Cuento4D - Contenido educativo
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Hoy vamos a contar un cuento de sal y pimienta.
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Desde que llegué a la cocina,
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le damos un poco de sal para que no nos salga mal.
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Carlota no dice ni pío.
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Hace poco, pero poco, poco tiempo,
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tampoco que por ti,
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ha haberte ocurrido hace un segundo,
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había una niña que tenía un extraño por él.
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Ese por escantar lo que tenía, esta, esta, esta, este pata no pata que te lo diga, esta que no hablaba.
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¿Te parece extraño? Puede que no, porque se me ha olvidado decirte que Carlota no hablaba porque no le hacía falta.
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Todo el mundo la entendía tan solo con sus gestos y miradas.
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Tenía hambre, ponía cara de hambre y cualquiera que tuviera un bocadillo de mortadela lo compartía con ella.
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Sucedía lo mismo con sus amigos y amigas
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Si en el recreo no tenía ganas de correr porque estaba cansada, Carlota ponía cara de
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Estoy cansada y no tengo ganas de correr y todos la entendían
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Y cuando tenía ganas de jugar algo nuevo ponía cara de
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Me gustaría jugar algo nuevo y todos jugaban con ella
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Era un poco más difícil cuando la profesora le preguntaba algo
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En ese momento tenía que esforzarse un poco más y buscar el gesto y la mirada para exponer.
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¡Siempre lo conseguía!
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Hasta que un día, aquí abro paréntesis para avisarte que vas a hacer algo que da mucho miedo.
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Para continuar riendo y sin delados, bebe un vaso de agua con azúcar y limón.
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Y cruza los dedos índice y ya nada.
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Esto último no sirve para nada, pero es más divertido para hacer la ciudad.
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Hasta que un día, Carlota perseguía a su amigo Tom el ratón y entró en la despensa buscándolo.
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De repente hubo una corriente de aire y ¡plam! La puerta se cerró de golpe.
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La niña se quedó encerrada y lloró.
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¿No te he dicho que iba a correr algo que da mucho miedo?
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Bueno, pensó Carlota, empujaré la puerta y lograré salir de aquí.
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Pero la despensa no tenía manera de abrirse desde adentro.
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Estaba encerrada en aquel cuarto lleno de botes, latas, frascos y una escoba llena de polvo.
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Bueno, pensé en intentar otra filita así, no pasa nada, miraré a alguien y me ayudará
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Pero Carlota estaba sola del todo, sin su mamá, sin su papá y sin tomar el catón
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Sola, sola, sola, estaba sola, sí, yo sé que eso ya lo he dicho antes, pero es que estaba sola
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Carlota hasta ese momento no se había dado cuenta de que eso no le gustaba a nadie
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Se puso nervioso y le entró un poco de miedo.
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Entonces decidió mirar fijamente a un bote de tomate y poner cara de
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¡Oye, bote de tomate, ayúdame a abrir la puerta que tengo miedo!
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Pero el bote de tomate, que era un simple bote de tomate, no la encendió, aunque la mejor calidad.
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Cuando se cansó de poner eso para el bote de tomate, lo hizo con un frasco de mermelada de ciruela,
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Pero cambiando la cara de, oye, bote de tomate, ayúdame a abrir la puerta que tengo miedo.
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Por la cara de, oye, frasco de mermelada de ciruela, ayúdame a abrir la puerta que tengo muuucho miedo de estar encerrada.
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Pero este tampoco la entendió.
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Sus poderes no funcionaban con las conservas, con la escoba peluda, Carlota ni lo intentó.
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Y entonces su cuerpo se puso a temblar.
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Tembló más que un flan de huevos sobre una piscina con olas.
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Tembló tanto que todo lo que había en la despensa tembló con ella.
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Carlota se dio cuenta de que tenía que hacer algo que nunca había hecho hasta ahora, a hablar.
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No será tan difícil, pensó.
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Tomó aire y abrió la boca para hablar.
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Pero solo salió una leve brisa, con ningún sonido.
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Entonces echó su pecho por la puerta y lo llenó de mucho, muchísimo aire,
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hasta que al final consiguió susurrar.
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El bote de tomate, el flasco de mermelada y yo la miraron a Carlota.
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Si la escoba también la miró, no sabía, tenía la cara llena de pelos.
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Carlota tomó un masaje que antes se gritó, ¡Despensa!
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Toma el ratón que estaba saltando de un escalón a otro, se quedó quieto en el aire.
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Las moscas dejaron de zumbar y las flores de crecer.
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Nadie había escuchado nunca una voz tan bonita, tan dulce y tan afín.
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La mamá estaba leyendo y las letras del libro saltaron al techo.
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El papá estaba escuchando música y las notas se cayeron al suelo.
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Los vecinos de las casas de al lado, los vecinos de los pueblos de al lado
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y los vecinos de otros pueblos que no estaban tan al lado, sino muy, muy lejos.
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Se quedaron con la boca abierta al escuchar una voz tan azul, tan dulce y tan bonita.
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Incluso hubo algunos que se comieron varias moscas de las moscas que habían dejado de fumar.
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Siguiendo aquella estela de voz azul, el papá, la mamá y también el ratón abrieron la puerta de la despensa.
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Allí estaba Carlota con una expresión en la cara que decía,
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pasé mucho miedo cuando me quedé sola, pero esta vez no la entendieron.
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Ella buscó entre sus mejores gestos para poder contarles sin palabras,
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Las pasé muchísimo miedo cuando me quedé sola, pero seguían sin comprenderla.
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Entonces Carlota respiró y, esforzándose de nuevo, aunque un poco menos que antes, dijo,
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gracias, la mamá y el papá, y toma el ratón, pusieron una cara que quería decir, de nada, y todos se rieron.
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Carlota les contó lo que había sucedido, al principio despacito, pero cuanto más hablaba, se sentía más segura.
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Pasé miedo porque me sentí sola, pero no era así, yo me tenía a mí mismo y a mis padres cerca.
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Después de explicar lo que había ocurrido, decidí seguir contando muchas, muchísimas cosas que antes no les había dicho.
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Ahora te tengo que contar un secreto que no le puedes decir a nadie.
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Te lo voy a susurrar para que solo tú lo sepas.
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Carlota desde aquel día no tuvo nunca miedo porque sabía que ella estaba consigo misma y sus padres cerca.
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Lo que nunca nadie supo es que ella a su amigo Tom el ratón le seguía hablando sin voz, solo con sus gestos y miradas.
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Y se entendían perfectamente.
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Cuando nace un monstruo.
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Cuando nace un monstruo.
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Los bosques lejanos, oh, que sea un monstruo que vive debajo del sol.
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Si es un monstruo que te devore, ya está. Pero si se zampa al director, pueden suceder dos cosas.
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Que gruñan diciendo ñam y baile bugi bugi o que gruñan diciendo lo siento y se marcha atravesando la pared.
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Si baila el bugi bugi, entonces ya está. Pero si se marcha pueden suceder dos cosas.
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Que se siente en el parque y se arrasque la cabeza o que respire hondo y se encamine hacia los bosques lejanos
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Si se sienta en el parque entonces ya está, pero si se encamina hacia los bosques
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Hay dos cosas, que por el camino encuentro
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Si duerme en el hotel de los caros entonces ya está, pero si duerme debajo del paraguas pueden suceder dos cosas
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Que una de las muchachas que trabaja en la cocina salga y le eche por encima y se detenga.
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La muchacha le echa por encima los testos de la quemar y de frutas, entonces que está.
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Pero si la muchacha se detiene, pueden suceder dos cosas.
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Que al monstruo le dé susto de su vida.
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¡Guau!
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Y ella echa por encima y tendrá soporto, soporto.
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O que al monstruo le dé una cosa y que se enamore.
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Si el monstruo se transforma en un atractivo joven, entonces ya está.
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Pero si la muchacha se transforma en un monstruo, pueden suceder dos cosas.
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Que el monstruo diga, ¡Urr! ¡Eres muy fea!
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O que el monstruo diga, ¡Mira! ¡Yo soy un monstruo y tú eres un monstruo! ¡Casémonos!
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Si el monstruo dice, ¡Urr! Entonces ya está.
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Pero si el monstruo dice, ¡Casémonos! Pueden suceder dos cosas.
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Que el monstruo diga, ¡Eres un monstruo y tú eres un monstruo!
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O que se devoren el uno al otro.
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Si se devoran el uno al otro, entonces ya está.
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Pero si tienen un bebé monstruo, pueden suceder dos cosas.
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Que sea un monstruo que habita en los bosques lejanos.
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O que sea un monstruo que vive debajo de tu cama.
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- Autor/es:
- Alumnos 4ºD
- Subido por:
- Mirella M.
- Licencia:
- Todos los derechos reservados
- Visualizaciones:
- 82
- Fecha:
- 4 de junio de 2021 - 13:03
- Visibilidad:
- Clave
- Centro:
- CP INF-PRI VICENTE ALEIXANDRE
- Duración:
- 10′ 44″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
- Resolución:
- 1920x1080 píxeles
- Tamaño:
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