezar. De vez
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en cuando, mientras cambiaba de acera en cada cenáculo, para que, por lo menos, le costara
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trabajo seguirme, me preguntaba por qué se empeñaría él en llevar todos los días
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a clase aquellos zapatos de domingo, siempre impecables, tan lustrosos y brillantes, aunque
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sus posturas ya hubieran empezado a reventar. Él no necesitaba esos tacones, una base insólita
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para sus eternos pantalones de chandas de espuma azul, porque era un chico muy alto,
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pero aquel mínimo detalle no bastaba para convertir en un misterio el lugar acertijo
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de su existencia. No hay cuarto sin dolor.
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Bien, ahora vamos a ver un ejemplo de un instrumento que se llama leer.
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Sus asignaturas favoritas son tecnología y biología.
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Le encanta leer y no puede pasar un día entero sin escuchar música.
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Le gustan mucho los atardeceres y en un futuro le gustaría escribir un libro, viajar por todo el mundo
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y en su tiempo libre suele ver series o películas mientras dibuja.
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Su sueño es aprender a tocar un instrumento.
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Bien, pues ahora va a venir a leer un calcarrasco.
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No hay parto sin motor, ya se sabe, ni ortea sin transistor.
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Y él, naturalmente, solía llevar un transistor pegado a la oreja.
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El volumen atopio mientras me esperaba, emboscado en la esquina de mi casa.
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Algunas tardes, el eco melancólico, antiguo, de aquella canción que le gustaba tanto,
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me advertía de su presencia, angustiándome la sombra de su figura escurrida y triste.
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Tan larga y, sin embargo, tan extrañamente desamparada.
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Luego, sus zapones.
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Tap, tap, tap, tap.
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Ponían una nota de más en la dulzona salmovía de aquel amor terminal y desbarrado,
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que nos acompañaba.
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Eso da igual, ya nada importa.
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San Bernardo abajo, San Bernardo arriba.
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Todo tiene su fili, fili, fili.
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Como una profecía incapaz de cumplirse.
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No sé cómo le aguantas, me decía mi prima antes,
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que por aquel entonces ya había conseguido
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que todas sus amistades se llamaran
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a la criatura madrileña
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que le encontraba muy fiel
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vale, ahora vamos con el siguiente de colegio
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que va a ser
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Villa de Covello
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así que damos paso a Carlos Marotón
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es que es lo que le faltaba ya al tío
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que le gusten los nuevos
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Yo asentía en silencio y a veces, sin darme cuenta del todo,
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taradeaba aquella impana sin mover los labios.
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Siento que ya llegó la hora, que dentro de un momento te alejarás de mí,
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porque yo no había nacido en un pueblo de Jaén como ella,
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sino en el de Mirabrosa, paradigma de las clínicas castizas,
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puro chamberí, y por eso se podía permitirme ciertas debilidades arabescas
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que jamás me atrevería a confesar en voz alta.
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Y sin embargo, Angelita tenía razón.
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Por muy de pueblo que fuera, el macarrón, como solían llamarme mis hermanos,
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no tanto por sus características físicas como la solidez de sus perversidades estéticas,
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era un pedazo de ortera, punto final.
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Nunca llegué a cruzar una sola palabra con él, ni siquiera sabía cómo se llamaba.
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A ver...
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Bien, pues ahora vamos con la segunda de este colegio. Rocío Hidalgo, por favor.
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Atención, seguro, tu actitud no aventuraba mi vida. Todo lo más, Dionisio, no lo dudes.
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Ni podría ahora reconstruir el momento exacto en el que mis hombros empezaron a causar el peso de sus ojos.
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Esa mirada sólida, compacta como un espejo animado, turbio y caliente en frente al que me vi cumplir.
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luego 14, y luego 15, y 16 años. No era del barrio, eso sí lo sabía, y que vivía en
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Valladolid, en Valladolid, una estación de metro que estaba muy lejos, por Tetuán, más
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o menos, pero cuya reputación era lo suficientemente conocida como para que mi madre se sintiera
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satisfecha de no haberse movido en toda su vida de las importantes calles andinas. Mira,
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¡Mira, mira! Solía ir a las vistas en el balcón, obligándoles a torcer la cabeza hasta aportar un ángulo inverosímil, mientras señalaba lo lejos con el pincel.
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Eso que se ve ahí es la cúpula de la Unión y el Fénix.
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Pasamos ahora a otro instituto, y es al salto. Van a salir Marco Máximo y Yago García.
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Pero seguimos casi en la gran vía, lo que yo te digo. Ella podía hartarse de decir lo que quisiera, pero, por supuesto, no vivíamos en la gran vía, sino en un barrio antiguo y pequeño, muchos conventos y casas sin porteo, sin ascensor, sin calefacción central y con más de un siglo a cuestas, una parcela del centro de Madrid.
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No viciado para algunos, Malasaña para otros, San Bernardo, Conde Duque o hasta Riegue para los taxistas.
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Que ni siquiera hoy tiene un nombre definido.
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Allí se había criado mi padre y allí se había criado mi madre.
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Allí se conocieron y se miraron, se gustaron y se hicieron novios.
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Allí mismo, en la iglesia de las Comendadoras, se pasaron.
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Y al girar a un piso grande y estar talado, los pechos abombados por el peso del canicio viejo, resejo, y un suro bailarín de baldosines pequeños, blancos y...
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Una casa que yo ya no conocí, porque mamá sucumbió a la fiebre de las reformas antes de que yo me rindiera al uso de razón.
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El pasillo, edificio en varios segmentos, educativamente absurdos, seguía siendo eterno y a costo. Eso sí, dormitorio, que conservaba el airoso nombre del gabinete, era en realidad un minúsculo cuarto ciego, pero eso no significaba que hubiera dejado de haber ricos y pobres. Pues no faltaba otro escándalo. Hasta ahí podíamos llegar.
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¿Valdea Cederas?
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Mi madre se me dio aparatos a mi pequeño.
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¡Uf! Eso es un barrio malísimo.
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Medio de chabolas o así.
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¿Valde qué?
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Decía mi abuela, que no sabía estar callada.
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Eso no es Madrid.
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No poco, abuela.
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Pero si hay hasta un metro.
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Metro, metro.
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Claro, que habrá un metro.
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Si ahora debe llegar hasta Toledo, ya te digo.
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Ahora vamos a pasar al Tepa Carayas.
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Con los concursantes Elena Sanz y María Ángeles Blas.
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Para la señora Camila, como la llamaban en el barrio, Madrid sería estando restringido a los estrictos límites de la ciudad donde transcurrió su juventud,
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inundando a los sumo mentas y por la plaza de toros, que si no, para ella es lo mismo que Segovia.
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Era mejor no llevarla a la contraria, porque a la mínima oportunidad te volví a contar
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cómo le hicieron mis chandelí por aflamación en el año 1932,
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cómo le pusieron sobre su pecho una banda verde con letras doradas,
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cómo llegó por la noche con ella a la caverna de su padre
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y cómo mi bisabuela le arrebató un bofetón por gris que le dejó con los dedos marcados en la cara durante una semana.
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Así que me callé y nunca volví a preguntar por ese desgarbado y sigiloso espectro que parecía vivir solamente para mirarme.
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Fue el paso del tiempo y con chita la panadera que compensaron mi perfección.
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El paso del tiempo y conchita a la panadera
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Decompensaron mi paciencia a la ligón
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Consintiéndome a averiguar algunas cosas
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El matarrón era el nieto de la señora Fidela
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Una anciana bronca y robusta
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Muy descarada y peor hablada
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Que vivía en Montserrat, esquina con recuerdo
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A dos pasos de mi casa
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Su marido, un hombrecito convenientemente insignificante y a quien, por supuesto, nadie conocía por su nombre de pila,
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en mi barrio, ese parecía un privilegio exclusivo de las mujeres, y el señor fulano nunca era tal, sino el marido de la señora fulana.
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Había trabajado toda su vida como vedel en el Cardenal Cisneros
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Y así debía haber conseguido una plaza en el Instituto de la Calle de los Reyes
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Para un alumno que vivía tan disparatamente lejos
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Yo, que asentía
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Bien, ahora pasamos con el 10 Cortes de Cádiz
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Donde van a salir los concursantes Rodrigo Morgado y Diego Cisneros
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Yo, que asistía al loco de Vega porque no me quedaba más remedio, estaba a punto de descubrir el valor de aquellos ojos
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que tal vez me concedieran el privilegio de existir en lugar de nutrirse con ventaja de mi existencia.
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Cuando Angelita hizo un descubrimiento mucho más aparatoso, una auténtica hazaña que la convertiría definitivamente en Angelines.
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En el instante en que atravesé el umbral de Topaz, sentí más bien que ingresaba de golpe en otro mundo.
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Aquella discoteca lujosísima, cristales ahumados hasta en el cuarto de baño,
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grandes espejos con marcos dorados en los pasillos, sofás profundos como camas de matrimonio,
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ambientes muy mal iluminados y, profundamente, camareros con esmoqui.
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Detalle que no tengo más remedio que calificar como la pera limonera de lo que yo entendía entonces por distinción
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No tenía nada en común con los varetos del distrito centro que hasta aquel momento habían jalonado
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como las estaciones de un viacrucis el lento peregrinar de las horas por las tardes de mis sábados
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Claro que Angelines y yo tampoco teníamos mucho en común con la selecta ganadería de Chamartín de la Rosa,
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que pastaba en aquel local.
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Recuerdo todavía aquella desazón, fruto de una incomodísima sensación de impropiedad
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que hormigueaba en mis tobillos como una plaga.
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La infección de vergüenza que amenazaba con delatarme a cada paso
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mientras buscaba un sitio que me correspondiera.
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Un lugar donde mi aspecto no desentonara entre tanta chica rubia con culo de espingón,
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con aspecto embutido en vaqueros de importación y miles de suertijas de plata en cada mano,
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y tanto tío gigantesco de pelo endominado, infundado en placer azul marino con botones dorados y provistos de sus correspondientes anclas.
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La moda no ha olvidado.
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Bien, pasamos ahora con el 10 de Salvador Fueger, con los concursantes Eva de la Torre y Manuel Fulcín.
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La moda náutica, que llegaría a avanzar algunos años después en esta ciudad tan radicalmente ajena a todos los mares,
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aún no superaba el rango de una sombra y amenaza.
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Pero yo no distinguía un nudo marinero del lazo de un zapato.
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Y eso era una tragedia, sólo comparable al miserable aspecto de los lores,
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que mi madre insistía en comprarme por aquel entonces.
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Los pijos, sin embargo, parecían genéticamente predispuestos a reconocer un culo de espínua,
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incluso en condiciones tan indeseables
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porque no pasó mucho tiempo
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de que se me acercara el primero
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más feo que yo, más bajo que yo
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más gordo que yo
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mucho más tonto que yo
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pero que sin embargo
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tenía un amigo que conocía al primo de otros días
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que estaba muy bueno
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uno rubio que llevaba siempre camiseta de algodón
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de colores muy vivos
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con el cuello blanco y un número en la espalda
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que al final resultó que eran de afuera
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se llamaba Nacho
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que estudiaba en Icabe y tenía 19 años.
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Estudiaba en Icabe y tenía 19 años,
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con fiesta flamante, con muchos extras y pintura gris metalizada,
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aparte de la estupenda costumbre de pagarme todos los guintones que se me antojaban entre morro y huerdo,
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que era como entonces llamábamos a los besos.
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Cuando empezamos a salir juntos, la primera cosa que me enseñó
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fue que topar era una auténtica utilidad del sitio.
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No está mal para ir a la ciudad y eso, hay muchas tías,
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pero vamos, el ambiente es más de campo que las anápolas.
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Entonces empecé a ir a tomar copas a un bar que estaba muy cerca,
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en los sótanos de Orense,
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y que sin embargo se parecían los antros más vulgares de mi barrio
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con una gota de agua, puede llegar a parecerse a otra.
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Era un local muy pequeño, con un par de mesas y una barra siempre tan agarrotada que la mayor parte de los clientes se tomaba la ropa afuera.
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Continuando con el concurso, vamos ahora con el 6 Martín Álvarez.
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Vamos con las concursantes Paula Araneda y Virginia González.
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No tenía nombre. Un lúgubre pasillo subterráneo de paredes de cemento.
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Pero a todo el mundo lo llamaba Pichurri, como el jugador de rugby que lo había montado
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Y no tardé mucho en inventarme razones suficientes para cimentar su fama de local selecto
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Y fue precisamente allí, en el agudo vértice de mi postura, donde se descadenó lo inevitable
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Te advierto que ese tío ya está empezando a tocarme los cojones
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Yo fingía no darme cuenta de nada, acatando la norma que obedecía invariablemente desde que comprendí que, por mucho que dejara atrás mi barrio, nunca lograría desprenderme de su sombra.
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Pero a mi lado, Angelina se retorcía las manos con tanta saña como si pretendiera desollárselas.
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Y aunque sentí la tentación de intervenir, de imponer por un...
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por una vez mi cuerpo y mi voluntad
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en el transparente curso de los acontecimientos
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el sonido común me dijo
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que Nacho tenía razón
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que ya estaba bien
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todas las tardes lo mismo
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la misteriosa aparición de esa figura solitaria
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de la que nunca fui capaz de descistar
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al recuerdo
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me dijo que buscaba un par de
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en el piso de todas las esquinas
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los abrazos colgando
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los hombros hundidos, la cabeza gacha
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una impecable máscara de fragilidad
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para unos ojos que no cambiaban nunca. Ojos duros, como rocas, hondos como pozos,
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relucientes y tirantes como dos cuchillos. ¿Qué miras tú, eh, gilipollas?
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¿Se puede saber qué miras tú? Pues te vas a llevar dos hostias, mira por donde.
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Me escondí en el baño para no ser testigo de la masaje.
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Para finalizar con el módulo, con la modalidad A, de primera y segunda de la ESO,
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vamos a terminar con el IES en la búsqueda de Guadalajara.
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Pondí en el baño para no ser testigo de la masacre, pero antes de llegar mis oídos registraron ya el eco de un par de puñetazos
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y una queja de un cerdo en un matadero, mientras el macarrón, con una ceja abierta, manando sangre por la nariz, echaba a correr por los sótanos de azo.
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Sin aforno el registro, un golpe aplazado, se dio vuelta y me miró
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Yo alcancé a recoger su última mirada
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Y me entraron unas ganas tremendas de llorar
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Aquella noche no hubo despedida
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Porque me sentí incapaz de besar el ancho, de tocarlo
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De responder la más leve roce de sus dedos
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No le dije nada porque sabía que no lo entendería
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Yo tampoco lo entendía, pero le dejé al día siguiente, de todas formas.
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Un par de meses más.
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Un par de meses más tarde conocí a mi segundo novio, que se llamaba Borja,
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y tenía un verero atracado en Mallorca, y una intensa predilección por las terrazas de por fuera,
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en una de las cuales me tropecé con Charly, que había dejado de estudiar para montar un gimnasio,
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y él me presentó a su primo Jacobo, cuyo padre, eterno pretendiente a la presidencia de Real Madrid,
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me invitó a veranear un año en la inmensa mansión que poseía a orillas del Cantábrico,
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en una playa espléndida, blanca y desierta, donde no me atrevía a bañarme ni una sola vez,
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en todo el mes porque la temperatura del agua amolataba los dedos de los pies.
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Aunque eso no debía importarme, porque veranear en el Mediterráneo, por lo visto,
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también era una paletada con la única excepción de las baleares, que tenían un pase.
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No me casé con Jacopo, ni con Charlie, ni con Jorge, ni con Borja, ni con Nacho
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Pero estuve a punto de casarme con Miguel
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Creo que lo habría hecho si no hubiera tardado tanto en llevarme a casa de sus padres
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Diplomático de carrera con señora
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Pero lo que sentía con un respeto que me hallaba abiertamente en el temor
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Desentrado con similar intensidad en el carácter de un hombre
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Para empezar con la moda del arte, vamos con el 6 Villa de Coveña, con Amaya Cargo y Azahara Pavilla.
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Un hombre de casi 30 años. Yo, mientras tanto, estudiaba químicas y al despecho del entusiasmo de mi madre,
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que ya me veía de blanco en los crónimos, sentía que cada mañana al levantarse me parecía un poco más a mi abuela
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e iba comprimiendo lentamente que todas aquellas familias alineadas, que casi siempre venían de Santander,
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eran en el fondo tan de provincia como angelitas, que había terminado por echarse un novio estupendo en la Alcalá de la Real
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y contemplaba sin horror alguna posibilidad de irse a vivir una temporada al vuelo de su madre.
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Como me hiciera con su padre tantos años antes, pesa los negatinos, abuelos, que me dio la mía cuando se me liberó.
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Pero, ¿cuándo vas por allí?
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Pero, ¿cuándo vas por allí?
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¿No se te queda pequeño?
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Yo pregunto una vez.
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Pues no sé, me contestó.
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Total, no salgo de la cama.
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Ya sabrás, insistí.
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Y entonces tendrás que soportar el chismorreo y las vecinas.
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Y que si te vas con las demás aerocortas...
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Pues a mí que tú, me contó.
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En esa organización de la vaca,
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todo el santo ya voló a coger más y más aerocortas y más.
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Y cuánto gana tu marido, y cuánto gana el mío.
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Y que si partidos después, y que si al gimnasio come enganita.
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y el teléfono del bañista de las fiestas de Berlín, para no quedar peor que Pituca, que contrató a un mago.
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Además, cuando yo me pase, pues vemos si nos venimos.
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Pero tú, ¿a dónde vas a venir tú después de la vaca?
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Y eso hoy, que me siento generosa, y paso por el tributario del Comunitario.
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Eso era verdad, y casi todo lo demás también.
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Miguel se negaba a vivir...
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Ahora, pasamos ahora al IES Alzar, con Eduardo Iberas y Vera Martínez.
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Miguel se negaba a vivir en la ciudad.
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porque llamaba tanto a una intolerable amalgama de urbanizaciones de medio pelo con pretensiones.
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Y a mí ya no me daba vergüenza no tener ninguna casa con jardín y paredes de hiedra,
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Ningún pueblecito marinero
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Ninguna de esa
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Ningún prado
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Ninguna playa a la que volver en vacaciones
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Y a cambio
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Como única raíz
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Solo un balcón
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Un minúsculo pañuelo de baldosas
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Al que sacar una banqueta
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En las noches de verano
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Para tomar el fresco
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Cambiando el sentir
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El olor a verano
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Para tomar el fresco
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cambiando el simpiterno olor a garbanzos cocidos que ascendía por el patio en las mañanas de invierno
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con los uniformes ecos del bullicio universal.
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Toda la ciudad abierta, maquillada de espumas y de luces,
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disfrazada repentinamente de jardín, como una inamarcable e inmensa terraza.
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No me había marchado aún y ya lo echaba todo de menos.
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Y sin embargo, no era solo el paisaje de mi vida lo que fallaba.
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Tardé mucho tiempo en comprender, en advertir, por qué caminaba con los hombros demasiado ligeros.
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¿Por qué sentía...
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Ahora vamos con el tema de la laia, con Luna Campo y Diego Freire.
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¿Por qué sentía como si mis pies no tuvieran peso?
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Como si ningún cuerpo fuera capaz de sentarlos en el suelo que pisaba.
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Todos mis actos me parecían soluciones provisionales, recomiendos anticipadamente insuficientes para un hundimiento inevitable, pero el suelo empezó a cruzar cuando no lo esperaba.
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Miguel conducía hacia la casa de sus padres, que por fin me habían invitado a cenar.
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Yo miraba por la ventanilla el monótono espectáculo de Capitán Ángel, las torres aceleradoras que subían a su destino.
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Iban a buscar, por las dos aceras, garajes jardines, paredes de transportables, garajes de nuevos ricos que ya no impresionaban, siempre lejos, cada vez más lejos.
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Un giro de izquierda me precipitó en una calle donde nunca había estado, pero me daba lo mismo, porque era igual que las demás.
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Y otra vez a la izquierda, y todavía más lejos, y más, y ahora despacio, porque buscábamos un sitio y no lo encontrábamos.
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Y todas las calles, todas las fachadas, todas las esquinas parecían iguales, pero de repente, en el enésimo giro,
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volteando una manzana de casas de lujo, me encontré en casa, un barrio distinto, viejo, con aire de pueblo viejo,
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que parecía haber flotado repentinamente de la tierra por un capricho del destino.
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Tiendas baratas, edificios y un par de pisos,
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músicas de rumba escapando por los balcones y señoras en baza comprando pan,
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y una boca de metro con un nombre familiar y doloroso.
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Cinco sílabas que estallaron como una pedrada entre mis dos cepas.
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«Para», dije entonces, «me bajo aquí».
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«Bueno, si quieres, mis padres viven justo detrás de esta esquina,
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en la otra mitad de la manzana. Espérame».
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«¿No me has entendido?», le expliqué abriendo la puerta del coche.
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No voy a ir a casa de tus padres, me vuelvo en metro
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Pisé la acera con fuerza y sentí el cemento en las plantas de los pies
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Y una emoción extraña como si la descubriera en su vida
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Pasamos ahora a Jers Cortes de Cali
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Con Ángel Cabestrero y Nicolás Romero
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Como si la descubriera en su vida y con la acera cuando estaras
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Ella me hubiera desvelado la clave de mi única vida
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Y solo entonces me incliné hacia adelante
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Para despedirme desde la mitad de ellos
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Tú no me miras, Miguel, en este espacio
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Aunque sabía de sobra que no me entendería, porque no sabía mirarme.
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Luego la estación de baldecederas cerró sus brazos sobre mí, como suelo ser al cerrarse los brazos de una madre.
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Nunca se me han dado bien las rebajas.
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Recuerdo perfectamente que mientras la escalera mecánica trabajaba por mis piernas,
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iba pensando en eso, en mi incapacidad para revolver en los expositores y encontrar una banda.
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Y recuerdo también que la vi antes a ella.
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Me estaba prometiendo a mí misma que jamás volvería a caer.
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en la trampa. Nunca más haría cola ante un probador. Cuando me fijé en una chica
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morena que llevaba el pelo recogido en una trenza larga y espesa, como la que llevaba
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yo cuando era niño, y luego, entre la tercera planta, caballeros, y la segunda, todo para
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la mujer, tuve el presentimiento de que un tío subía la mirada intensamente en medio
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de rabia. Después me dio rabia que me hubiera dado rabia, porque esa reacción incentiva
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pero mezquina, casi absurda, me hacía consciente de los años que iba cumpliendo, con mucha
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más contundencia que el espejo del baño en mañana te resaca. Entonces decidí que
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el tío sería un gilipollas y levanté la vista para mirarle a la cara. No solo tenía
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cara de gilipollas, sino que además era él.
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Pasamos ahora al 10 de octubre con Agatha Sani y Héctor Rodríguez.
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Sus ojos se cruzaron con los míos y fundió las cejas durante un instante, pero no quiso mirarlo.
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No me reconoció y aunque me daba miedo contestarle que sí, tuve que preguntarle si no había cambiado yo tanto como él desde cualquier día del verano del 77 o del 78.
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Ya ni siquiera me acordaba de la fecha.
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Habían pasado más de 15 años
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Y al mirarle, nadie podría adivinar el infamante apodo que arrastró mientras duró su adolescencia
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Conservaba el aire prematuramente melancólico que antes tenía todos sus gestos de tristeza
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Y caminaba aún con los hombros hundidos, la cabeza baja afrontando el suelo
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Por el corte de pelo, la americana de lana jaspeada, los zapatos de pie envuelta con cordones
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La cartera del cuero castaño que llevaba en la mano me la estaba escondiéndome entre las palabras de todas formas
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y atravesamos la calle del PES y seguí andando.
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No dejo de hacer la escalera en la esquina de San Vicente Ferrer
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y en ese punto sus talones giraron bruscamente un cuarto de vuelta
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y yo me detuve, sin saber muy bien a dónde ir.
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Y le vi cruzar la calle de cuatro zancadas, la cabeza siempre rígida,
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aparentando despreocuparse del traje y quedarse quieto justo enfrente de mí.
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en la otra acera. Se dio la vuelta muy despacio, levantó lentamente los ojos, me miró y supe
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que nunca había dejado de reconocerme. Tardé cinco noches, cuatro días, en decidirme y
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todavía dos mañanas más en atreverme a empujar la puerta de la panadería.
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Vamos a hablar con el coach Martina García, con Alba López y Javier Valdés.
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...y tener muy claro que la chica me dio el pie sin pretenderlo.
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¿En qué barbaridad? Hay que ver, pero ¿qué le va a decir el caso?
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Ya nunca viene a saberlo.
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Claro, como somos pobres, yo estuvo acá muy oscura de su peculiar de mi vida,
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que incluía un resumen abiertamente dramático de las microhumanas dimensiones del amargamiento de matices de seres.
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Y el pie me suponía más de la mitad del suelo.
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Estoy pensando en volver a lo antes, ¿sabes?
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Supongo que no estoy en la única del mundo. Entonces, quiero decir, mi hermano me dijo hace un par de días que había visto al nieto de la señora Pirela salir de un portal en San Vicente, Mujer.
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Ella me miró así con cara de no acordarse nada y me dijo que tal vez fuera mejor así, pero la acción ha sido para confirmar punto por punto mis sospechas.
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Naturalmente que sí, Juanito sí que había vuelto. O sea, murmuré para mí. ¿Se llama Juan? Naturalmente.
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Conchita se honraba de mi perfeccionado.
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¿Cómo quieres que se llame?
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Claro, claro. ¿Y a qué se dedica ahora?
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Pues, no sé, da clase en la universidad o algo parecido.
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Averiguar qué enseñaba exactamente fue un poco más difícil,
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porque mi interlocutora solo recordaba que su especialidad empezaba con A.
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No sé, hija, a nosotros todos son unas cosas tan raras y lo primero que se me ocurrió fue arquitectura.
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No, mujer, quita ya. Tan importante no es. Y luego pregunté si era abogado.
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Pasamos ahora con el último de la modalidad B, siendo así Elías Sanagustín del Guadalix, con Galo, Canterrada y Terea Nieto.
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Pero, ¿qué dices? No, no, mucho más importante que eso.
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Y así, por su particular escala de prestigio, fui descartando.
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Aparejador, ATS, alergólogo, ingeniero aeronáutico, aeroespacial y agrónomo, arqueólogo, filólogo alemán, astrónomo, astrofísico y no sé cuántas esdrújulas más.
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Sí, mujer, insistió al final, si tú tienes que saber lo que es, hasta salen de vez en cuando por la tele hablando de los salvajes y eso.
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Comprendí enseguida lo que quería decir, pero tardé unos segundos en arrancar a hablar,
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como si aquella posibilidad me resultara más inverosímil que algunas de las que lo mismo había propuesto.
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Y no pude evitar que me temblara un poco la voz en la primera sílaba.
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Antropólogo, pregunté muy despacio, casi con miedo,
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Y Conchita elevó las dos manos al cielo mientras rompería una lágrima de triunfo.
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Justo, el macarrón es antrólogo, volvió a preguntar, como si una sola afirmación no tuviera bastante.
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Sí, me contestó ella, para insistir luego en un tono ligeramente prendido.
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Y ya te he dicho que se llama Juanito.
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Antropólogo, el macarrón, afirmé para mí, en susurro, desde luego, tócate las narices.
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Después, Conchita sacó una lima de uñas del cajón de las pesetas.
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Se sentó en un taburete y, al otro lado del mostrador, empezó a hacerse la maripura, como si estuviera sola.
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Pero cuando yo buscaba ya una fórmula de despedida, se decidió a abrigar el corofón que menos me esperaba.
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Él tampoco se ha casado, dijo sin levantar la vista de su maripura.
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con la parte narrativa
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yo os animo a que os acabéis el relato
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de amores adolescentes
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de sentidos de corazón
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y lo que al final todo vuelve
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porque hay una película
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que al final es un suceso por encima
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bueno, acabamos de terminar
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la parte narrativa de este concurso
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y vamos con la
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con la de García
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después de este pequeño parón
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para que os regaléis un rato
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y pues eso, espero que os haya gustado
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muchas gracias por venir
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y ahora nos vemos
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bueno, volvamos para la poesía de Carte
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y vamos con la
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modalidad A
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volvemos a empezar
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con el Fakes and Sueña
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con Robert Raducanu
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y Junkal Carrasco
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vamos a hacer el sorteo de los poemas
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está la voluntad de Cito Fico
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y vamos a la
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segunda, la primera, la aleatoria
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y lo van a leer
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así que nos vamos
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a la primera lección
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ha salido el puro 3
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así que es el poema
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amor constante más allá de la muerte
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y empezamos aquí
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con Robert Plath
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el consellero de la muerte
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cerrar podrán mis ojos la postrera
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sombra que me llevaré blanco día
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y poder desatar esta alma mía
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ahora
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hasta el vano ansioso mi sujera
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Mas no desotras, corten la ribera
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Dejará la memoria en un gran día
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Nadar fue de mi llama el agua fría
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Y perder el respeto a Dios se verá
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Alma, al que en todo Dios cristiano ha sido
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Venus, como era tanto tu bondado
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Medusa, tan gloriosamente ardida
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Su cuerpo dejará, no su cuidado
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Serán cenizas, más tendrá sentido
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Polvo serán, más polvo
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Ahora vamos con el sorteo de Junca y Carrasco, que por favor vengan.
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Vale, sí, de la sombra de tu cuerpo santo y el de Joguera.
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Y de la sombra de tu cuerpo santo, puesto en la cruz con barba rompida,
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recibe luz para pedirte vida y vida eterna para sangre de llano.
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Si la reina cinta de tu mano, salud con tela que la tiene asida,
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más es tener que desear comida.
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y tú serás uno que merece tanto
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no es hombre de tu cuerpo
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o tímida tuya, sino tu cuerpo mismo
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¿cuál es la historia en el alma
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que a tú me salió?
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¿qué reino pedirás?
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¿qué salud suya? ¿qué su la miedos?
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si con un efecto tan estafiado
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abraza, no te ruego
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con el 6 Villa de Coveñas
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con Carlos Maroto
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y el Ocio Hidalgo
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tiene el poema 1
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Se equivocó la paloma, se equivocaba, por ir al norte fue al sur, creyó que el trigo
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era agua, se equivocaba, creyó que el mar era el cielo, que la noche era mañana, se
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equivocaba, que las estrellas eran rocío, que la calor, la nevada, se equivocaba, que
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tu falda era tu blusa, que tu corazón su casa. Se equivocaba, ella se durmió en la
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orilla, tú en la cumbre de una dama.
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Os dejamos con Rocío Hidalgo con el poema 3, a veces en octubre es lo que pasa.
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Cuando nace el febre y el verano se ha ido y las hojas comienzan a caer en los árboles
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y el filo exija el borde de los ríos y hace más lento el cruce de las aguas. Cuando el
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el cielo parece un mar violento y los pájaros cambian de paisaje y las palabras se oyen
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cada vez más lejanas, como susurros que dispersa el viento. Entonces ya se sabe, es lo que
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pasa. Esas hojas, los pájaros, las nubes, las palabras dispersas en los ríos, nos llenan
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de inquietud, súbitamente y de desesperanza. No busquéis el motivo en vuestros corazones,
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tan solo es lo que dice, lo que pasa.
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Quieres avisar con Marco Máximo y Evo García.
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mi victoria es el nombre del poema
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y os dejo con él
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mi victoria
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de el taxi griego
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me puse del lado
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de los indios
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y me derrotaron
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me puse del lado de los negros
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y me derrotaron
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me puse del lado de los campesinos
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y me derrotaron
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me puse del lado de los obreros
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y me derrotaron
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Me puse del lado de los pobres y me derrotaron. Me puse del lado de los perseguidos y me derrotaron.
01:02:22
Me puse del lado de los discriminados y me derrotaron. Me puse del lado de los débiles y me derrotaron.
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Pero nunca me puse del lado de los que me vencieron. Esa es mi historia.
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Vamos ahora con el poema Romances son al muro.
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Verde que te quiero ver, verde viento, verde ramas, el barco sobre el mar y el caballo en la batalla,
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con la sombra en la cintura, ella sueña en su baranda, verde carne, pero verde, con ojos de fría plata,
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verde que te quiero ver, bajo la luna africana, las cosas la están mirando y ella no puede mirarlas,
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Verde que te quiero ver, grandes estrellas escarcha, viendo como el pez de sombra que abre el camino del alba, la higuera afronta su viento, con la lija de sus ramas, y el monte, gato, barduño, elija sus pitas agafrias, pero ¿quién vendrá y por dónde?
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Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la mar amada.
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la mascarilla que se oye mejor
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no se oye
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vale, aquí
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dame palabras
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siento
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que no puedo expresarme
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quisiera alojar el alma como el torrente apresado
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sin vida encadrada
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yo, que tengo un mundo adentro
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en una incandescente masa
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que cojo sobre mi pecho un juguete y una espada
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yo, que lo hago de nuevo
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lucho por que sean hermanas
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la locura y la cordura, una risa y una lágrima, voy a escribir y no escribo, voy a hablar
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y no hay palabras, solo siento, siento y siento, y es una caldera mi alma, donde huyen muchos
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seres que necesitan palabras.
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Volverán las oscuras golondrinas de Gustavo Adolfo, volverán las oscuras golondrinas
01:05:52
en tu balcón sus nidos a colgar
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y otra vez con el ala a sus cristales
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jugando y amarán.
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Pero aquellas que el vuelo refrenaba
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tu hermosura y mi dicha contemplar,
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aquellas que aprendieron nuestros nombres,
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esas no volverán.
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Volverán las tupidas madreselvas
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de tu jardín las tapias a escalar
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y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
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sus flores a mirar.
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Pero aquellas cuajadas de rocío
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Cuyas gotas mirábamos temblar
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Y caer como lágrimas del día
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Esas no volverán
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Volverán del amor a tus oídos
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Las palabras ardientes a sonar
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Tu corazón de su profundo sueño
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Tal vez despertará
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Pero mudo y absorto y de rodillas
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Como se adora a Dios ante su altar
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Como yo te he querido
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Desengáñate, nadie te asienta más
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Pasamos ahora a 10 cortes de Cádiz con Rodrigo Bordado y Diego Cisneros.
01:07:10
Esta noche al oído me has dicho dos palabras comunes, dos palabras cansadas de ser dichas,
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palabras que de viejas son nuevas.
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Dos palabras tan dulces que la luna que andaba filtrando entre las ramas se detuvo en mi boca.
01:08:00
Tan dulces dos palabras que una hormiga pasea por mi cuello y no intento moverme para echarla.
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Tan dulces dos palabras, que digo sin quererlo
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¡Oh, qué bella la vida!
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Tan dulces y tan mansas, que aceites olorosos sobre el cuerpo derrama
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Tan dulces y tan bellas, que nerviosos mis dedos se mueven hacia el cielo imitando tijeras
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¡Oh, mis dedos quisieran cortar estrellas!
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Amor primaveral
01:08:35
Salen los niños alegres de la escuela, poniendo en el aire tibio del abril canciones tiernas
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¿Qué alegría tiene el hondo silencio de la calleja, un silencio hecho pedazos por risas de plata nueva?
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Voy camino de la tarde, entre flores de la huerta, dejando sobre el camino el agua de mi tristeza.
01:09:13
En el monte solitario, un cementerio de aldea, parece un campo sembrado con granos de calaveras.
01:09:20
Y han florecido cipreses como gigantes cabezas que con órbitas vacías y verdosas cabelleras,
01:09:26
sensativos y dolientes, el horizonte contempla.
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Abril divino que viene escargado de sol y esencias llena con nidos de oro las floridas calaveras.
01:09:36
Vamos a guías a Gustavo Adolfo Eike con Eva de la Torre y Miguel Uriá.
01:09:51
¡Gracias!
01:09:55
Lucha en cataclismo. Magos de Occidente para defenderse hacia el lo mismo.
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El mago polvo, que el hecho polvo. El mago migas, que el hecho migas.
01:11:04
El mago pupa, que el hecho pupa. Y el mago a daño, en silla de ruedas un aire.
01:11:08
Para hacer esta muralla, traiganme todas las manos.
01:11:39
Los dedos, sus manos negras. Los blancos, sus manos blancas.
01:11:43
Hay una muralla que vaya. Desde la calle hasta el monte. Desde el monte hasta la calle.
01:11:46
allá sobre el horizonte.
01:11:51
Tum, tum. ¿Quién es?
01:11:53
Una rosa de un clavel.
01:11:55
Abre la muralla.
01:11:57
Tum, tum. ¿Quién es?
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El sable del coronel.
01:12:00
Cierra la muralla.
01:12:02
Tum, tum. ¿Quién es?
01:12:03
La paloma de un doblez.
01:12:05
Abre la muralla.
01:12:06
Tum, tum. ¿Quién es?
01:12:08
El alacrán de un cienques.
01:12:10
Cierra la muralla.
01:12:11
Al corazón del amigo.
01:12:13
Abre la muralla.
01:12:14
Al veneno y al puñal.
01:12:16
Cierra la muralla.
01:12:17
Al viento y al aliento abuelo.
01:12:19
Abre la muralla
01:12:20
Aliente la serpiente
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Cierre la muralla
01:12:23
Algo señore la flor
01:12:25
Abre la muralla
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Alcemos una muralla
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Contando todas las manos
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Los negros sus manos negras
01:12:31
Los blancos sus blancas manos
01:12:33
Una muralla que vaya
01:12:35
Desde la playa hasta el monte
01:12:36
Desde el monte hasta la playa
01:12:38
Allá sobre el horizonte
01:12:40
Pasamos al 6 Martina García
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Con Pablo Araneda
01:12:54
En fin, vamos a ver
01:12:55
Como naciste para la claridad, te fuiste lo nacido
01:12:56
Te perdiste serena, antes de mí
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Y cubriste de siglos la agonía de no verte
01:14:04
No quisiste la orilla de la angustia
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Ni el porqué de las horas que pasan lentamente en la vida
01:14:10
Sin dejar un sollozo, ni un recuerdo, ni nada
01:14:14
No quisiste la aurora, no quisiste la muerte
01:14:18
rechazaste el olvido
01:14:22
y en la flota del aire avanzaste perpetuo
01:14:23
no quisiste el amor
01:14:26
en féretro de las olas
01:14:28
ni quisiste el silencio que deja el túnel verde
01:14:29
donde ha dormido el hombre
01:14:32
tuyo, inmensamente tuyo
01:14:33
como naciste para la claridad
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te fuiste no nacido
01:14:38
largo entre dos pupilas
01:14:40
que no supieron nunca
01:14:42
separar el eco de la sombra
01:14:43
manantial sin nocivos lastimeros
01:14:45
pie fértil caminando para siempre
01:14:48
en la tierra
01:14:50
Gracias.
01:14:52
Pasamos ahora a Pellegrini de San Agustín del Guadalix, por lo vivo con la gente y el diálogo.
01:15:40
Hagamos un trato de Mario Benedetti.
01:16:12
Compañero, usted sabe que puede contar conmigo, no hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo.
01:16:15
Si alguna vez advierte que la mira a los ojos y una veta de amor reconoce los míos,
01:16:21
no le vete sus fusiles ni piense que delirio.
01:16:26
A pesar de la beta, o tal de flor que existe, usted puede contar conmigo.
01:16:28
Si otras veces me encuentra, su daño se inmovible.
01:16:34
No piense que prospera, igual puede contar conmigo.
01:16:36
Pero hagamos un trato. Yo quisiera contar con usted.
01:16:39
Es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo.
01:16:43
Y cuando digo esto, quiero decir contar.
01:16:46
Aunque sea hasta dos, aunque sea hasta cinco.
01:16:49
No ya para cartuda, presusora ni auxilio, sino para saber, paciencia cierta,
01:16:51
que usted sabe que puede contar conmigo.
01:16:56
La muerte no es nada. La muerte no es nada. Yo solo me he ido a la habitación de al lado. Yo soy yo, tú eres tú. Lo creamos el uno para el otro, lo seguimos siendo.
01:16:58
Llámame por el nombre que me has llamado siempre. Háblame como siempre lo has hecho. No lo hagas con un tono diferente, de manera solo muy triste.
01:17:23
Sigue riendo de lo mismo que nos hacíamos juntos
01:17:31
Que se pronuncie mi nombre en casa, como siempre lo ha sido
01:17:35
El mío no está cortado
01:17:38
¿Por qué estaría yo fuera de tu mente?
01:17:40
¿Simplemente porque estoy fuera de tu vista?
01:17:43
Te espero, no estoy lejos, justo del otro lado del camino
01:17:46
¿Ves? Todo va bien
01:17:49
Volverás a encontrar mi corazón
01:17:51
Volverás a encontrar mi corazón
01:17:53
Encuadra tus lágrimas y no te pierdas
01:17:56
Y esta ensueña no tiene como vos haces
01:18:10
vamos con el 6 Villa de Cobeña
01:18:13
con Amaya Calvo y Azahara Patito
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el amor bromea el pecho
01:18:17
el pecho
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tú nunca entenderás lo que te quiero
01:18:50
porque duermes en mí, despacio el puro
01:18:52
yo te oculto el hambre
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perseguido por un amor que te engancha a cero
01:18:56
no hay nada aquí que igual
01:18:59
cambie el cero
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traspasará mi pecho dolorido
01:19:02
y las tuyas palabras
01:19:04
han mordido
01:19:06
las alas de tu espíritu severo
01:19:07
Un grupo de gente salta en los jardines esperando tu cuerpo y mi agonía.
01:19:10
Mi caballo de luz y verdes crímenes, pero sigo dormida, vida mía.
01:19:15
Hoy en día me salen rotas los bebés, mira que nos acechan todavía, porque esto va a ser ahora.
01:19:21
Ojalá estuvieras aquí, con esa forma tibia y acorde a la hora con un beso, cuando te digo que no me he incomodado.
01:19:47
Ojalá estuvieras aquí, dejando trozos de nubes por la sala de un museo
01:19:53
Mezclando los temas, dulce y caótica, como una chica durmiendo por la sala
01:19:58
Ojalá estuvieras aquí, rompiendo mi colección de desengaños
01:20:02
Con tu mirada por el caramelo, con ese cuerpo tan bonito
01:20:06
Que lo único que le sobra son los metales
01:20:09
Dejando que te agarre la cintura con los ojos
01:20:11
Tu risa saturando con la duda, porque tu sola presencia
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Ojalá estuvieras aquí, lo malo es que en este lugar aquí, escribiste por mí
01:20:17
Vamos a hablar con el IE-STAR, con Eduardo Iberas y Vera Martínez.
01:20:22
Buenos días.
01:21:02
Hoy voy a leer La Utopía, de Eduardo Galeano.
01:21:07
¿Qué tal si le miramos por un ratito?
01:21:11
¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible?
01:21:14
El aire estará limpio de todo veneno que no provenga de los miedos humanos y de las humanas pasiones
01:21:18
En las calles, los automóviles serán aplastados por los perros
01:21:24
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por el ordenador
01:21:29
Ni será comprada por el supermercado, ni será tampoco mirada por el televisor
01:21:34
El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia
01:21:39
Y será tratado como la plancha o el lavar ropas
01:21:42
Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas
01:21:45
Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos
01:21:50
Seremos imperfectos
01:21:54
Porque la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses
01:21:56
Pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido
01:22:00
Seremos capaces de vivir cada día como si fuera el primero
01:22:04
Y cada noche como si fuera la última
01:22:07
Muchas gracias
01:22:09
Voy a leer un poema de Pilar Sánchez que se titula Lo reconozco.
01:22:30
Lo reconozco.
01:22:37
Debo reconocer que quizás no estés en el sitio justo que mereces, ese que nunca desocupa.
01:22:39
Debo reconocer que quizás no te necesite de esa manera tan violenta de los animales que jadean mi sello, aunque yo sea uno de ellos.
01:22:49
Que quizá esto sea otra cosa, más tranquila, propia de aquellos a los que les cansa más una sonrisa que la propia vida, aunque yo sea uno de ellos.
01:23:00
Debo reconocer que no le pongo ni puertas, ni ruidos, ni alas a este amor que a veces nos espera tras la puerta y otras se lanza con violencia sobre nuestros cuerpos desnudos.
01:23:14
Llevo a reconocer que no tengo miedo, solo heridas
01:23:26
Acabar un libro es como separarse de alguien a quien quisiste
01:23:31
Te llenó tus días, te iluminó tus noches y estuvo bien
01:24:04
Todo estuvo muy bien, pero las cosas terminan
01:24:07
Como termina ese tiempo en el que dices te quiero justo cuando lo sientes
01:24:10
Mal o bien acaban las historias
01:24:14
Tienes que cerrar el libro y pasar al siguiente o aceptar el recibo.
01:24:17
Entender que la nada y el recibo son parte de estar vivo.
01:24:20
Acabar un libro es como dejar la casa en la que has vivido muchos años y mudarte a otro barrio, a otra ciudad, a otro país.
01:24:23
Aceptar la posibilidad de que las cosas suceden sin motivo.
01:24:31
Que el mundo no existe para ti sola y que tú eres como esa piedra, como esa baba,
01:24:34
como ese día en el que podía haber llovido y nadie se dio cuenta.
01:24:39
Nada permanece, todo cambia, salvo un dejo de tristeza que te acompaña libro a libro,
01:24:42
salvo ese deseo de que las historias continúen y el protagonista no muera en la página 100.
01:24:47
Acabar un libro es como empezarlo, entrar en otra vida y decirte, esta vez andré indene, y nunca cierro.
01:24:53
Alguna vez, callados.
01:25:08
Alguna vez nos volveremos a mirar, en algún lugar, callados.
01:25:11
Tal vez en un semáforo rojo, esperando a montadas sobre el tren.
01:25:15
Tal vez una calle muy trascendida, de esas que parecen tener prisa porque todos pasamos por ella, tal vez sea un jardín, un parque, una plaza, o tal vez sea, espero a mi corazón más que yo, un sueño compartido.
01:25:18
Alguna vez será, no sé dónde, que nos miraremos en un instante, corto el momento de la adolescencia, y estaremos los dos callados.
01:25:30
Porque no hay nada que decir que no duela un poco ya ante el sin sentido significante momento muerto de la tranquilidad, en el que dos almas que se vieron, y se sintieron, y se tocaron, y no supieron nada más de por dónde va a caerse tanto, se vuelven a encontrar.
01:25:36
Con Ángel Cabecero y con Ángel Romero.
01:25:52
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros, ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros.
01:25:58
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso, de mí murmuran y exclaman.
01:26:33
Ahí va la loca soñando, con la eterna primavera de la vida y de los campos.
01:26:37
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos, y ve temblando, aterida, que cubre las carchas del prado.
01:26:41
Hay ganas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
01:26:48
mas yo proseguo soñando, pobre, incurable, sonando.
01:26:51
Más con la eterna primavera de la vida que se apaga
01:26:55
y la perenne frescura de los campos y las almas.
01:26:58
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrazan,
01:27:01
astros y fuentes y flores no humoreen de mis sueños.
01:27:05
Sin ellos, ¿cómo admiraros y cómo vivir sin ellos?
01:27:08
Si mis manos pudieran deshojar.
01:27:24
Yo pronuncio tu nombre en las noches oscuras
01:27:33
Cuando vienen los astros a beber de la luna
01:27:37
Y tornan los ramajes en las plantas ocultas
01:27:39
Y yo me siento hueco de pasión y de música
01:27:42
Y el corredor que canta a muertas horas antiguas
01:27:44
Yo pronuncio tu nombre en esa noche oscura
01:27:47
Y tu nombre me suena más lejano que nunca
01:27:50
Más lejano que todas las estrellas más dolientes que la mancha de lluvia
01:27:52
¿Te querré como entonces alguna vez?
01:27:56
¿Qué culpa tiene mi corazón?
01:27:59
Si la lluvia se esfuma, ¿qué otra pasión me espera?
01:28:01
Será tranquila y pura, sin que te despudieran de sojar la luna.
01:28:03
Pasamos ahora con el IES, Gustavo Adolfo Becker, con Agatha Sani y Héctor Rodríguez.
01:28:15
El derrotado, atrás quedaron los escombros, unientes trazos de tu casa, veranos incendiados, sangre seca sobre la que se va, último buitre el viento.
01:28:54
Tú emprendes viaje hacia adelante, hacia el tiempo bien llamado por venir
01:29:05
Porque ninguna tierra posees, porque ninguna patria es ni será jamás la tuya
01:29:10
Porque ningún país puede arreglar tu corazón deshabitado
01:29:15
Nunca, y es tan sencillo, podrás abrir una cancela y decir nada más
01:29:19
¡Buen día, madre!
01:29:24
Aunque efectivamente el día sea bueno, haya trigo en las heras
01:29:26
Y los árboles se extiendan hacia ti sus fatigadas ramas
01:29:29
Ofreciéndote el fruto de su sombra para que descanses
01:29:32
¡Gracias!
01:29:35
Vamos con el 6, Marina García con los concursantes Alba López y Javier Pato.
01:30:22
La jaula, afuera hay sol, no es más que un sol, que los hombres lo miran y después cantan.
01:31:02
Yo no sé de sol, yo sé la melodía del ángel y el sermón caliente del último viento.
01:31:08
Se grita la estarada, como la muerte se posa desnuda en mi sombra.
01:31:13
Mi dedo debajo de mi nombre, lo agito pañuelos en la noche y barcos y vientos de realidad bailan conmigo.
01:31:17
Yo oculto clavos para escanecer a mis sueños y a los sueños
01:31:22
Esa mujer se parecía a la palabra nunca
01:31:25
Desde la nunca se subió un encanto particular
01:31:49
Una especie de olvido donde guardar los ojos
01:31:52
Esa mujer se instalaba en el costado izquierdo
01:31:54
Atención, atención
01:31:58
Yo gritaba atención
01:31:59
Pero ella ungaría como un amor
01:32:01
Como la noche
01:32:03
Las últimas señales que hice para el otoño
01:32:04
Se acostaron tranquilas bajo el oeste de sus manos
01:32:06
Dentro de mí estallaron ruidos secos
01:32:08
Caían a pedazos la furia
01:32:11
la tristeza. La señora
01:32:13
llovía dulcemente sobre mi cuerpo
01:32:15
parados de la soledad. Cuando
01:32:17
se fue, yo gritaba como un condenado.
01:32:19
Con un cuchillo brusco me maté.
01:32:22
Voy a pasar toda la muerte
01:32:24
tendido con su nombre.
01:32:25
Él moverá mi boca por la última vez.
01:32:27
Para finalizar ya con el concurso,
01:32:36
vamos a ir con
01:32:39
el 10, San Agustín del Guadalisto,
01:32:40
Galo Calcerada y Nerea Nieto.
01:32:42
Hola, melancolía.
01:33:08
No te enojes conmigo, melancolía,
01:33:10
Porque tome la pluma para alabarte
01:33:12
Y, alabándote, inclina la cabeza
01:33:14
Sentado sobre un tronco como una anacoreta
01:33:17
Así me contemplaste ayer, como otras muchas veces
01:33:20
Bajo los matinales rayos del cálido sol
01:33:24
Ávido el buitre graznaba en el valle
01:33:27
Soñándome carroña sobre madera muerta
01:33:30
Te equivocaste, pájaro devastador
01:33:32
Aunque momificado descansara en milenio
01:33:35
No viste mi mirada llena de placer
01:33:38
pasear en derredor altiva y ufana, y que cuando insidiosa no mira a tus alturas, extinta
01:33:41
para las nubes más lejanas, se hunde en lo más profundo de sí misma para radiante iluminar
01:33:48
el abismo del ser. Muchas veces, sentado en soledad profunda, encorvado, cual barba la
01:33:54
oferente, pensaba en ti, melancolía, penitente, pese a mis pocos años. Sentado así, me
01:34:01
complacía el vuelo del buitre, el estruendo de la avalancha, y tú, inepta quimera de
01:34:08
los hombres, me hablabas con verdad, mas con horrible y severo semblante. Hacer babiosa
01:34:14
de la abrupta naturaleza, amiga mía, te complaces en manifestarte a mi alrededor y en mostrarme
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amenazante el rastro del buitre y el goce de la avalancha para aniquilarme. En torno
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a mí respira enseñando los dientes la apetencia de muerte. Torturante avidez que amenaza la
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vida, seductora sobre la inmóvil estructura de la roca, la flor suspira por las mariposas.
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Todo esto soy, me estremezco al sentirlo. Mariposa seducida, flor solitaria, buitre
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y rápido torrente de hielo, gemido de la tormenta, todo para ensalzarte, fiera diosa,
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ante quien profundamente inquino la cabeza
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y suspirando en todo
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un cántico monstruoso de alabanza
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sólo para ensalzar
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que con cordura de vida
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vida, vida esté sediento
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no te enojes conmigo
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divinidad malvada
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porque con rimas dulcemente te oigo
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aquel a quien te acercas
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se estremece, oh rostro terrorífico
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aquel a quien alcanzas
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se conmueve
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oh malvado derecho
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Y yo aquí, estremeciéndome, balbuceo canto tras canto y me convulsiono en rítmicas figuras.
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Fluye la tinta, salpica la pluma afilada. ¡Oh, diosa, diosa, déjame, déjame hacer mi voluntad!
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La canción del pirata de José Estranquia.
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Con diez camiones por banda y el tempo a toda vela.
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No corta el mar, sino vuela mi velero del gantín
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Bajé el pirata que llaman por su bravura, el temido
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En todo el mar conocido, de luna roto con fin
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La luna en el mar viera, en la lona su merdiento
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Y alza en blando movimiento olas de plata y azul
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Y ve el capitán pirata cantando alegre en la popa
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Hacia un lado, al otro en ropa, de allá a su frente, estambul
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Navega el velero mío sin temor, que ni enemigo navío
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Ni tormenta, ni bondanza, tu rumbo a torcer alcanza
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ni a sujetar tu arma.
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Veinte presas hemos hecho al despecho del inglés
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y han rendido sus pendones
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cien naciones a mis pies.
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¿Qué es mi barco, mi deseo? ¿Qué es mi Dios, la libertad?
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¿Mi ley, la fuerza y el viento?
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¿Mi isla patria, la mar?
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- Cepa elmolar
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- 7 de abril de 2022 - 17:02
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