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En este vídeo hablaremos sobre buenas prácticas a la hora de utilizar la cuerda, así como de su cuidado y mantenimiento.
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Según el grosor podemos diferenciar cuerdas entre 15 y 9 milímetros y cordinos entre 9 y 2 milímetros.
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Otras denominaciones según el grosor son las de calabrotes, estachas, maromas, sogas e hilos.
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En cualquier caso en actividades de montaña nos interesarán las dos primeras.
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Por otro lado, según el material de que estén constituidas, podemos distinguir entre cuerdas de fibras naturales como el cáñamo,
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muy comunes hasta los años 60-70 y de fibras sintéticas elaboradas en poliamida, como las
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que se utilizan actualmente en escalada o barranquismo. Este tipo de cuerdas se componen
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de una parte interna denominada alma y una externa llamada camisa. No obstante, no todas las cuerdas
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sintéticas poseen las mismas características. Así, en función de su grado de elongación,
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podemos diferenciar entre cuerdas dinámicas, que son las empleadas en escalada, ya sea en exterior
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o en interior. Dentro de las cuerdas dinámicas podemos diferenciar varios tipos, simples,
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dobles y gemelas. Las cuerdas simples se suelen emplear como cuerda única en escalada deportiva.
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Las cuerdas dobles se suelen emplear en escalada clásica, se mosquetonean de forma alternativa y
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permiten realizar cordadas de tres personas. Las cuerdas gemelas, también utilizadas en escalada
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clásica, se mosquetonean conjuntamente y no permiten realizar cordadas de tres. Las cuerdas
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semiestáticas, dada su bajo grado de elongación, son las empleadas en barranquismo. Dentro de estas
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encontramos las de tipo A, B, C y L. Las de tipo A son las más resistentes, empleándose en rescates
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y como equipamiento fijo. Las de tipo B son las usadas en barranquismo y en peleología y las C y
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L no están homologadas para actividades en montaña. En cualquier caso, al adquirir cualquier tipo de
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cuerda, estática o dinámica, en la etiqueta de empaquetado podremos encontrar mucha información
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y de utilidad, que nos permitirá saber para qué actividad está recomendada o no dicha cuerda,
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qué tratamiento tiene, su longitud, diámetro, porcentaje de elongación, etc. Esta información
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también suele encontrarse en los extremos de la cuerda. Tras adquirir una cuerda nueva,
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lo primero que haremos será desempaquetarla adecuadamente. Así, retiraremos con cuidado
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su precinto para lo que nos ayudaremos de unas tijeras de punta redonda, evitando dañar
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la camisa de la misma.
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Posteriormente, con ayuda de otra persona, la desenrollaremos lentamente para quitarle
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los bucles, comúnmente denominados rizos, que pueda tener a causa del tiempo que ha
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estado almacenado.
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Finalmente, la pasaremos varias veces por un mosquetón situado a cierta altura, evitando una vez más la formación de rizos
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A la hora de utilizarla, entre otras acciones, evitaremos ponerla directamente en el suelo
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Asimismo, evitaremos pisarla
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El excesivo roce con las aristas de la roca
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La revisaremos periódicamente tal y como vemos en la imagen para comprobar que no está rota
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Y la recogeremos convenientemente en su funda y en la mochila
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Igualmente, es recomendable que, cada cierto tiempo, tras llevar a cabo nuestra actividad,
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limpiemos la cuerda para eliminar el polvo y la suciedad de la misma.
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Para ello emplearemos un cepillo especial que pasaremos de un extremo al otro.
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No menos recomendable es realizar una limpieza a fondo de la cuerda de cuando en cuando empleando
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agua para ello, así la temperatura de dicha agua será de 30 grados máximo.
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Podemos emplear jabón no agresivo especialmente diseñado para la limpieza de cuerdas y ayudarnos
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del mismo cepillo que empleamos para la limpieza en seco, o bien hacerlo a mano.
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Tras la limpieza, la enjuagaremos y pasaremos un paño para secarla ligeramente
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y eliminar posibles restos de suciedad.
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La colgaremos para que se seque a la sombra a un máximo de 30 grados, evitando el uso
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de secador o secadora para acelerar el proceso.
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La vida útil de una cuerda dependerá del uso y el cuidado que le hayamos dado.
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No obstante, existen unos términos aproximados, como vemos,
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y ciertos signos que nos hacen sospechar que es hora de cambiar nuestro material.
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En cualquier caso, las roturas de cuerdas en zonas no sensibles
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pueden aislarse provisionalmente mediante un nudo de mariposa.
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Por otro lado, si cortamos una porción de cuerda por rotura, deberemos emplear cinta
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americana, un mechero y anotar los metros de cuerda que nos han quedado.
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- Autor/es:
- Jesús Alcantara Ruíz
- Subido por:
- Itziar C.
- Licencia:
- Reconocimiento - No comercial - Sin obra derivada
- Visualizaciones:
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- Fecha:
- 20 de mayo de 2024 - 17:38
- Visibilidad:
- Clave
- Centro:
- IES ALONSO DE AVELLANEDA
- Duración:
- 08′ 47″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
- Resolución:
- 1280x720 píxeles
- Tamaño:
- 61.06 MBytes