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El Principito- Séptima parte cap 22- 25
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Buenos días, dijo el principito, buenos días, dijo el guardagujas, ¿qué haces aquí? dijo el principito, clasifico a los viajeros por paquetes de mil, despacho los trenes que los llevan, tanto hacia la derecha como hacia la izquierda, y un rápido iluminado rugiendo como el trueno hizo temblar la cabina de las agujas, llevan mucha prisa, dijo el principito, ¿qué buscan?
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hasta el hombre de la locomotora lo ignora dijo el guardabujas y un segundo rápido iluminado
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rugió en sentido inverso vuelven ya preguntó el principito no son los mismos dijo el guardabujas
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es un cambio no estaban contentos donde estaban nadie está nunca contento donde está dijo el
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guardabujas y fugió el trueno de un tercer rápido iluminado persiguen a los primeros viajeros
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preguntó el principito no persiguen absolutamente nada ahí dentro duermen o bostezan sólo los niños
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aplastan sus narices contra los vidrios sólo los niños saben lo que buscan dijo el principito
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pierden tiempo con una muñeca de trapo y la muñeca se transforma en algo muy importante y
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si se les quita la muñeca lloran tienen suerte dijo el guardabujas buenos días dijo el principito
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buenos días dijo el mercader era un mercader de píldoras especiales que aplacan la sed se toma
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una por semana y ya no se siente necesidad de beber porque venden eso dijo el principito es
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una gran economía de tiempo los expertos han hecho cálculos se ahorran 53 minutos por semana
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¿Y qué se hace con esos 53 minutos?
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Se hace lo que se quiere
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Yo, se dijo el principito, si tuviera 53 minutos para gastar
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Caminaría tranquilamente hacia una fuente
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Era el octavo día de mi avería en el desierto
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Y había escuchado la historia del comerciante bebiendo la última gota de mi provisión de agua
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Ah, le dije al principito, son muy bonitos tus cuentos
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Pero yo no he reparado mi avión
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No tengo nada para beber y sería muy feliz si pudiera irme en busca de una fuente
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Mi amigo el zorro me dijo
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No se trata ahora del zorro muchachito
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¿Por qué?
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Porque nos vamos a morir de sed
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No comprendió mi razonamiento
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Y replicó
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Es bueno haber tenido un amigo
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Yo estoy muy contento de haber tenido a un amigo zorro
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Es incapaz de medir el peligro me dije
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Nunca tiene hambre ni sed y un poco de sol le basta
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El principito me miró y respondió mi pensamiento
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Tengo sed también. Vamos a buscar un pozo.
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Tuve un gesto de cansancio. Es absurdo buscar un pozo al azar en la inmensidad del desierto.
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Sin embargo, nos pusimos en marcha.
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¿Tienes sed tú también? le pregunté, pero no respondió a mi pregunta, diciéndome simplemente.
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El agua puede ser buena también para el corazón.
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No comprendí sus palabras, pero me callé. Sabía muy bien que no había que interrogarlo.
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El principito estaba cansado y después de un silencio me dijo
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Las estrellas son hermosas por una flor que no se ve
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Respondí seguramente y miré sin hablar los pliegues que la arena formaba bajo la luna
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Lo que más embellece al desierto, dijo, es el pozo que oculta en algún sitio
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Sí, le dije, lo que le embellece es invisible
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Me gusta que estés de acuerdo con un zorro, me dijo
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Como el principito se dormía, lo tomé en mis brazos y me puse nuevamente en camino
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Me sentí emocionado llevándole el tesoro
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Continué caminando y al rayar el alga, descubrí el pozo
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Los hombres, dijo el principito, se meten en los rápidos
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Pero no saben dónde van, ni lo que quieren
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Entonces se agitan y dan vueltas
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Y añadió, no vale la pena
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El pozo que habíamos encontrado no se parecía en nada a los pozos hazajarianos
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Estos pozos son simples agujeros que se abren en la arena
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El que teníamos ante nosotros parecía el pozo de un pueblo
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Pero por allí no había ningún pueblo y me parecía estar soñando
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¡Es extraño! le dije al principito
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Todo está a punto, la roldana, el balde y la cuerda
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Se rió y tocó la cuerda, hizo mover la roldana
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Y la roldana gimió como una vieja veleta, cuando el viento ha dormido mucho.
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—¿Oyes? —dijo el principito. —Hemos despertado al pozo y canta.
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No quería que el principito hiciera el menor esfuerzo y le dije, déjame a mí, es demasiado pesado para ti.
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Lentamente subí el cubo hasta el brocal, donde lo dejé bien seguro.
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En mis oídos sonaba aún el canto de la roldana y veía temblar el sol en el agua agitado.
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Tengo sed de este agua, dijo el principito, dame de beber
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Comprendí entonces lo que él había buscado
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Levanté el balde hasta sus labios y el principito me vio con los ojos cerrados
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Todo era bello como una fiesta, aquella agua era algo más que un alimento
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Había nacido del caminar bajo las estrellas, del canto de la roldana, del esfuerzo de mis brazos
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Era como un regalo para el corazón
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—Cuando yo era niño, las luces del árbol de Navidad, la música de la misa de medianoche, la dulzura de las sonrisas, daban su resplandor a mi regalo de Navidad.
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—Las hombres de tu tierra —dijo el principito— cultivan cinco mil rosas en un jardín y no encuentran lo que buscan.
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—No lo encuentran nunca —le respondí— y sin embargo, lo que buscan podrían encontrarlo en una sola rosa o en un poco de agua.
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Sin duda respondí y el principito añadió, pero los ojos son ciegos, hay que buscar en el corazón.
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Yo había bebido y me encontraba bien. La arena, al alba, era color de miel, del que gozaba hasta sentirme dichoso.
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¿Por qué había de sentirme triste?
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Es necesario que cumplas tu promesa, me dijo el principito, que nuevamente había estado junto a mí.
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—¡Qué promesa! Ya sabes, el bozal para mi cordero. Soy responsable de mi flor.
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Saqué el bolsillo y mis esbozos de dibujo. El principito los miró y dijo riendo,
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—¡Tus baobabs parecen repollos!
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—¡Oh! ¿Y yo que estaba tan orgulloso de mis baobabs?
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—Tu zorro tiene orejas que parecen cuernos. Son demasiado largas.
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Y volvió a reír. —Eres injusto, muchachito. Yo no sabía dibujar más boas cerradas y boas abiertas. —Oh, todo se arreglará —dijo el principito—. Los niños entienden.
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—¿Sabes? —me dijo. —Mañana, hace un año de mi caída a la tierra. Y después un silencio añadió.
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Caí muy cerca de aquí. El principito se sonrojó y nuevamente, sin comprender por qué, experimenté una extraña tristeza. Sin embargo, se me ocurrió preguntar.
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Entonces no te encontré por azar hace ocho días
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Cuando paseabas por estos lugares
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A mil millas de distancia del lugar habitado más próximo
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¿Es que volvías al punto de tu caída?
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El principito enrojeció nuevamente y añadí vacilante
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Quizás por el aniversario
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El principito se ruborizó una vez más
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Aunque nunca respondía a las preguntas
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Su rubor significaba una respuesta afirmativa
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Ah, le dije, tengo miedo
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pero él me respondió tú debes trabajar ahora vuelve pues junto a tu máquina que yo te espero
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aquí vuelve mañana por la tarde pero yo no estaba tranquilo y me acordaba del zorro si se deja uno
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domesticar se expone a llorar un poco
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- Laura G.
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- 22 de abril de 2020 - 14:13
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