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2.1-LECTURA COMPARTIDA-CAPERUCITA ROJA
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Hola chicos, hoy os voy a contar un cuento muy muy especial, Caperucita Roja, pero este cuento es diferente.
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¿Descubriréis el por qué?
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Érase una vez, una niña tan dulce y cariñosa que todo el mundo la quería un montón.
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Un día, su abuela le regaló una caperuza de seda roja, y a la pequeña le gustaba tanto, tanto, tanto, tanto, que todo el día la llevaba puesta.
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Así es que, todo el mundo comenzó a llamarle Caperucita Roja.
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Y un día le dijo su mamá, Caperucita, aquí hay un pastel y un tarrito de miel.
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Se lo vas a llevar a la abuelita, que está enferma.
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Ponte en camino antes de que apriete el calor, pero ve con mucho cuidado y no te apartes del sendero, ¿vale?
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Ten mucho cuidado y cuando llegues no te olvides de decir buenos días.
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Y no te pares a curiosear por los rincones, que tú eres muy curiosa.
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Vale como tú dices, mamá, dijo Caperucita.
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La abuelita vivía muy lejos del pueblo, en medio del bosque
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Y cuando la niña entró en el bosque, se encontró
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¿Sabéis con quién se encontró? ¡Con el lobo!
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Pero claro, ella no se asustó, porque Caperucita no sabía lo malo que era el lobo
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¡Buenos días, Caperucita Roja! dijo el lobo
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¡Buenos días, lobo!
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¿A dónde vas tan temprano, Caperucita?
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A casa de mi abuelita
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¿Y qué llevas en esa cestita?
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Pues llevo pastel y miel, se los llevo a mi abuelita para que se recupere que está enferma.
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¿Veis? Entonces, aquí es donde le está diciendo el lobo.
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¿A dónde vas tan temprano, Caperucita?
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Madre mía, el lobo.
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¿Y dónde vive tu abuelita? le dijo el lobo.
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En medio del bosque.
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Su casa está junto a los tres grandes robles, junto al seto de avellanos.
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Seguro que tú lo conoces, le explicó Caperucita.
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El lobo pensó, esta niña estará mucho más tierna que su abuela
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Y será un bocado mucho más rico
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Pero si soy inteligente, seguramente que me los puedo comer a los dos
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Y entonces le dijo
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Oye, caperucita, ¿tú te has fijado en qué flores tan bonitas hay por aquí?
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¿No te parece que son preciosas?
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¿Por qué no le haces un ramo a tu abuelita?
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Es que vas muy rápido
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Vamos, que pareces que te vas al colegio. Ve despacito y entra en el bosque.
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Caperucita levantó los ojos y vio que había unos pájaros que estaban cantando.
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Y se dio cuenta de que los rayos del sol atravesaban los árboles del bosque.
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Cuando vio al suelo, vio tantas flores y tan bonitas y de tantos colores que no sabía cuál elegir.
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Cogía una y ahora me gusta más aquella. Y poquito a poco y cada vez más se fue adentrando en el bosque.
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¡Madre mía! Pero mientras el lobo, ¿sabéis qué hizo?
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Como el lobo era muy listo, salió corriendo, corriendo, corriendo, corriendo, corriendo
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Y llegó hasta la casa de la abuelita
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Cuando llegó, llamó a la puerta
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¿Quién es? Dijo la abuelita
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Soy Caperucita, ábreme, que te traigo comida
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¡Madre mía, qué mentiroso era el lobo!
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Entonces la abuelita le dijo
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—¡Descorre el cerrojo, que yo no puedo levantarme! ¡Y entra, por favor!
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—¡Madre mía!
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El lobo descorrió el cerrojo y, sin pronunciar una palabra, se dirigió a la cama donde estaba la abuela.
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¡Oh! ¡Se lo tragó de un bocado!
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Luego se puso su vestido, se colocó su gorro de dormir, se metió en la cama y corrió las cortinas.
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Mientras tanto, Caperucita había hecho un ramo tan grande, tan grande, tan grande, tan grande y tan bonito
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Que ya no le cabía ni una flor más
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Entonces dijo, uy, me voy corriendo a la casa de mi abuelita
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Cuando llegó a donde estaba la casa de la abuelita se extrañó un montón
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Porque claro, vio que la puerta estaba abierta
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Y entonces dijo, ay, qué raro, qué habrá pasado
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Con lo contenta que estoy yo siempre, pero me da un poco de miedo
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Entró y se acordó de lo que le había dicho su mamá
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¡Buenos días, abuelita! Pero nadie le contestó. Entonces se acercó a la cama, abrió las cortinas y vio que su abuela tenía la cara tapada, con el bolo casi tapada, pero se acercó y le dijo, ¡ay, abuelita, qué orejas tan grandes tienes! ¡Son para oírte mejor! ¡Ay, abuelita, qué ojos tan grandes que tienes! ¡Son para verte mejor!
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¡Ay, abuelita, qué nariz más grande tienes!
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¡Es para olerte mejor!
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¡Ay, abuelita, qué dientes tan grandes tienes!
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¡Son para comerte mejor!
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¡Ah! ¡Ah! Y de un bocado, el lobo se tragó a Caperucita.
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Y se quedó tan satisfecho que empezó a roncar.
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Entonces, un cazador que pasó por allí,
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escuchó los ronquidos de la abuelita que salían por la chimenea.
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y menea. Y dijo, ¡qué raro! La abuelita está roncando muy fuerte, voy a ver si le pasa algo.
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Entró y descubrió que era el lobo que estaba dormido en la cama. Y dijo, ¡ay, bribón, ya te tengo!
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Cogió su escopeta y apuntó, pero cuando iba a disparar se dio cuenta. Y dijo, ¡ay, que no, que puede ser
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que el lobo se haya tragado a la abuela! Así es que rebuscó y encontró las tijeras. Y con las tijeras,
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Zaz, zaz, zaz, con mucho cuidado, eso sí, abrió la barriga del lobo y descubrió que estaba el caperucita.
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El caperucita dio un salto y dijo, ¡ay, qué pero que susto he pasado!
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¡Y qué oscuro se estaba dentro del lobo!
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La abuelita también salió, que estaba ya, que casi no podía respirar.
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Y entre los tres se le ocurrió una idea.
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Dijeron, vamos a hacer una cosa, le vamos a llenar la barriga de piedras al lobo.
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Cogieron un montón de piedras gordas, gordas, gordas, le llenaron la barriga y se la cosieron.
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Y cuando el lobo se despertó, la barriga le pesaba tanto, tanto, tanto, que se murió.
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El cazador muy contento y Caperucita y la abuela se pusieron muy contentos.
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Se comieron lo que le había traído Caperucita, que era el pastel y la miel, y Caperucita regresó a su casa.
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Y su mamá le dijo, Caperucita, ¿qué tal? ¿Cómo estaba la abuelita?
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Caperucita sonriendo le dijo, muy bien mamá.
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Y colorín colorado, este cuento tan diferente se ha terminado.
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Y colorín colorete, por la chimenea, ¡sale un cohete!
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Chicos, ¿habéis descubierto por qué este cuento es diferente?
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- Subido por:
- Maria V.
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- Fecha:
- 1 de mayo de 2020 - 12:26
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- CP INF-PRI CIUDAD DE ZARAGOZA
- Duración:
- 06′ 55″
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