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FIL 1BACH 13 - El conocimiento en la Edad Moderna - Contenido educativo
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Explicación acerca de la gnoseología en la modernidad: el racionalismo, el empirismo y la teoría del conocimiento elaborada por Kant.
La nociología fue una de las ramas más importantes de la filosofía en la Edad Moderna. Esto se debió al desarrollo y al auge espectacular que tuvieron las ciencias a partir del siglo XVII. Esto hizo que muchos filósofos se interesaran por conocer en qué se basaban las ciencias y cómo podíamos fundamentar el conocimiento humano.
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Para todos los filósofos de la edad moderna, conocer consiste en tener representaciones mentales de la realidad, tener imágenes, ideas en nuestra mente que reproducen el mundo exterior.
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El problema que se planteaban es de dónde vienen esas representaciones y cómo podemos adquirirlas de manera que nos proporcionen un conocimiento válido, fiable, del que podamos estar seguros.
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Existieron dos grandes corrientes que respondían a esta pregunta, el racionalismo y el empirismo.
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Los filósofos racionalistas, como Descartes, Leibniz o Spinoza, pensaban que el conocimiento seguro debía basarse en la razón.
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Inspirados por las matemáticas y por el procedimiento deductivo que se aplica en ellas,
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los filósofos racionalistas confiaban en el poder de la mente humana para alcanzar verdades seguras e indudables
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mediante un proceso acumulativo que nos permitiría conocer todo con seguridad.
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Según los filósofos racionalistas, existen ideas innatas en el ser humano,
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es decir, ciertos contenidos mentales que todos poseemos en nuestro interior
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y que no proceden de la experiencia, y que nos pueden proporcionar un conocimiento seguro.
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Un ejemplo de una idea innata sería, según Descartes, la idea del cogito,
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ese pensamiento según el cual yo tengo necesariamente que existir porque estoy pensando.
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Los filósofos empiristas, en cambio, tenían una visión muy distinta. Para ellos el conocimiento seguro debía basarse en la experiencia. Estaban inspirados por el gran avance que habían tenido las ciencias naturales y por el éxito que estaba demostrando el método inductivo que iba de lo particular a lo general.
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Los filósofos empiristas como Locke o Hume negaban la existencia de las ideas innatas, ya que para ellos todas las ideas, sin excepción, que tenemos en nuestra mente, provienen en última instancia de la experiencia.
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En la nociología de la Edad Moderna ocupa un papel importantísimo el filósofo alemán Immanuel Kant.
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Kant elaboró una síntesis entre el empirismo y el racionalismo en un modelo filosófico que se conoce como idealismo trascendental kantiano.
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Lo que viene a decir Kant en su teoría del conocimiento es que para conocer necesitamos, a la vez, de la experiencia y de la razón.
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Según Kant, el conocimiento requiere que dispongamos de contenidos que provienen de la experiencia.
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La materia del conocimiento, el contenido, lo tenemos que captar a través de los sentidos.
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Sin embargo Kant pensaba que la razón también era indispensable, porque según Kant nuestra mente es la que proporciona estructura y sentido, forma, a esos conocimientos. Así pues, para conocer hacen falta dos partes, la materia proporcionada por la experiencia, la forma proporcionada por la razón.
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Kant explicaba esto distinguiendo tres facultades en nuestra capacidad de conocer, que él denominaba sensibilidad, entendimiento y razón.
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La sensibilidad, según Kant, es la facultad que nos permite captar los datos sensibles a través de los sentidos.
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La materia de la experiencia son las percepciones sensoriales, los colores, los olores, los sonidos.
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En cambio, pensaba Kant, que esto no basta, ya que para percibir algo, además, debemos percibirlo en el espacio y en el tiempo.
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Debemos ubicarlo, espacio-temporalmente, para que tenga sentido para nosotros.
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Y Kant pensaba que esto, el espacio y el tiempo, son las formas de la percepción sensible, y éstas no provienen del mundo exterior, sino que son algo que aporta el sujeto.
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Kant pensaba que el espacio y el tiempo no están ahí fuera, no existen independientemente de nosotros, sino que son una especie de filtro o de manera de percibir la realidad que nosotros imponemos a los datos sensibles.
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La segunda facultad de la que hablaba Kant, el entendimiento, se ocupa de dar sentido a esos datos de la sensibilidad, a esos datos percibidos por los sentidos, y agruparlos en conceptos.
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Para funcionar, igual que todas las demás facultades, hace falta que dispongamos de una materia y de una forma.
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La materia de la que se ocupa el entendimiento son los datos percibidos por la sensibilidad, los colores, los olores y los sonidos que hemos percibido en un momento dado y en un lugar concreto.
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La forma que le damos a esos datos sensoriales para que adquieran sentido son las categorías, entre las cuales hay algunas tan importantes como la sustancia o la causa.
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Kant pensaba que nosotros agrupamos los datos de la sensibilidad en conceptos dándoles sentido, imponiéndoles una forma que no está en el exterior, que no existe independientemente de nosotros, sino que está impuesta por nuestra racionalidad y que son las categorías.
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Finalmente, la tercera de las facultades humanas para conocer es la razón. Kant pensaba que en todos los seres humanos hay una tendencia natural a generalizar, a querer conocer de manera cada vez más amplia y abstracta lo que existe.
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Esta tendencia nos lleva a intentar agrupar todo lo que existe bajo tres grandes conceptos, que son el mundo, o el universo, la totalidad de lo que existe, el alma, o la totalidad de las experiencias psíquicas internas, y Dios.
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Estas tres grandes ideas, el mundo, el alma y Dios, son los asuntos de los que se ocupa la metafísica.
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Sin embargo, aquí, dice Kant, estamos cometiendo un error, ya que cuando nos ocupamos de pensar en estas tres cosas, no nos damos cuenta de que no hay ninguna materia empírica concreta de la que ocuparse.
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Nadie tiene una experiencia directa del mundo, del universo entero en su totalidad, ni del alma humana, ni tampoco de Dios.
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Por eso Kant pensaba que la metafísica no puede convertirse en una ciencia, ya que no es posible dotarla de una materia empírica. El conocimiento, según Kant, tiene su límite en la experiencia. Solo podemos conocer aquello de lo que tenemos experiencia empírica.
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A esto lo llamaba Kant el fenómeno. Los fenómenos son aquello que se nos presenta, aquello que captamos con los sentidos. Kant entonces dice, podemos conocer el mundo fenoménico, aquello que se nos presenta a través de los sentidos, aquello que tiene una realidad empírica.
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Pero cuando intentamos conocer la realidad en sí misma, cuando intentamos ir más allá de los fenómenos, eso no lo podemos conocer mediante la razón.
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- Idioma/s:
- Autor/es:
- César Prestel
- Subido por:
- César Pedro P.
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- Reconocimiento - No comercial - Compartir igual
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- 24 de octubre de 2020 - 14:05
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- IES CERVANTES
- Duración:
- 07′ 02″
- Relación de aspecto:
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