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Viernes Santo
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Estamos viviendo la Semana Santa. Pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
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Viernes Santo
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Hola chicos.
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Hola Fray Juan.
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Hola Fray Juan.
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Hola Fray Juan.
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Qué bonito te está quedando el sagrado.
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Sí.
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Bueno Leopoldo, todavía le falta mucho.
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Fray Juan, ¿nos cuentas qué pasó el Viernes Santo?
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Sí, es verdad, ¿qué pasó con Jesús?
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Os lo contaré, pero antes haremos un poco de memoria
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¿Os acordáis de lo que ocurrió el jueves santo?
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¿Os acordáis de la última cena?
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¿Y qué es lo que más os llamó la atención de la última cena?
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Cuando Jesús partió el pan y dijo que era su cuerpo
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Sí, y cuando Jesús les lavó los pies a sus discípulos
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Pedro no quiso que le lavaran los pies
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Y después sí quiso y también quería que lo bañara entero
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Muy bien chicos, ¿os acordáis muy bien?
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A mí también me llamó la atención una cosa que pasó en la última cena, Fray Juan.
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¡Ataújo! ¡Qué alegría verte!
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¿Qué te llamó la atención de la última cena?
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Pues cuando Jesús dijo a Pedro, dirás tres veces que no eres mi amigo.
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Tienes razón. Eso sucedió en la última cena.
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Jesús dijo a sus discípulos que todos le traicionarían.
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Y cuando Pedro le oyó decir esto, le respondió.
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Señor, yo nunca te abandonaré. Estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte.
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Te digo, Pedro, que antes de que hoy cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces.
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Eso le dijo Jesús.
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Eso le dijo.
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¿De verdad?
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De verdad.
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Aquella noche, los soldados llevaron a Jesús hasta la casa del sumo sacerdote para que fuera interrogado.
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Pedro lo iba siguiendo desde lejos.
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Una criada lo reconoció y le dijo.
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Tú también estabas con Jesús, el Galileo.
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¿Qué?
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¡No sé qué dices!
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¡Oh!
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¡Pero estaba mintiendo!
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Sí, estaba mintiendo.
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Poco después, lo vio otra criada y dijo a los que estaban allí.
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Este estaba con Jesús el Nazareno.
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¡No, no! ¡Yo no conozco a ese hombre!
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¡Oh! ¡Muchas gracias!
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Poco después, se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro.
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Ciertamente, tú también eres uno de ellos.
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¡No, os equivocáis! ¡Yo no conozco a ese hombre!
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Inmediatamente, cantó un gallo.
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El señor se volvió y miró a Pedro.
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Pedro se acordó entonces de las palabras que le había dicho el señor.
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Te digo, Pedro, que antes de que hoy cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces.
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Y saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.
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¡Oh, oh, oh!
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¿Cómo creéis que se sentiría Pedro en ese momento?
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Pues...
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Había traicionado a su amigo, a su señor
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Muy mal
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Muy triste
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Yo tendría una vergüenza terrible
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No volvería a acercarme a él
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Porque seguro que Jesús estaría enfadadísimo conmigo
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Una amistad rota para siempre
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Un error gravísimo
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Rey Juan, ¿de verdad estaba Jesús tan enfadado?
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Lo siguió amando igual que antes.
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Jesús tiene un corazón muy distinto a como lo imaginamos.
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Seguro que su mirada fue llena de amor y de perdón hacia Pedro.
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Jesús no nos mira mal, ni nos reprocha nada, ni deja de querernos.
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El Señor siempre nos quiere. Hagamos lo que hagamos.
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Con esa mirada nos dice como a Pedro,
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Pedro, no te desanimes, yo te sostengo, te perdono, te quiero.
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Los hombres que tenían preso a Jesús se burlaban de él y le golpeaban
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Como querían condenarlo a muerte, lo llevaron ante Pilato, el gobernador
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Pilato no veía razón para matarle, pero para contentar a estos enemigos de Jesús, mandó que le azotaran
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Los soldados le azotaron mucho
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Y le pusieron una corona de espinas burlándose de él
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Porque había dicho que era un rey
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Es que es verdad, es rey
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Qué injusticia
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Sí, qué injusticia
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Y a pesar de todo, ni se quejaba ni se defendía
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Los que acusaban a Jesús no quedaron contentos con el terrible castigo
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Y pidieron a Pilato que le crucificara
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Así que lo condenaron a morir crucificado
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Le hicieron caminar con una cruz de madera muy pesada
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Hacia un lugar que se llama Calvario
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Cuando llegó, clavaron a Jesús en la cruz
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Jesús pedía a Dios Padre que perdonara a sus verdugos
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Y a todos los hombres
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Padre, perdónalos
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Porque no saben lo que hacen
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¡Qué bueno es Jesús!
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Sí, sí
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Los que le habían clavado se burlaban de él diciendo
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A otro salvó y a sí mismo no puede salvarse
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Es rey de Israel, pues que baje ahora de la cruz y creeremos en él
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No lo entiendo, ¿por qué no se defendía?
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Él podía bajarse si quería, él podía con todos ellos
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Tienes razón Leopoldo, él podía bajarse de la cruz si quería
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Pero no lo hizo
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¿Pero por qué?
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Por amor
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¿Por amor a ti?
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A ti, a ti, a ti y a mí, por amor a cada uno.
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Estaba pagando por los pecados del mundo entero.
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Él sabía que con eso nos abría las puertas del cielo, a todos.
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Cada azote lo aguantó pensando en nosotros.
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Cada paso con la cruz a cuestas lo dio por nosotros.
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Cada espina de la corona la soportó por nosotros, por nuestra salvación, por nuestra felicidad.
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¿Cuánto nos quiere Jesús?
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Y nos quiere tanto, que poco antes de morir nos hizo otro regalo muy grande.
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Nos regaló a su madre.
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¿A su madre, la Virgen María?
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Sí, exacto, Tim.
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María había acompañado a Jesús todo el tiempo junto con Juan, el discípulo más joven.
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Jesús, desde la cruz, viendo a su madre y a Juan junto a ella, dijo,
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Mujer, ahí tienes a tu hijo.
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Luego le dijo al discípulo, ahí tienes a tu madre.
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Y desde aquella hora, el discípulo la acogió en su casa.
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Ahí tienes a tu madre
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También nos lo estaba diciendo a cada uno de nosotros
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También estaba diciendo
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Renata, ahí tienes a tu madre
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Exacto, tío
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Sí, estaba diciendo también
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Leopoldo, ahí tienes a tu madre
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Y a Raúl, ahí tienes a tu madre
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Después de esto, Jesús dijo
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Tengo sed
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Empaparon una esponja en vinagre
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La atravesaron con una lanza
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Y se la acercaban a la boca para que bebiera
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Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo
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Todo está cumplido
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E, inclinando la cabeza, murió
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Vaya, están llamando a la puerta
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¿Quién será?
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No sé
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¿Quién será?
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Buenos días, rey Juan. Tengo un paquete para usted.
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Seguramente son las pinturas que estaba esperando. ¿Puedes pasar? ¿Tengo que firmar algo?
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Sí, por favor. Aquí. Voy a por un bolígrafo.
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Hola, chicos.
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Hola, Fernando. ¿Sabes que Pedro negó a Jesús tres veces y después cantó un gallo?
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Sí.
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Vaya, sí, sí. Lo había escuchado hace mucho tiempo.
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Pobre Jesús, ¿verdad?
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Pero Jesús seguía queriendo a Pedro.
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Yo no lo entiendo, pero nos lo acaba de contar Fray Juan.
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Sí.
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Y después le quisieron matar.
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Sí, y él se dejó.
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Pero podía no haberse dejado.
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Pero se dejó por amor.
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Sí, para que pudiéramos ir al fiestas.
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Sí, también por ti.
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Y también dijo que su madre era nuestra madre.
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Y nos la regaló.
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¿A qué es bonito?
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Sí, ella es la mamá de Jesús.
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La Virgen María.
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La mamá de Jesús.
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Sí, sí que es muy bonito
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Y ahora también es nuestra
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Ya está, ahora sí
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¿Necesitas algo más?
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No, no, está bien
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Lo que pasa es que los chicos me han hecho recordar
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Cosas que no escuchaba hace
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Hace mucho tiempo
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Bueno chicos, muchas gracias
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Me habéis dado mucho en qué pensar
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De verdad, de verdad, muchas gracias
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Adiós chicos, adiós
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Adiós Fernando
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Que Dios te bendiga
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Juan, ha dicho Fernando que hace mucho que no escuchaba estas cosas
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Está muy bien que se lo hayáis recordado
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Parece que lo necesitaba
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Oye, Juan, ¿hoy vamos a cantar una canción como siempre?
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Sí, una canción
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Si queréis, podemos cantar lo que sucedió al día siguiente a Viernes Santo
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Vale, vale, sí, sí, sí
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Imaginaos cómo se sentirían los amigos de Jesús ese día
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Jesús les había dicho que el tercer día de morir iba a resucitar
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Pero ellos no lo habían entendido
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Seguro que estaban muy tristes, Fray Juan
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Estaban muy tristes
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Había muerto el amigo al que más amaban y admiraban
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Además, sabían que Jesús era un rey poderoso
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Que había nacido para liberar a Israel
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Sabían que era capaz de obrar grandes milagros
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Lo habían visto con sus propios ojos
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Resucitar muertos
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Pero con todo este poder
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Se había dejado matar
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Estaba en una tumba
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¿Cómo se sentirían sus discípulos?
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Desilusionados
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Decepcionados, tristes, se sentirían tan indefensos que seguramente fueron a esconderse a una casa.
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Eso es lo que explica esta canción.
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Es una canción triste.
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Un poco al principio, pero termina con esperanza y alegría gracias a la Virgen María.
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Los amigos del Señor le admiraban con locura y jamás tuvieron duda de que fuera el Salvador.
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Nunca vieron tal poder en los reyes de la tierra
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Por muy fuertes que éstos fueran no igualaban a Emmanuel
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No sanaban a leprosos, ni cambiaron agua en vinón
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Ni curaban poseídos, ni a los ciegos, ni a los cojos
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Y por eso al ver milagros portentosos como vieron
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Es el Cristo, se dijeron, el que viene a liberarnos
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Más de pronto el rey excelso, el enviado desde el cielo
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Deja hacer lo que le hicieron, deja que le tomen preso
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Que se burlen, que le peguen, que le den de latigazos
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Que le escupan salivazos, que a una muerte cruel le entreguen
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Temerosos sus amigos viendo que no se defiende del maltrato de la gente
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Sienten que están desvalidos, que pasó con los poderes
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Que calmaban las tormentas, ¿por qué aguanta las afrentas?
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¿Por qué acepta así la muerte?
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No comprenden lo que pasa, están solos, confundidos
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Van de noche y escondidos a encerrarse en una casa
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Están tristes, derrotados, ya no hay rey, fue solo un sueño
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Ilusión, fugaz, empeño, que la muerte ha destrozado
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Se reúnen con María porque en ella la tristeza
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Tiene algo de certeza, de esperanza y de alegría
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Guarda bien su corazón, que un sepulcro no es cobijo para su divino Hijo y que habrá resurrección.
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Ella sabe tantas cosas aprendidas con Jesús, que adivina tras la cruz en gloria eterna y luminosa.
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Guarda bien su corazón, que un sepulcro no es cobijo para su divino Hijo y que habrá resurrección.
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Guarda bien su corazón, que un sepulcro no es cobijo para su divino Hijo y que habrá resurrección.
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