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HFIL 2BACH - 02 Los sofistas y Sócrates - Contenido educativo
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Los sofistas y Sócrates
Hacia el siglo V a. C. se produjo un cambio muy importante en la filosofía griega. En lugar de preocuparse por la naturaleza, como sucedía anteriormente en tiempos de los presocráticos, los filósofos comenzaron a preocuparse por cuestiones que tienen que ver con el ser humano, la ética y la política. A esto se le llama, a veces, el giro antropológico en la filosofía occidental.
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Este cambio de punto de vista y de intereses se debió sobre todo al auge de Atenas, que era la ciudad más importante en aquel momento.
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Atenas atraía a un gran número de filósofos y muchos de ellos se dedicaban a enseñar el arte de la retórica.
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Los sofistas eran maestros en el arte de la palabra, un grupo de filósofos que cobraba por enseñar a los jóvenes atenienses a defender de una manera persuasiva sus puntos de vista.
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Esto era algo muy importante en Atenas en aquel momento porque la ciudad tenía un régimen político democrático
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y quien quería triunfar en la vida social debía ser capaz de convencer a los demás de sus puntos de vista en la asamblea.
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Por eso los sofistas se hicieron muy célebres.
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Entre los sofistas destacaron, por ejemplo, Protágoras o Gorgias, que se hicieron famosos por su relativismo y por su escepticismo.
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muchos sofistas eran relativistas esto quiere decir que no creían en la existencia de una
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verdad absoluta pensaban que lo que está bien o está mal depende del punto de vista y que puede
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cambiar si nos movemos de un sitio a otro o si ponemos el punto de vista en una época histórica
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o en otra lo que a nosotros nos parece bien quizá en otro país o en otra época puede estar muy mal
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visto. Además de relativistas, los sofistas también eran escépticos. Esto quiere decir que desconfiaban
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de la capacidad humana para alcanzar certezas. Creían que no era posible encontrar la verdad
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absoluta y por eso dudaban del poder de la razón para alcanzar la certidumbre. Frente a las opiniones
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de los sofistas, Sócrates tenía un punto de vista completamente distinto. Para empezar, Sócrates no
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cobraba por sus enseñanzas. Para continuar, Sócrates no presumía de saberlo todo, sino que adoptaba una
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actitud humilde, reconociendo que, en muchos sentidos, era un ignorante. Sócrates estaba
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convencido de que existía una verdad, una que era la misma para todos. A primera vista, parece que
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esto no es así. Pero lo que ocurre, dice Sócrates, es que habitualmente estamos tan convencidos de
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nuestro punto de vista que no nos paramos a indagar y a profundizar en él. Si lo hiciéramos,
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nos daríamos cuenta de que la mayor parte de las veces nuestras opiniones están equivocadas. Por
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eso, para encontrar la verdad, lo primero es reconocer que no la sabemos e intentar buscarla
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con honestidad. Sócrates pensaba que la mejor manera de hacerlo era utilizar el diálogo, pero
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para que ese diálogo fuera fructífero era importante que nuestro interlocutor también
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reconociese su ignorancia y adoptase una sincera actitud de búsqueda de la verdad. Por eso Sócrates
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en sus conversaciones con los demás atenienses siempre comenzaba adoptando un punto de vista
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irónico. Él decía, yo no sé nada, ¿sabes tú? ¿Me puedes enseñar? La mayor parte de la gente que
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había estudiado con los sofistas estaba muy segura de poder convencer a los demás y daba rápidamente
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opiniones muy contundentes sobre las preguntas que planteaba Sócrates, pero cuando éste comenzaba
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a indagar y a profundizar un poco más, rápidamente quedaba de manifiesto que la persona no sabía
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fundamental su punto de vista. Solamente ahí, cuando la persona reconocía que en realidad no
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sabía, podía comenzar de verdad un diálogo fructífero. Después de esta primera fase irónica,
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Sócrates se ponía a buscar la verdad junto con su interlocutor, en una segunda fase del diálogo
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que a veces se denomina la mayéutica. Como habrás visto, el punto de vista de Sócrates era
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completamente distinto del punto de vista de los sofistas. Sócrates era universalista. Esto quiere
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decir que él pensaba que existe una verdad, la misma para todos, independientemente del momento
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y del lugar en el que vivamos. El problema es que esta verdad no es fácil de encontrar. Hay que
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intentar hallarla mediante la razón y el diálogo. Además, Sócrates es un intelectualista moral. Él
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creía que el bien, que es único, se hace cuando se conoce. El problema de la ética es que estamos
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equivocados respecto a lo que es correcto hacer. Muchas veces actuamos pensando que hacemos lo
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mejor, lo mejor para nosotros, cuando en realidad eso que estamos haciendo en el fondo es erróneo
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y nos perjudica. Así que Sócrates creía que la solución para la ética consiste en utilizar la
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razón, en pensar, para encontrar el verdadero bien, porque quien lo conoce automáticamente lo hace.
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Nadie, dice Sócrates, hace el mal a sabiendas. Cuando alguien actúa de una forma que nos parece
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mala es porque esa persona está equivocada y está buscando erróneamente lo que a ella le parece que
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es un bien.
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- Idioma/s:
- Autor/es:
- César Prestel
- Subido por:
- César Pedro P.
- Licencia:
- Reconocimiento - No comercial - Compartir igual
- Visualizaciones:
- 447
- Fecha:
- 7 de septiembre de 2021 - 17:42
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- IES CERVANTES
- Duración:
- 05′ 34″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
- Resolución:
- 1280x720 píxeles
- Tamaño:
- 321.20 MBytes