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4/4/2019 Primer Turno-Fase Final-Concurso de Narración y Recitado de Poesía - Contenido educativo
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Bueno, pues vamos a empezar. Primero, Mateo Álvarez, que tienes elegidas, bueno, cuatro, cinco y siete, ¿estamos?
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Sí, sí.
00:00:22
Vale. ¿Qué serían? Adiós Ríos, Aún Olmo y Alteñito.
00:00:23
Sí, están aquí.
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Por aquí.
00:00:30
¿Las tenemos?
00:00:32
Ahí están.
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Este año vamos a ver, aquí... ¿Tienes preferencia por alguna? No. Autoconfianza, di que sí, coge una.
00:00:33
La 7, Antonito y Camborio
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Un momento, ¿podéis todos los niños cuando subáis
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Primero decir vuestro nombre al público y el colegio del que venís
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Y ya presentáis después la poesía, ¿vale?
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Hola, buenos días, me llamo Mateo Álvarez
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Y vengo a representar al colegio Santísimo Sacramento
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con una poesía de Federico García Lorca, titulada La muerte de Antonio del Camborio.
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Espero que la disfruten.
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Voces de muerte sonaron, cerca del Guadalquivir.
00:01:30
Voces antiguas que cercan, voz de clavel barmil.
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Les clavó sobre las botas, mordiscos de jabalí.
00:01:41
En la lucha daba saltos, jabonados de delfín.
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Bañó con sangre enemiga su corbata carmesí
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Pero eran cuatro puñales y tuvo que escondier
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Cuando las estrellas clavan rejones al agua gris
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Cuando los herales sueñan verónicas de Arelí
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Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir
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Antonio Torres heredia
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Camorio de duro acril
00:02:22
Moreno de verde luna
00:02:24
Voz de clavel barmil
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¿Quién te ha quitado la vida
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Cerca del Guadalquivir?
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Mis cuatro primos heredia
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Hijos de Benamejí
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Lo que en otros no envidiaban
00:02:38
Ya lo envidiaban en mí
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Zapatos color corinto
00:02:41
Medallones de marfil
00:02:44
Y este putis amasado
00:02:46
con aceitunas y jazmín.
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Ay, Antoñito el Camborio,
00:02:52
digno de una emperatriz,
00:02:54
acuérdate de la Virgen
00:02:56
porque te vas a morir.
00:02:57
Ay, Federico García,
00:03:00
llama a la Guardia Civil.
00:03:01
Ya mi talle se ha quebrado
00:03:03
como caña de maíz.
00:03:05
Tres golpes de sangre tuvo
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y se murió de perfil.
00:03:11
Viva Moneda,
00:03:16
que nunca se volverá a repetir.
00:03:16
Un ángel marchoso pone su pavés en un cojín
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Otros de rubor cansado encendieron un candil
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Y cuando los cuatro primos llegan a Benamejí
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Voces de muerte cesaron cerca del Guadalquivir
00:03:33
Bueno, pues cuando quieras, pues ya le decimos el poema elegido.
00:04:11
Y a continuación, os voy a recitar una poesía de Sergio Yóquiman, titulada Te deseo.
00:04:44
Espero que os guste.
00:04:51
Te deseo, primero que ames, y que amando, también seas amado.
00:04:57
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar, y que después de olvidar, no guardes rencores.
00:05:04
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.
00:05:13
te deseo también que tengas amigos
00:05:20
y que incluso malos
00:05:23
o inconsecuentes
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sean valientes y fieles
00:05:27
y que por lo menos haya uno
00:05:29
en quien confiar sin dudar
00:05:31
y porque la vida es así
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te deseo también que tengas enemigos
00:05:35
ni muchos ni pocos
00:05:38
el amigo exacto
00:05:40
para que algunas veces
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te cuestiones tus propias certezas
00:05:43
y que entre ellos haya por menos uno
00:05:45
que sea justo
00:05:49
para que no te sientas demasiado seguro.
00:05:51
Te deseo además que seas útil,
00:05:55
más no sustituible
00:05:58
y que en los momentos malos,
00:05:59
cuando no quede más nada,
00:06:02
esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.
00:06:04
Igualmente, te deseo que seas tolerante,
00:06:08
no con los que se equivocan poco,
00:06:12
porque eso es fácil,
00:06:13
sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente
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y que haciendo buen uso de esa tolerancia sirvas a gente a otros.
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Te deseo que siendo joven no madures demasiado deprisa
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y que ya maduro no insistas en rejuvenecer
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y que siendo viejo no te dediques al desespero
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porque cada edad tiene su placer y su dolor
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y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
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Te deseo de paso que seas triste,
00:06:46
No todo el año, sino apenas un día
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Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena
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Que la risa habitual es osa
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Que la risa constante es más sana
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Te deseo que descubras con urgencia máxima
00:07:00
Por encima y a pesar de todo
00:07:06
Que existen y que te rodean seres oprimidos
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Tratados con injusticia y personas infelices
00:07:11
Te deseo que acarices un perro
00:07:15
que alimentes un pájaro
00:07:19
y cuidas un jilguero
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erguir triunfante su cuento matinal
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porque de esta manera sentirás bien por nada
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te deseo también
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que plantes una semilla
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por minúscula que sea
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para que la acompañes en su crecimiento
00:07:35
y así descubras
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de cuantas vidas está hecho un árbol
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te deseo además
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que tengas dinero
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porque es necesario ser práctico
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y que por lo menos
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una vez por año
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Pongas parte de ese dinero frente a ti y digas
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Esto es mío
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Solo para que quede claro quién es el dueño de quién
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Te deseo también que uno de tus abuelos muera
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Pero que si muere pueda llorar sin lamentarte
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Y sufrir sin sentirte culpable
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Te deseo por fin que siendo hombre tengas una buena mujer
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Y que siendo mujer tengas un buen hombre mañana y al día siguiente
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Y que, cuando estén exhaustos y sonrientes, hable sobre amor para recomenzar.
00:08:24
Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte.
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Mateo ya has roto el hielo
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el primero siempre es el más difícil
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como los buques esos rompehielos
00:09:20
pero bueno
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ahora le toca a Ayer de Parilla
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el que acaba de llegar
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es como si volvieras a ser otra vez el primero
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así que otra vez te toca hacer buques rompehielos
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pasa por aquí
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vamos a decir bien tu nombre
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Nicolás Ayer de Parilla, ¿verdad?
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y tú tienes elegidas
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La 2, la 3 y la 8
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La vida y el sueño en la lechera
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Y las manos de la cebolla, ¿verdad?
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Venga, pues vamos a ver
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Quien decide la suerte
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La 3, que es
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La lechera
00:10:06
Ahora no
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Sí, la lechera
00:10:10
Buenos días, me llamo Nicolás
00:10:10
Vengo del colegio Agustín de Arguelles
00:10:25
Y os voy a recitar
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el cuento de la lechera de Félix María de Samaniego.
00:10:29
Llevaba en la cabeza una lechera, el cántaro, al mercado,
00:10:35
con aquella tristeza, aquel aire sencillo, aquel agrado.
00:10:39
¿Qué va diciendo a todo lo que lo advierte?
00:10:44
Yo sí que estoy contenta con mi suerte,
00:10:47
porque no apetecía más compañía que su pensamiento,
00:10:50
que alegre le ofrecía inocentes ideas de contento.
00:10:53
Marchaba sola la feliz lechera, yéndose entre sí de esta manera.
00:10:57
Esta leche es vendida, el limpio me dará tanto dinero,
00:11:02
y con esta partida un canasto de huevos comprar quiero,
00:11:06
para sacar cien pollos que al estío me rodearán, cantando el pío, pío.
00:11:10
Del importe logrado, mercaré un cochino,
00:11:15
con bellota salvado berza, castaña, que engordará sin tino,
00:11:18
Tanto que puede ser que yo consiga ver cómo se le arrastra la barriga
00:11:22
Llevarélo al mercado, sacaré sin duda un buen dinero
00:11:27
Y compraré de contado una robusta vaca y un ternero
00:11:31
Que corre y salte por toda la campaña, desde el monte cercano hasta la cabaña
00:11:35
Con este pensamiento, enajenada, brinca de manera que su salto violento el cántaro cayó
00:11:40
¡Pobre lechera! Adiós leche, adiós huevos, adiós dinero, adiós lechón, adiós vaca y ternero.
00:11:47
¡Oh, loca fantasía! ¡Qué palacio fabricas en el viento!
00:11:55
¡Modera tu alegría! ¡No sea que salta uno de contento al contemplar dichosa tu mudanza!
00:11:59
¡Que yo me alcanzaría yo la esperanza!
00:12:05
¡No seas ambiciosa, ni mejor o más próspera fortuna!
00:12:07
¡Que vivirás ansiosa sin que puedas hacerte cosa alguna!
00:12:11
¡No le lees impaciente el bien futuro!
00:12:14
Mira, que en el presente está seguro.
00:12:17
Bueno, creo que el poema de mi reelección tienes el famosísimo Pirata de José Desprocera.
00:12:27
Bueno, y ahora les voy a recitar la poesía que he elegido, que es la canción del Pirata de José Desprocera.
00:12:40
Con diez cañones por banda, viento en popa toda vela
00:12:47
No corta el mar si no vuela, un velero bergantín
00:12:52
Baje el pirata que llaman por su bravura el temido
00:12:55
En todo mar conocido, del uno al otro confín
00:12:59
La luna en el mar riela, en la lona gime el viento
00:13:02
Y alza en blando movimiento olas de plata y azul
00:13:06
Y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa
00:13:09
Hacia un lado, Europa al otro, y allá a su frente Estambul
00:13:13
Navega, velero mío, sin temor
00:13:17
Que ni enemigo navío, ni tormenta, ni bonanza
00:13:19
Tu rumbo a torcer alcanza, ni a sujetar tu valor
00:13:22
Veinte presas hemos hecho al despecho del inglés
00:13:26
Y han rendido sus pendones cien naciones a mis pies
00:13:30
Que es mi barco, mi tesoro
00:13:34
Que es mi Dios, la libertad
00:13:36
Mi ley, la fuerza y el viento
00:13:38
Mi única patria, la mar
00:13:40
Allá muevan, feroz guerra
00:13:42
Ciego reyes por un palmo más de tierra
00:13:44
Que yo aquí tengo por mío
00:13:47
Cuanto abarca el mar bravío
00:13:49
A quien nadie impuso leyes
00:13:51
Y no hay playa sea cualquiera
00:13:53
Ni bandera de esplendor
00:13:56
Que no sienta mi derecho
00:13:57
Y de pecho a mi valor
00:13:59
Que es mi barco mi tesoro
00:14:01
Que es mi Dios la libertad
00:14:03
Mi ley la fuerza y el viento
00:14:05
Mi única patria la mar
00:14:07
A la voz de
00:14:09
¡Barco viene!
00:14:12
¡Eh! Es de ver cómo vira y se previene, a todo trapo a escarpar, que yo soy el rey del mar y mi furia es de temer.
00:14:13
En las presas yo divido, lo acogido por igual, sólo quiero por riqueza la belleza sin igual,
00:14:22
que es mi barco mi tesoro, que es mi Dios la libertad, mi ley la fuerza y el viento, mi única patria, la mar.
00:14:29
Sentenciado estoy a muerte
00:14:36
Yo me río, no me abandone la suerte
00:14:38
Y al mismo que me condena
00:14:41
Colgaré de alguna encena
00:14:43
Quizá en su propio navío
00:14:44
Y si caigo, ¿qué es la vida?
00:14:46
Por perdida ya la vi
00:14:49
Cuando el yugo del esclavo
00:14:50
Como un bravo sacudí
00:14:52
Que es mi barco mi tesoro
00:14:53
Que es mi Dios la libertad
00:14:55
Mi ley la fuerza y el viento
00:14:57
Mi única patria, la mar
00:14:59
Y del trono son violen...
00:15:01
Son mi música mejor aquilones, del estrépito y temblor, de los cables sacudidos, del negro mar de los bramidos,
00:15:05
y el rugir de mis cañones, y del trueno el son violento, y del viento el rebramar.
00:15:14
Yo me duermo sosegado, arruinado por el mar.
00:15:20
Que es mi barco mi tesoro, que es mi Dios la libertad, mi ley la fuerza y el viento, mi única patria.
00:15:23
Hola, buenos días, me llamo María Bersebane, vengo del colegio La Inmaculada Amarilla
00:15:30
y hoy voy a citar el poema, el cuento de la lechera de Feliz María de Samanio
00:15:50
Llevaba en la cabeza una lechera, el cántaro al mercado
00:15:56
con aquella presteza, aquel aire sencillo, aquel agrado
00:16:01
que va diciendo a todo el que la advierte
00:16:06
Yo sí que estoy contenta con mi suerte, porque no apetecía más compañía que su pensamiento,
00:16:09
que alegre le ofrecía inocentes ideas de consenso.
00:16:16
Marchaba sola la feliz lechera, diciéndose en tesis de esta manera.
00:16:20
Esta leche vendida, el limpio me dará tanto dinero,
00:16:27
y con esta partida un ganasto de huevos comprar quiero.
00:16:32
Para sacar cien pollos que al estío me rodearán cantando el pío, pío.
00:16:37
Del importe logrado de tanto pollo, me daré un cochino
00:16:43
con bellota, salvado, berza, castaña.
00:16:48
Engordará sin quino.
00:16:53
Tanto que puede ser que yo consiga ver cómo se le arrastra la barriga
00:16:56
Llevarélo al mercado, sacaré de él sin duda buen dinero
00:17:02
Y compraré de contado una robusta vaca y un cerdero
00:17:07
Que coca y salte toda la campaña desde el monte cercano a la cabaña
00:17:12
Con este pensamiento enajenado brinca de manera que a su salto violento el cántaro cayó
00:17:17
¡Pobre lechera! ¡Adiós leche, adiós huevos, adiós dinero, adiós lechón, adiós vaca y ternero!
00:17:26
¡Oh, loca fantasía! ¡Qué palacios fabricas en el viento! Modera tu alegría.
00:17:39
No sea que saltando de contento, al contemplar viciosa tu mudanza, quiebre su cantarillo la esperanza.
00:17:46
No seas ambiciosa, de mejor o más próspera fortuna, que vivirás ansiosa sin que puedas saciarse cosa ninguna.
00:17:54
No anheles impaciente el bien futuro, mira que en el presente estás seguro.
00:18:05
¿Puedes entrar tú misma a la biblioteca?
00:18:22
Vale.
00:18:24
Venga.
00:18:25
Y a continuación voy a citar el poema Sonatina de Joven Darío.
00:18:27
Lleva un aparato fijo en la boca
00:18:32
La princesa está triste
00:18:35
¿Qué tendrá la princesa?
00:18:46
Los suspiros se escapan de su boca de fresa
00:18:48
¿Qué ha perdido la risa?
00:18:51
¿Qué ha perdido el color?
00:18:54
La princesa está pálida en su silla de oro
00:18:55
Está muro el teclado de su clave sonoro
00:18:58
y en un vaso mirada se desmaya una flor.
00:19:03
El jardín pone al triunfo de los pavos reales,
00:19:08
para la china la dueña dice cosas banales
00:19:11
y vestido de rojo piruetea el buzón.
00:19:14
La princesa no siente, la princesa no siente,
00:19:18
la princesa persigue por el cielo de oriente
00:19:22
la libérula vaga de una vaga ilusión.
00:19:25
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China
00:19:29
o en el que ha detenido su carroza argentina para ver de sus ojos la dulzura de luz,
00:19:32
o en el rey de las islas de las rosas flagrantes, o en el que es soberano de los claros diamantes,
00:19:39
o en el dueño orgulloso de las perolas de Ormuz.
00:19:46
¡Ay, la pobre princesa de la boca de rosa!
00:19:52
Quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, genera las ligeras bajo el cielo volar.
00:19:56
Ir al sol por la escala luminosa de un rayo
00:20:03
Saludar a los lirios con los versos de mayo
00:20:06
O perderse en el viento sobre el trueno del mar
00:20:09
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata
00:20:13
Ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata
00:20:17
Ni los cisnes unánimes en el lago de azul
00:20:21
Y están tristes las flores por la flor de la corte
00:20:24
Los jamines de oriente, los relumbos del norte
00:20:28
De occidente las lanias y las rosas del sur.
00:20:32
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
00:20:37
¡Está presa en sus soros! ¡Está presa en sus cules!
00:20:40
En la jaula de mármol del palacio real.
00:20:44
El palacio soberbio que vicinan los guardias.
00:20:48
Que custodian cien negros con sus cien alabazas.
00:20:52
Un lebre que no duerme y un dragón colosal.
00:20:56
O quien fuera el sípila que dejó la crisálida
00:20:59
O visión adorada de oro, rosa y marfil
00:21:04
¿Quién volará a la tierra donde un príncipe existe?
00:21:08
La princesa está pálida, la princesa está triste
00:21:12
Más brillante que el alba, más hermoso que abril
00:21:16
Calla, calla, princesa, dice el hada madrina
00:21:20
En caballo con alas hacia acá se encamina
00:21:24
en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te adora sin verse
00:21:28
y que llega de lejos vencedor de la muerte, a encenderse los labios con un beso de amor.
00:21:36
Uno, Alma, buscarte has en mí, de Santa Teresa de Jesús.
00:21:50
Alma, buscarte has en mí, y a mí, buscarme has en ti.
00:21:57
De tal suerte pudo amor, alma, en mí te retratar
00:22:02
Que ningún sabio pintor supiera con tal primor tal imagen estampar
00:22:07
Fuiste por amor criada, hermosa, bella, y así me centrañas pintada
00:22:14
Si te perdieres, mi amada, alma, buscarte así
00:22:21
mí. Yo sé que te hallarás en mi pecho retratada y tan al vivo sacada que si te ves te holgarás
00:22:27
viéndote tan bien pintada. Y si acaso no supieras dónde me hallarás a mí, no andes
00:22:38
de aquí para allí, sino si hallarme quisieras a mí buscarme a sentir. Porque tú eres mi
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cosento, eres mi casa y morada, y así llamo en cualquier tiempo, si haya en tu pensamiento
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estar la puerta cerrada. Fuera de ti no hay buscarme, porque para llamarme a mí bastará
00:23:05
solo llamarme, que a ti iré sin tardarme, y a mí buscarme a sentir.
00:23:14
Ahora voy a recitar La cigarra y la hormiga de Félix María de Simón.
00:23:26
Cantando la cigarra pasó el verano entero, sin hacer provisiones, allá para el invierno.
00:23:39
Los fríos la obligaron a guardar el silencio y a acogerse al abrigo de su estrecho aposento.
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Vio ser desproveída del preciso sustento, sin mosca, sin gusano, sin trigo y sin centeno.
00:23:54
Habitaba la hormiga, allí David que en medio, y con mil expresiones de atención y respeto, la dijo.
00:24:04
Doña hormiga, pues que en vuestro granero sobran las provisiones para vuestro alimento.
00:24:13
prestad alguna cosa con que viva este invierno,
00:24:21
esta triste cigarra que alegre en otro tiempo.
00:24:26
Nunca conoció el daño, nunca supo temerlo.
00:24:31
No dudéis en prestarme, que fielmente prometo
00:24:35
pagaros con ganancias por el nombre que tengo.
00:24:39
La codiciosa hormiga respondió con denuedo,
00:24:43
ocultando a la espalda las llaves del granero.
00:24:47
Yo, prestar lo que gano con un trabajo inmenso.
00:24:52
Dime, pues, holgazana, ¿qué has hecho en el buen tiempo?
00:24:56
Yo, dijo la cigarra.
00:25:01
A todo pasajero cantaba alegremente sin cesar ni un momento.
00:25:04
Hola, ¿con qué cantabas cuando yo andaba al reo?
00:25:09
Pues ahora que yo como, baila pese a tu cuerpo.
00:25:11
Buenos días, me llamo Diego Barrios y vengo del Colegio González de Gasset
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y voy a recitar La vida es sueño, de Pedro Calderón de La Hora.
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Es verdad, pues, reclamamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición,
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por si alguna vez soñamos, y si haremos, pues estamos en un mundo tan singular
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que el vivir suele soñar, y la experiencia me enseña
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que el hombre que vive sueña lo que es hasta despertar.
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Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño,
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mandando, disponiendo y gobernando,
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y este aplauso que recibe prestado en el viento escribe
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y en cenizas le convierte la muerte,
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desdicha fuerte, que hay quien intente arruinar
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viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte.
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Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece
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Sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza
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Sueña el que a medar empieza, sueña el que afana y pretende
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Sueña el que agarraga y ofende
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Y en el mundo de conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende
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Yo sueño que estoy aquí, de estas prisiones cargadas
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Y soñé que en otro estado más lisa un gelo me vino
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¿Qué es la vida?
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Un frenesí
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¿Qué es la vida?
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Una ilusión, una sombra, una ficción
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Y el mayor bien es pequeño
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Que toda la vida sueño y los sueños sueños son
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A continuación voy a recitar el huérfano y el sepultorero de Juan Manuel Pongo.
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Estaba muerto de frío el huérfano que aquel día en los portones pedía el cementerio sombrío.
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Pobrecito entre el gentío, mientras su mano largaba, con voz trémula exclama.
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Una limosna, señores, es para un ramo de flores para quien tanto me amaba.
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La gente entraba y salía
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Sorda la voz penitente
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De aquel despojo doliente
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Que en nombre de Dios pedía
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El pobre también quería
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En su nostalgia infinita
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Entrar a la chacarita
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Y adornar de cualquier modo
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La tumba llena de lodo
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De su santa madre
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Pobre niño en su orfandad
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Y al ver que nadie le daba
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Y la noche se acercaba
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Con su denso oscuridad
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Empezó con ansiedad a recoger más flores que por estar sin colores
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Y por el sol marchitadas fueron al suelo tiradas por manos de unas señores
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Después que un ramo formó con varias flores del suelo
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Le dio gracias al cielo y en el cementerio entró
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Muy pronto el niño llegó con el ramo que oprimía
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al lugar donde sabía que se encontraba la fosa de su madre cariñosa,
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que el sueño eterno de ella.
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Pero todo había cambiado, pues donde estaba su madre,
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un panteón se levantaba, quizás de algún poder tal.
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El niño, desesperado por el cambio que encontró,
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llorando, le preguntó a un viejo serpulturero,
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Dígame, señor ligero, ¿quién a mi madre llevó?
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Y el viejo sepulturero al niño triste le dijo
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No me hagas preguntas, hijo, que hacerte llorar no quiero
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Los ricos, los ricos están primero
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Es por eso que el lugar le damos
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Mal hacemos si lloramos por una simple pavada
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Los pobres no somos nada
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Y hasta en la muerte estorbamos
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Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido.
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El olmo centenario en la colina que la menduero, un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento.
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No será cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera
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Habitado de pardos, mis señores
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Ejército de ornitas de milera va trepando por él
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Y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas
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Antes que te derribe Olmo del Duero con su hacha el leñador
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Y el carpintero te convierta en melena de campana
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Lanza de carro o yugo de carreta
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Antes que rojo en el hogar mañana
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Ardas en alguna mísera caseta al borde de un camino
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Antes que te rescoaje un torbellino
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Y tronche el soplo de las sierras blancas
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Antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas
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Olmo, quiero anotar en mi cartera
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La gracia de tu rama verdecida
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Mi corazón espera
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También hacía la luz y hacía la vida
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Otro milagro de la primavera
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¿Y el segundo poema?
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Ajos de Magdalena Sánchez Blesa
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Jamás un conato de daros la vuelta
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Jamás una huida, por muchos que sean
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Jamás ningún miedo
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Y si acaso os diera
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Jamás os lo noten, que no se te encuentran.
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Jamás os me rindo si no tenéis fuerzas.
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Aunque fuese a gatas, llegad a la meta.
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Que nadie os acuse, miradme a la cara.
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Que nadie os acuse de dejar a medias un sueño imposible.
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Si es que los hubiera.
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Yo no los conozco.
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Y mira que llevo yo sueños a puestas.
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Jamás, y lo digo con una sentencia, miradme a la cara
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Jamás en la vida paséis por el lado de cualquier persona sin una sonrisa
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No hay nadie en el mundo que no la merezca
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Hacedle a la vida más fácil miradme a cada ser vivo que habite la tierra
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Jamás se os olvide que en el mundo hay guerra
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Por pasar de largo sin gloria ni pena delante de un hombre
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Y no preguntarnos qué sueño le empieza
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qué historia le empuja
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qué pena lo envuelve
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qué miedo lo para
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qué madre lo tuvo
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qué abrazo le falta
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qué rabia le ronda
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o qué envidia lo apresa
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jamás
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y lo digo faltándome fuerza
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si el mundo se para
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os quedéis sentados
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viendo la manera de que otro lo empuje
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Remangaos el alma, sed palanca y rueda, tirad de la vida vuestra y de quien sea, que os falte camino.
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Perded la pelea contra los enanos, no sed los primeros, que os ganen los hombres que no tienen piernas.
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No sabedlo todo, dejad que contesten los que menos sepan.
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Las manos bien grandes, las puertas abiertas, anchos los abrazos, fuera las fronteras.
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Hablad un idioma claro, que se entienda.
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Si estrecháis la mano, hacedlo con fuerza, mirando a los ojos, dejando una huella.
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Prestad vuestra vida, regaladla entera, que a nadie le falte ni una gota de ella.
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Cantad, que cantando la vida es más bella
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Y jamás os hablo desde donde nazca el último soplo de vida que tenga
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Jamás una huida, por muchos que sea
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Hola, me llamo Pablo García Gómez
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Vengo del Colegio Querido San Diego de Buenatalaz
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Y voy a recitar Isla Indolada de Gloria Fuertes
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Soy como esa isla que indolada
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late acunada por árboles jugosos, en el centro de un mar que no me entiende,
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rodeada de nada, sola, solo.
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Hay aves en mi isla de fuentes y pintadas por ángeles pintores.
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Hay fieras que me miran dulcemente y venenosas flores.
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Hay arroyos poetas y voces interiores de volcanes dormidos.
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Quizá hay algún tesoro muy dentro de mi entraña
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¿Quién sabe si yo tengo diamante en mi montaña
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O tan solo un pequeño pedazo de carbón?
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Los árboles del bosque de mi isla
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Sois vosotros mis versos
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Qué bien sonáis a veces
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Si el gran músico viento
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Os toca cuando viene el mar que me rodilla
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A esta isla que soy
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Si alguien llega
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Que se encuentre con algo es mi deseo
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manantiales de versos encendidos y cascadas de paz es lo que tengo
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un hombre que me sube por el alma y no quiere que llore mis secretos
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y soy tierra feliz que tengo el arte de ser dichosa y pobre al mismo tiempo
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para mí es un placer ser ignorada, isla ignorada del océano eterno
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en el centro del mundo, sin un libro, sé todo
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Porque vino un mensajero y me dejó una cruz para la vida
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Para la muerte me dejó un misterio
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Y ahora voy a recitar romances en ámbulo de Federico García Lorca
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Verde que te quiero verde, verde viento, verde ramas
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El barco sobre la mar y el caballo en la montaña
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Con la sombra en la cintura, ella sueña en su baranda
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Verde carne, pero verde, con ojos de fría plata
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Verde que te quiero verde, bajo la luna gitana
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Las cosas la están mirando y ella no puede mirarlas
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Verde que te quiero verde, grandes estrellas de escarcha
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Vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba
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La higuera freta su viento con la lija de sus ramas
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Y el monte, gato garduño, eriza sus pinas ágrias
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¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
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Ella sigue en su baranda
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Verde carne, pelo verde
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Soñando en la mar amada
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Compadre, quiero cambiar mi caballo por su casa
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Mi montura por su espejo
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Mi cuchillo por su manta
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Compadre, vengo sangrando desde los puertos de cabra
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Si yo pudiera, motito
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Este trato se cerraba
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Pero yo ya no soy yo
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Ni mi casa es ya mi casa
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Compadre, quiero morir decentemente en mi cama
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De acero si puede ser, con las sábanas de holanda
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¿No ves la herida que tengo desde el pecho a la garganta?
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Trescientas rosas morenas lleva tu pechera blanca
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Tu sangre rezuma igual y alrededor de tu zaga
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Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa
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Dejadme subir al menos hasta las altas barandas
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¡Dejadme subir! ¡Dejadme hasta las verdes barandas!
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Barandales de la luna por donde retumba el agua
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Ya suben los dos compadres hacia las altas barandas
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Dejando un rastro de sangre, dejando un rastro de lágrimas
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Temblaban en los tejados farolichos de hojalata
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Mil banderos de cristal herían la madrugada
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Verde que te quiero verde, verde viento, verde ramas
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Los dos compadres subieron. El largo viento dejaba en la boca un raro gusto de hiel, de menta y de albahaca.
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—¡Compadre! ¿Dónde está Adime? ¿Dónde está tu niña amada?
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Cuántas veces te esperó, cuántas veces te esperara, cara fresca, negro pelo, en esta verde baranda.
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Sobre el rostro del aljibe se mecía la gitana
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Verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata
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Un carámbano de luna la sostiene sobre el agua
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La noche se puso íntima como una pequeña plaza
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Guardias civiles borrachos en la puerta golpeaban
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Verde, que te quiero verde, verde viento, verde ramas
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El barco sobre la mar y el caballo en la montaña
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Buenos días, me llamo Esther García Ladrón de Guevara
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y os voy a recitar el poema de muerte de Antoñito el Camboyo de Federico García Lorca.
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Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir,
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voces antiguas que cercan voz de clavel baunil.
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Les clavó sobre las botas mortiscos de jabalí,
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en la lucha daba saltos jabonados de delfín.
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Bañó con sangre enemiga su corbata carmesí
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Pero dan cuatro puñales y tuvo que sucundir
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Cuando las estrellas clavan rejones a loba gris
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Cuando los herales sueñan verónicas de alerí
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Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir
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Antonio Torres Heredia, Camboya de Duracril
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Moreno de verde luna, voz de clavel baunil
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¿Quién te ha quitado la vida cerca del Guadalquivir?
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Mis cuatro primos Heredia, hijos de Benamejí
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Lo que en otros no envidiaban, ya lo envidiaban en mí
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Zapatos color corinto, medallones de marfil
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Y este cutis amasado con aceituna y jazmín
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¡Ay, Antoñito el Camborio!
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Digno de una emperatriz
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Acuérdate de la Virgen porque te vas a morir
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¡Ay, Federico García! ¡Llama a la Guardia Civil! ¡Chamitario se ha quebrado como caña de maíz!
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Tres golpes de sangre tuvo y murió de perfil. Viva moneda que nunca se volverá a repetir.
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Un ángel marchoso pone su cabeza en un cojín. Otros, de rubor cansado, encendieron un candil.
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Y cuando los cuatro primos llegan a Benamejí, voces de muertes que se arruinan cerca del Guadalquivir.
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Y a continuación les voy a recitar la poesía de elección libre que se llama El conde niño.
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Es anónimo español
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Conde niño por amores
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Es niño y pasó a la mar
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Va a dar a su caballo
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La mañana de San Juan
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Mientras el caballo bebe
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Él canta y hace cantar
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Todas las aves del cielo
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Se paraban a escuchar
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Caminante que camina
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Olvida su caminar
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Navegante que navega
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La nave vuelve hacia allá
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La reina está balabrando, la hija durmiendo está
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Levantaos, alba niña, de vuestro dulce folgar
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Sentiréis cantar hermoso la sirenita del mar
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No es la sirenita, madre, la de tan bello cantar
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Sino es el conde niño que por mí quiere reinar
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¿Quién le pudiese valer en su tan triste penal?
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Si por tus amores pena, oh, mal haya su cantar
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Y porque nunca los goce, yo le mandaré matar.
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Si le manda matar, madre, juntos nos han de enterrar.
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Él murió a la medianoche, ella a los gallos cantar.
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A ella, como hija de reyes, la entierran en el altar.
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A él, como hijo de conde, unos pasos más atrás.
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De ella nació un rosal blanco.
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De él nació un espino albar.
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Crece el uno, crece el otro.
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Los dos se van a juntar.
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Las ramitas que se alcanzan, fuertes abrazos se dan.
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Y las que no se alcanzaban, no dejan de suspirar.
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La reina, llena de envidia, ambos los mandó cortar.
00:43:50
El galán que los cortaba, no cesaba de llorar.
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De ella naciera una garza, de él un fuerte gavilán
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Juntos vuelan por el cielo, juntos vuelan a la paz
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Hola, buenos días, soy Alicia García Ladrón de Guevara
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del colegio Federico García Lorca de Alcorcón
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Antes de empezar, mi hermana y yo queríamos dedicar esta poesía
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a una profesora muy querida en nuestro colegio
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que ya no está entre nosotros
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dedicada a Encarna
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el cuento de la lechera
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de Félix María de San Daniel
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si papá en la cabeza
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una lechera al cántaro al mercado
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con aquella presencia
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aquel aire sencillo
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aquel agrado
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que va diciendo todo el que lo adquierte
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yo sí que estoy contenta con mi suerte
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porque no te decía
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más compañía que su pensamiento, que alegre le ofrecía inocentes ideas de contento.
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Marchaba sola la feliz lechera, diciéndose entre sí de esta manera.
00:45:10
Esta leche vendida, el limpio, me dará tanto dinero y con esta partida un canasto de huevos comprar quiero,
00:45:15
para sacar cien pollos que al estío me rodearán cantando el pío pío,
00:45:23
Del importe logrado, de tanto pollo me caré un cochino.
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Con bellota, salvado, verda, castaña engordará el cintino.
00:45:32
Tanto que pueda ser que yo consiga ver cómo se le arrastra la barriga.
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Llevarélo al mercado, sacaré de él sin duda buen dinero.
00:45:42
Compraré de contado una robusta vaca y un terdeo.
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Que corre y salte toda la campaña desde el monte cercano a la cabaña.
00:45:49
Con este pensamiento, enajenada, brinca de manera que a su salto violento el cántaro cayó.
00:45:54
¡Pobre lechera! ¡Adiós leche, adiós huevos! ¡Adiós dinero, adiós lechón! ¡Adiós vaca y ternero!
00:46:02
¡Oh loca fantasía! ¡Qué palacios fabricas en el viento! ¡Modera tu alegría!
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No sea que saltando de contento, al contemplar dichosa tu mudanza, quiebre su cantarillo la esperanza.
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No seas ambiciosa, de mejor a más próspera fortuna, que vivirás ansiosa, sin que puedas acierte cosa alguna.
00:46:21
No anheles impaciente el bien futuro, mira que en el presente estás seguro.
00:46:30
A continuación, os voy a recitar la poesía de El río y el arroyo, de Concepción Arenal.
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Naciendo uno de ella en par, el otro en remoto suelo, un río y un arroyuelo llegaban juntos al mar.
00:46:54
En ancho cauce y profundo, turbio corría el primero, estrecho, claro y somero, deslizaba a ser el segundo.
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Huyendo a la muchedumbre y de un niño en compañía, un hombre a dar agudía su paseo de costumbre.
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Este rato desolado aprovechó el encorrer, hizo gana de beber y beber quiso el rapaz.
00:47:18
Dijo el padre, no ves que estás en sudor bañado, reposan tanto a mi lado para que bebas después.
00:47:24
El niño obedeció que era de condición buena y sentándose en la arena a refrescarse esperó.
00:47:40
Como está impaciente, muda una y otra vez de asiento, mas parándose un momento, formal, expone una duda.
00:47:48
¿Por qué será, Padre mío, esto que siempre reparo?
00:47:58
¿Cómo está el arroyo claro y no lo está nunca el río?
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Hijo, allí cerca del mar nace puro el arroyuelo y nada encuentra en el suelo con que se pueda enturbiar.
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Si hallare casualmente tierra que enturbiar le deba, nunca los mares la lleva su escasa y débil corriente.
00:48:12
Viene de lejanas tierras este río caudaloso y por terreno famoso y por montes y por sierras.
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Y pasa por las ciudades cuya inmundicia, hijo mío, enturbe el agua del río como el arma a sus maldades.
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Y más la orilla dilata y cada vez más potente su irresistible corriente todo el pasar lo arrebata.
00:48:35
Más sintiendo la inquietud de alguna grande pasión peligra en el corazón la aventura y la virtud.
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No olvides nunca, hijo mío, que es difícil, te lo juro, ser como el arroyo puro y ser grande como el río.
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Hola, soy María Caraballo Barrio, del Colegio Fernando de los Ríos.
00:49:12
Me ha tocado la ofensiva La vida sueño de Pedro Calderón de la Valca, del siglo XVII.
00:49:16
Es verdad, pues reprimamos esta fiera condición.
00:49:22
Esta furia, esta ambición, pues si alguna vez soñamos, y si haremos,
00:49:30
pues estamos en un mundo tan singular que el vivir solo es soñar.
00:49:38
Y la experiencia me enseña que el hombre que vive soña lo que es, hasta el despertar.
00:49:46
Sueña el rey, que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando.
00:49:56
Y este aplauso que recibe, de estando, en el viento escribe, y en cenizas lo convierte.
00:50:05
La muerte, desdicha fuerte, que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar el sueño.
00:50:14
de la muerte.
00:50:26
Sueña rico en su riqueza
00:50:29
que más cuidados le ofrece.
00:50:31
Sueña al pobre
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que padece
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de su miseria y pobreza.
00:50:36
Sueña el que
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amedra la limpieza.
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Sueña el que afán y pretende.
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Sueña el que
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agravia y ofende.
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Y en el mundo,
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en concursión,
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todos sueñan lo que son
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y lo entienden.
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Yo sueño que estoy aquí, de estas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más me sujero mi vida.
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¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una afección.
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El mayor bien es pequeño, toda la vida es sueño, los sueños.
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Sueños son.
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Ahora voy a recitar la poesía Aceituneros de Miguel Hernández.
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Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma quién, quién levantó los olivos.
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No los levantó la nada, ni el dinero, ni el Señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor.
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Unidos al agua pura, los planetas unidos, los tres dieron la grosura de los troncos retorcidos.
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Levántate, olivo caro, dijeron al pie del viento
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Y el olivo lanzó una mano poderosa de cimiento
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Andaluces de Jaén, aceituneros altivos
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Decidme en el alma quién amamantó los olivos
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Nuestra sangre, vuestra vida, no la del explotador
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Que se enriqueció en la herida generosa del sudor
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No la del terrateniente que os sepultó en la pobreza
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Que os pisoteó la frente, que os redujo la cabeza
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Árboles que vuestro afán consagró del centro del día
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Eran principios de un parco y sólo el otro comió
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Cuántos siglos de aceituna, los pies y las manos presos
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Sol a sol, luna a luna, pesan sobre vuestros huesos
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Andaluces de Jaén, aceituneros altivos
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Pregunta mi alma de quién, de quién son estos olivos
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Jaén, levántate brava sobre tus piedras lunares
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No vayas a ser esclava tus olivares
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Dentro de la claridad del aceite y sus aromas
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Indican tu libertad, la libertad de tus lomas.
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- 13 de mayo de 2019 - 10:11
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- Público
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- C RECURSOS INNOVACIÓN
- Descripción ampliada:
- Vídeos de las pruebas de la Fase Final del Concurso de Narración y Recitado de Poesía de la Comunidad de Madrid 2019 (NYRP)
- Duración:
- 54′ 21″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
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