EL MAR Y OTRAS COSAS DE LAS QUE TAMBIÉN ME ACUERDO - Contenido educativo

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Subido el 19 de noviembre de 2021 por M.carmen C.

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el mar y otras cosas de las que también me acuerdo. Recuerdo los paseos con don Jaime desde 00:00:02

que apenas sabía andar, y para no cansarme ni cansarle, iba en triciclo. Casi todo el tiempo 00:00:29

caminábamos en silencio. Mi conversación a los tres años no era muy animada, y él hablaba muy 00:00:38

poco, sólo lo imprescindible o incluso menos. Sin embargo, me enseñaba mil cosas. Me enseñaba las 00:00:49

letras, las que aparecían en los carteles, en las señales, en los nombres de los hoteles, en los 00:01:05

letreros de los autobuses y hasta en los titulares de los periódicos del kiosco de prensa. Primero 00:01:14

las vocales. Luego, todas las demás. En esos paseos aprendí a leer. Según fuimos 00:01:22

creciendo, nuestros paseos también crecieron. Yo hablaba más, mucho más, mucho, mucho 00:01:45

más. El muy poco, sólo lo imprescindible, o incluso menos. Y como siempre, seguían 00:01:54

Enseñándome mil cosas, íbamos temprano a la playa, antes de que se llenara de gente, antes incluso de que llegara el barquillero con su gorro blanco y de que aparecieran los buscadores de metal deseando encontrar las monedas extraviadas del día anterior, antes que nadie. 00:02:06

Esa era la playa. 00:02:34

y de las mareas. Aprendí cuántos granos de arena no hay en la playa. ¿Cuántos habrá? ¿Cinco mil? ¿Cien mil? ¿Un millón? Le preguntaba sin parar, segura de que tarde o temprano acertaría. 00:03:42

—No, no hay un millón, ni dos tampoco —contestaba él sonriendo—. Aprendí que eran los golfos y los cabos. ¿Y dónde estaban Cabo Mayor y Cabo Menor? 00:04:06

A solas, yo imaginaba dónde estaría Cabo Mediano 00:04:30

Aprendí que es mejor no pintar las estrellas de mar con la laca de uñas de la abuela 00:04:38

Sobre todo si es la única estrella de mar que has encontrado en tu vida 00:04:53

Sobre todo con la laca de uñas de la abuela 00:05:01

Y paseamos y paseamos. Y al volver, don Jaime dibujaba. Dibujaba su casa, el pueblo donde fue maestro tantos años, el pescador del puerto, el tío vivo donde me llevaba los sábados. 00:05:09

Dibujaba el parque en el que solíamos dar pan a los patos 00:06:12

Y como habéis visto, me dibujaba a mí 00:06:17

Una tarde, le dije 00:06:23

¿Me dejas un poco de verde y de marrón? 00:06:35

Me gustaría pintar un árbol 00:06:39

Observa un árbol durante media hora 00:06:41

Y escribe en un papel cada color que descubras en él 00:06:45

Me respondió. Recuerdo bien su alegría, y la mía, mientras me ponía cuidadosamente sobre un plato una muestra de cada uno de los tubos de pintura de su caja. 00:06:49

—¡Fue mi primera paleta! Continuamos paseando y creciendo, creciendo y paseando, y un día, sin más, don Jaime dejó de usar la voz y comenzó a hablar con la mirada. 00:07:06

Muy poco. Solo lo imprescindible, o incluso menos. Y siguió como siempre, enseñándome mil cosas. Se inventó un juego. Me señalaba algo y yo trataba de adivinar por qué. 00:07:30

Si acertaba, sus ojos sonreían. En esos paseos aprendí a pensar. Hace algún tiempo, don Jaime también dejó de hablar con la mirada. 00:07:53

Seguimos paseando juntos a menudo 00:08:20

Y como siempre 00:08:24

Me enseña las cosas esenciales de la vida 00:08:26

Habla muy poco 00:08:29

Lo imprescindible 00:08:32

O incluso menos 00:08:34

Ahora ya no sé muy bien cómo lo hace 00:08:37

A veces se lo pregunto 00:08:41

Pero no me lo dice 00:08:44

Sospecho que los consigue a través de mis recuerdos 00:08:48

Este libro está titulado A mi abuelo Jaime 00:08:54