Identificación_de_Plásticos - Contenido educativo
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¡Muy buenas! Hoy vamos a meternos de lleno en un tema clave para cualquiera que quiera
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dedicarse a la reparación de vehículos. Aprender a identificar correctamente los plásticos
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con los que vamos a trabajar cada día en el taller. Es una habilidad fundamental.
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A ver, pongámonos en una situación real, de las que os vais a encontrar sí o sí.
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Llega un parachoques para reparar, lo examinamos y… ¡sorpresa! No hay ninguna inscripción,
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ningún código que nos diga qué material es. ¿Por dónde empezamos? Pues vamos a ver
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el método que sigue un profesional.
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Para no perdernos, vamos a seguir un orden lógico, como si fuera un embudo. Empezaremos por lo más sencillo, lo que podemos hacer a pie de taller, y poco a poco iremos avanzando hacia técnicas más complejas de laboratorio.
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Empecemos por el principio. Lo más fácil, lo más rápido y lo más seguro. Antes de hacer absolutamente nada más, lo primero siempre, siempre, es buscar el código de identificación que suele venir grabado en la propia pieza.
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Claro, este código no suele estar a la vista.
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Por lo general, está en la cara interior de la pieza.
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Así que hay que buscar bien por las zonas internas, en los recovecos, en las patillas de montaje.
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Esos son los sitios más habituales.
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Y aquí tenemos una pequeña chuleta, que es oro puro.
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Si vemos las siglas PP o PP más EPDM, ya sabemos que estamos ante un polipropileno,
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el material por excelencia de los parachoques.
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Si leemos PA6GF30, ojo, esa GF30 nos dice que es una poliamida reforzada con un 30% de fibra de vidrio.
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Y saber esto es crucial para elegir cómo la vamos a reparar.
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Pero, claro, no siempre es tan fácil.
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Muchas veces, la pintura o una capa de masilla de una reparación anterior ha tapado el código por completo.
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Y si eso pasa, no nos queda otra que pasar al siguiente método.
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Cuando no hay código, tenemos que pasar al análisis sensorial.
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Pero, y esto es muy importante, el siguiente paso requiere tomar precauciones muy serias.
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A ver, que quede clarísimo, la seguridad es lo primero.
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Estamos hablando de quemar un trozo de plástico y eso genera humos que pueden ser peligrosos.
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Esto nunca, y repito, nunca se hace a la ligera en medio del taller.
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Necesitamos una zona muy bien ventilada y lo ideal es tener una campana de extracción de humos.
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El procedimiento debe ser metódico y controlado.
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cogemos una viruta muy pequeña del plástico limpia de pintura la colocamos sobre una superficie que
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no arda como un trozo de cerámica y la aplicamos calor poco a poco por ejemplo con la punta de un
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soldador caliente y entonces observamos el color del humo como arde y con mucho cuidado el olor
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que desprende esta tabla es nuestra guía cada plástico se comporta de una manera por ejemplo
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el polipropileno el pp huele a cera como una vela al apagarse en cambio si notamos un olor muy agrio
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muy penetrante, alerta máxima, eso es PVC, y libera gases corrosivos. El ABS tiene un olor
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dulzón y la poliamida huele como a pelo quemado. Cada uno tiene su firma. De acuerdo, dejamos el
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fuego y pasamos a una prueba mucho más segura, más sencilla y que podemos hacer en cualquier
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momento en el taller. Solo necesitamos un recipiente con agua. La lógica es aplastante.
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Cogemos un trocito pequeño y limpio del plástico y lo echamos en agua. Si flota,
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ya hemos acotado muchísimo la búsqueda. Seguramente es una poliolefina. Si se hunde,
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también hemos descartado un montón de posibilidades. El número clave que lo explica todo es este,
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1,0 gramos por centímetro cúbico. Es la densidad del agua. Cualquier plástico que tenga una densidad
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menor flotará. Así de simple. Y llevado a la práctica, esto es súper útil. Volvamos a nuestro
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parachoques misterioso. Si el trocito flota, es casi seguro que es polipropileno, o sea, PP. Si se
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hunde, pues ya sabemos que no es ni PP ni politileno y podemos pensar en otros candidatos
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como el ABS o el policarbonato. Ahora subimos un poco el nivel técnico. Vamos a ver unos ensayos
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con disolventes que ya son más propios de un laboratorio que del taller. Y, por supuesto,
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aquí es imprescindible usar gafas de seguridad y trabajar en una zona bien ventilada. Esto es
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básicamente un proceso de eliminación. En una zona limpia de la pieza aplicamos una gota de
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acetona. Si la superficie se vuelve pegajosa o se deshace un poco, tenemos un buen indicio de que
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podría ser ABS. ¿Qué no le afecta en absoluto? Pues probablemente estemos ante un plástico más
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resistente, como el PP. Y llegamos a la artillería pesada. Estas son técnicas que no se realizan en
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el taller, pero es muy importante que sepáis que existen porque son las que nos darán una
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respuesta 100% segura cuando la necesitemos de un laboratorio especializado. Pensemos en el FTIR
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como un escáner que lee la huella dactilar química de un plástico. Cada material tiene
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una estructura molecular única y esta máquina la identifica de forma inequívoca. Es un método
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rapidísimo y muy fiable. El DSC es como el compañero del FTIR. Si el primer análisis tiene
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dudas entre dos plásticos muy parecidos, el DSC los diferencia midiendo con precisión a qué
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temperatura se funde cada uno. Es una prueba de confirmación muy útil. Muy bien, ya hemos visto
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todos los métodos, desde el más simple hasta el más complejo. Ahora la pregunta es, ¿cómo
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organizamos todo esto en un flujo de trabajo lógico y eficiente? ¿Qué haría un profesional?
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Pues aquí lo tenemos. Este es el protocolo a seguir. Primero, siempre, la inspección visual
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en busca del código. Si no hay suerte, el ensayo de densidad con agua. Si todavía tenemos dudas y
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la reparación es importante, se tendría que enviar una muestra a un laboratorio para un análisis FTIR.
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Los otros métodos más avanzados se reservan solo para casos muy específicos o críticos
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Se va de lo más simple y barato a lo más complejo
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Porque aquí está la clave de todo
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Saber identificar el plástico no es el objetivo final
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Es en realidad el primer paso
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Pero es un paso crítico y absolutamente necesario
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Para poder elegir el método de reparación adecuado
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Y garantizar que el trabajo que hacemos sea de calidad, duradero y, por encima de todo, seguro
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- Idioma/s:
- Materias:
- Mantenimiento de vehículos autopropulsados
- Niveles educativos:
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- Formación Profesional
- Ciclo formativo de grado básico
- Primer Curso
- Segundo Curso
- Ciclo formativo de grado básico
- Autor/es:
- Eduardo Merino Prados
- Subido por:
- Eduardo M.
- Licencia:
- Todos los derechos reservados
- Visualizaciones:
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- Fecha:
- 11 de diciembre de 2025 - 20:39
- Visibilidad:
- Clave
- Centro:
- IES PRADO DE SANTO DOMINGO
- Duración:
- 05′ 53″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
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- 1920x1080 píxeles
- Tamaño:
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