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DOS ARDILLAS Y UNA PIÑA - Contenido educativo
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En un bosque de altas copas, hacia el final del verano, reverdeaban los musgos y el frescor era un regalo.
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Se abría a paso el otoño. Con su cielo carmesí, los animales cansados querían irse a dormir.
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Pero una joven ardilla se columpiaba en un árbol. Era Cyril, al que todos llamaban el espontáneo.
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Los habitantes del bosque, en los meses de abundancia, habían acumulado setas, nueces y castañas.
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Llenaron bien la despensa con víveres abundantes para pasar el invierno que tenían por delante.
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En cambio Cyril, tranquilo, vivía siempre el presente. Le gustaba la aventura, viajar, estar con la gente.
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Hasta que una mañana abrió su armario vacío. No le quedaba en su casa comida por ningún sitio.
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Y yo, un momento, queda eso, una piña solitaria olvidada en una dama
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Lanzó un grito de alegría, ya se frotaba la panza
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Yo los últimos piñones de toda la temporada
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Mas Cyril no estaba solo, alguien más lo vio de lejos
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Era Bruce, el previsor, que quería ese trofeo
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Aunque había amontonado toneladas de comida, Bruce no estaba satisfecho, necesitaba esa piña
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¡Tengo que hacerme con un delicioso piñón!
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En cuanto Cyril salió en su busca como un rayo, también Bruce fue derechito hacia el premio deseado
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Cyril y Bruce competían por ver quién llegaba antes, arañando la corteza con un ritmo galopante
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Con el furor y la presa sacudieron el abeto, temblaron todas las ramas y la piña...
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¡Cayó al suelo! ¡Es mía!
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La piña botó en las ramas, salió disparada al viento y golpeó en el hocico de un oso blanco soñoliento.
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Seguió saltando en las ramas hasta que al fin se paró, dio vueltas, bailó, osciló y de repente hizo...
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¡Clop!
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Cyril y Bruce la siguieron arrastrados por el río.
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¿Aprenderían por fin a trabajar en equipos?
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En equipo estaban tan empeñados en ganar a su adversario que ninguno vio llegar a un gran pájaro volando.
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Cyril y Bruce contemplaron con gran desesperación cómo subía la piña, alto, muy alto, y adiós.
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Mientras tanto la corriente los llevaba al cataclismo.
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Por codiciosos se iban derechos.
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¡Hacia el abismo!
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Las dos ardillas cayeron de cabeza arriba abajo.
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Si ya lo dice el refrán, la avaricia rompe el saco.
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En vez de formar equipo, compartir, colaborar,
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al final ambos perdieron.
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¿Y ahora qué iba a pasar?
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Heridos y magullados, cayeron por la cascada.
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Y Sirin con una mano pudo agarrarse una rama.
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Sujetó a Bruce con la otra.
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Y haciendo enormes esfuerzos, consiguió ponerlo a salvo.
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Se quedaron sin aliento.
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Los gatos de cara al cielo respiraban abatidos hasta que Bruce miró a Cyril y confesó divertido.
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¡Mira que he sido egoísta! ¡Vaya parte de un pecatos!
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¡Hay que celebrar que estamos sanos y salvos!
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Desde entonces y hasta ahora se hicieron inseparables.
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Descubrieron que podían ser generosos y amables.
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Ser y libros aprendieron una valiosa lección.
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Compartir con un amigo un buen rato es lo mejor.
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- Subido por:
- Cp ciudadpegaso madrid
- Licencia:
- Reconocimiento - No comercial - Compartir igual
- Visualizaciones:
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- Fecha:
- 26 de abril de 2021 - 20:54
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- CP INF-PRI CIUDAD PEGASO
- Duración:
- 05′ 03″
- Relación de aspecto:
- 0.75:1
- Resolución:
- 720x960 píxeles
- Tamaño:
- 57.61 MBytes