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TRES OSOS. LECTURA COMPARTIDA Y DIALOGADA
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Tres osos de Marisa Núñez y Nina Cochiba.
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Había una vez tres osos que vivían en una cabaña del bosque.
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Todos los días se levantaban temprano y tomaban un buen desayuno,
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porque a los osos les gusta crecer sanos y fuertes.
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Una mañana, oso grande preparó una deliciosa papa con él
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y la echó en tres tazas.
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Un tazón grande para oso grande, una taza mediana para osa mediana y una tacita pequeña para oso pequeño.
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Como la papa estaba muy caliente, fueron a dar un paseo mientras se enfriaba, porque a los osos no les gusta nada quemarse la lengua.
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Al poco rato, llegó a la cabaña una niña. Se llamaba Ricitos de Oro y era un poco traviesa.
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Aquella mañana no había desayunado ni una miga de pan
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La niña miró por la ventana y al ver la papa en la mesa le entró el hambre
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La puerta de la cabaña estaba abierta porque los osos nunca cierran cuando salen de paseo
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Así que Ricitos de Oro no se lo pensó dos veces y entró
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Primero probó la papa del tazón grande pero estaba muy caliente
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Después probó la papa de la taza mediana, pero estaba muy fría
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Por último probó la papa de la tacita pequeña
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Y relamiéndose dijo
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Mmm, ni muy caliente, ni muy fría, justo como a mí me gusta
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Y se la comió toda
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Con la barriga llena de ricitos de oro decidió quedarse allí un poco a descansar
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En un rincón vio tres sillas
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Primero se sentó en la silla grande, pero era muy alta.
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Después se sentó en la silla mediana, pero era muy baja.
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Por último se sentó en la silla pequeña y se sintió cómoda.
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Ni muy alta ni muy baja, justo como a mí me gusta.
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Tanto le gustó la silla que se balanceó y se balanceó y ¡plom! se cayó en el suelo.
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Ricitos de Oro estaba un poco aturdida por el trastazo y le entraron ganas de tumbarse en la cama.
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Al ver las escaleras pensó, quizás pueda descansar arriba y subió a saltitos.
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Allí estaba la habitación de los osos y había tres camas.
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¿Por qué los osos prefieren dormir en camas separadas?
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Primero se acostó en la cama grande, pero era muy dura.
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Después se acostó en la cama mediana, pero era muy blanda
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Por último se acostó en la cama pequeña
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¡Qué bien! Ni muy dura ni muy blanda, justo como a mí me gusta
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Y en un momento se quedó dormida
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Al cabo de un rato volvieron los tres osos
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En cuanto se acercaron a la mesa se dieron cuenta de que había pasado algo
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Porque los osos cuando pasa algo raro se lo huelen enseguida
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—¿Alguien ha probado la papa de mi tazón grande? —dijo Oso Grande.
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—¿Alguien ha probado la papa de mi taza mediana? —dijo Osa Mediana.
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—¿Y alguien ha probado la papa de mi tacita pequeña y no ha dejado ni gota? —lloriqueó Oso Pequeño.
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Los tres osos fueron a la cocina. Miraron debajo de la mesa, dentro de la cortina, dentro del horno...
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Pero no había nadie. Como no sabían qué hacer, decidieron sentarse en las sillas de pensar,
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porque cuando tienen que pensar en algo importante, a los osos les gusta estar cómodos.
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—¡Alguien se ha sentado en mi silla grande! —protestó Oso Grande.
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—¡Alguien se ha sentado en mi silla mediana! —protestó Osa Mediana.
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—¡Y alguien se ha sentado en mi silla pequeña y la ha destrozado! —lloriqueó Oso Pequeño.
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Los tres osos estaban seguros de que alguien había entrado en la cabaña
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Y decidieron registrarlo todo
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Porque a los osos no les gusta que les revuelvan sus cosas sin permiso
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Subieron las escaleras
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Oso grande iba adelante
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Oso mediano iba detrás
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Y el oso pequeño detrás
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Al asomarse a la habitación
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Vieron una almohada en el suelo
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Alguien se ha acostado en mi cama grande
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Gruñó oso grande
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¿Alguien se ha acostado en mi cama mediana? gruñó Osa Mediana
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¿Y alguien se ha acostado en mi cama pequeña y todavía no se ha levantado?
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lloriqueó Oso Pequeño asustado al ver un bulto bajo la manta
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Era Ricitos de Oro, que dormía como un tronco
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Entonces los tres osos se pusieron a los pies de la cama
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y muy enfadados dieron un rugido enorme
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porque los osos, cuando se enfadan, pueden dar unos rugidos para morirse de miedo.
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La niña se llevó tal susto que se le pusieron los rizos de punta.
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Como la ventana estaba abierta, porque los osos abren las ventanas por la mañana para ventilar la cabaña,
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dio un salto desde arriba y escapó como un rayo, pensando que la perseguían tres osos feroces.
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Desde entonces Ricitos de Oro no volvió a entrar en una caballa del bosque sin que la invitasen
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Y colorín colorado este cuento se ha acabado
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Y colorín colorete por la chimenea sale un cohete
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- Idioma/s:
- Autor/es:
- María Ángeles Martín Domínguez
- Subido por:
- M. Ángeles M.
- Licencia:
- Reconocimiento - No comercial - Compartir igual
- Visualizaciones:
- 87
- Fecha:
- 2 de mayo de 2020 - 14:06
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- IES CIUDAD DE LOS POETAS
- Duración:
- 05′ 51″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
- Resolución:
- 1920x1080 píxeles
- Tamaño:
- 721.34 MBytes
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