Clase tema industria, comercio y comunicaciones. - Contenido educativo
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Clase sobre la industria, comercio y transporte en la España del siglo XIX.
Buenos días chicos y chicas, os mando un saludo desde mi casa donde me encuentro grabando ahora mismo esta primera clase relativa al último punto que nos quedaba pendiente de ver de este tema 7 y que trata sobre tres cositas, ¿de acuerdo?
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La industrialización, el comercio durante el siglo XIX y en tercer y último lugar la construcción de la moderna red de transportes, especialmente el ferrocarril, ¿vale? Vamos al lío.
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Cuando nos acercamos al estudio de la revolución industrial en España, lo primero que hemos de tener en cuenta es que ésta se produce de forma tardía respecto al resto de Europa.
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Si naciones como Inglaterra, Bélgica o Alemania empiezan a desarrollarse a finales del siglo XIX, nosotros vamos a llegar bastantes décadas después.
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Y no solo vamos a llegar décadas después, sino que también lo vamos a hacer de forma incompleta y limitada, en tanto que las actividades industriales se van a concentrar sobre todo en Barcelona, en las cuencas mineras de Asturias y en la zona de Bilbao, donde desde tiempos de la restauración se va a vivir un importante desarrollo económico.
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Si nos preguntamos por qué ocurre esto, hemos de tener en consideración varios factores que intervienen de forma negativa en nuestro atraso económico respecto al resto de Europa.
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El primero de ellos, la ausencia de capitales. Los dueños del dinero no van a tener interés por invertir en la industria, sino que van a optar de forma preferente por posicionar su dinero en la compra de deuda pública, en la adquisición de las tierras desamortizadas por Mendizábal y por Madoz, o bien en la especulación bursátil.
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Es decir, actividades, todas ellas, que no guardan relación con el sector secundario o con la actividad industrial. En segundo lugar, otro factor que interviene de forma negativa es la debilidad de nuestro mercado interior.
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Esto se va a deber a una débil demanda, resultado tanto del escaso crecimiento demográfico que hay en España en comparación con el resto de Europa, como también el muy bajo poder adquisitivo de la población de aquel entonces.
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Esto se debía sobre todo a que la mayoría de la gente, ya lo sabéis, lo hemos estudiado, permanecía todavía en el campo y tenía sueldos prácticamente de subsistencia.
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Además de esta poca demanda, hay que tener en cuenta también que la mala red de transportes, resultado de nuestra orografía y de la falta de infraestructuras, encarecía las mercancías y que además de ello no teníamos un mercado colonial donde poder colocar en condiciones ventajosas nuestra producción,
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dado que en el año 1825 habíamos perdido la práctica totalidad del continente americano.
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Bien, además de estos dos factores que acabamos de mencionar, la falta de inversión de capital y la debilidad del mercado interior,
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tenemos que tener en cuenta también, como tercer factor, la debilidad de la producción agrícola.
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Es decir, la agricultura va a ser una actividad poco productiva en la que no se va a invertir mucho capital, como ya hemos visto igualmente, y esta mala productividad o esta baja productividad también va a provocar como resultados que no se va a generar el capital suficiente como para invertir en otras actividades.
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ni los campesinos o los obreros de las ciudades van a disponer de alimentos baratos con los que tener recursos suficientes como para poder invertir en otros productos, en este caso, industriales.
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Además de los factores que acabamos de señalar, cabe recordar que una de las características fundamentales de nuestro siglo XIX fue la inestabilidad política.
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Como ya sabéis, hasta que no llegamos a la restauración con Cánovas del Castillo, la nota predominante de nuestra vida política es la abundancia de pronunciamientos militares protagonizados por espadones, guerras civiles como las que llevan al enfrentamiento entre liberales y carlistas o los descarnados choques de facciones entre moderados y progresistas, por ejemplo, durante el reinado de Isabel II.
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Como bien podéis imaginar, este marco político no es el más idóneo para el desarrollo de las actividades económicas. Por otro lado, otro factor que cabe destacar es el del proteccionismo. ¿Por qué? Pues básicamente porque la industria española no era competitiva.
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Su producción no era de buena calidad y sus precios eran elevados, pero en tanto que se van a agravar los precios de los productos procedentes del exterior, dichas actividades industriales van a lograr sobrevivir, a pesar, insisto, de su falta de competitividad.
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Un sexto factor que cabe subrayar es la ausencia de materias primas clave, como pudiera ser el propio algodón para mover para la industria textil o el carbón, que era la fuente de energía principal en esta época hasta que no se desarrolle la energía eléctrica y el petróleo.
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Para terminar, la dependencia del exterior. España tenía una notable ausencia de personal técnico que lograse poner en práctica, por ejemplo, el ferrocarril. Dependíamos del exterior en el ámbito tecnológico.
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Hasta finales del siglo XIX, España no desarrolla, por ejemplo, su primera locomotora. Igualmente dependíamos en el ámbito financiero de la entrada de capital exterior y es por eso que se va a poner alfombra roja durante el bienio progresista a la entrada de capitales foráneos, ingleses y franceses para facilitar la construcción del ferrocarril.
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Y en último lugar, como mencionábamos en relación con el factor anterior, en términos energéticos. Es decir, todos estos aspectos van a darse la mano para explicar nuestro subdesarrollo.
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desarrollo. Recordad, en primer lugar, el carácter incompleto, tardío y limitado de la revolución
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industrial en España no impide que ésta provoque importantes desequilibrios territoriales sobre
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nuestra geografía, en tanto que las actividades económicas van a tender a concentrarse en la
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Y es allí a donde irá la población que marche desde el campo a la ciudad buscando mejores oportunidades. Destacan especialmente tres actividades distintas. En primer lugar, la industria textil, que como ya sabéis se localiza en la ciudad de Barcelona, el principal enclave industrializado del país y la gran aglomeración industrial de esta época.
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Los primeros balbuceos industriales los va a dar Cataluña en la década de 1830, que es cuando se introducen procedentes de Inglaterra las novedades tecnológicas como la máquina de vapor o el telar mecánico.
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Desde entonces, la industria textil catalana, protegida por el estado de la amenaza del textil británico de mayor calidad y menor precio, como ya os he explicado antes, va a crecer de forma notable, dicha industria textil, sobre todo hasta la década de 1860.
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A partir de entonces, el ritmo de crecimiento se va a ver algo ralentizado. Junto a la industria textil, destaca también por su importancia la producción siderometalúrgica, que se va a concentrar a inicios del reinado de Isabel II en la provincia de Málaga.
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Se va a trasladar después por su cercanía al mineral del carbón a la cuenca minera asturiana y finalmente ya en tiempos de la restauración y una vez terminada la guerra carlista se va a concentrar o a localizar de forma preferente en la provincia de Vizcaya y especialmente Bilbao, dada su cercanía del mineral del hierro y también la necesidad desde esta época de utilizar menos carbón.
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Lo que explicaba la anterior localización en Asturias.
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En último lugar, podemos subrayar la minería, dentro de la cual podemos destacar la importancia del carbón asturiano, del hierro de Vizcaya y del cobre de la mina de Río Tinto, del área de Río Tinto, que se va a desarrollar mucho nuevamente en tiempos de la restauración.
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La minería hay que tener en cuenta que es una actividad que requería una altísima inversión de capital procedente del exterior, motivo por el cual en tiempos del sexenio se realizó una ley de minas que supuso una verdadera desamortización del subsuelo que intentase de este modo atraer la presencia de firmas extranjeras que realizasen la necesaria inversión de capital
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como para poner en marcha dicha actividad. A continuación podéis ver que nos encontramos ante un mapa temático, una fuente secundaria, en este caso relacionada con el tema del que estamos hablando en esta exposición, la industria y el transporte en España.
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Si nos vamos a la leyenda, podemos ver en primer lugar un icono que se refiere a la industria sidero-metalúrgica. Si nos fijamos en el mapa, podemos ver cómo ésta se localiza en Málaga, también en el área de Asturias y finalmente en el área de Bilbao.
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Bilbao. Recordad, primero se localiza en Málaga, posteriormente se traslada a la cuenca asturiana y finalmente a Bilbao, ya en tiempos de la restauración. En cuanto a la industria textil, el segundo icono que aparece en la leyenda, vemos cómo se localiza en exclusiva en el área de Cataluña. No aparece en ningún otro lado más dicho icono.
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En cuanto a la minería, de la que hemos hablado en tercer lugar, tenemos varios iconos en este caso. El que estoy subrayando actualmente, que podemos ver cómo aparece en el área de Almadén o en el área de la Felguera, donde se encuentra la cuenca minera asturiana, pero también aparecen subrayados algunos minerales, como el cobre, que vemos aquí en el área de Río Tinto, Huelva, a la izquierda de Sevilla,
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y que va a ser un área especialmente importante en tiempos de la restauración desde que empieza a entrar ese capital exterior que empieza a dinamizar esta actividad económica.
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En último lugar, podemos mencionar la importancia de centros financieros como Madrid, que es donde se registran o donde se concentran, mejor dicho, los principales bancos en esta época, pero también destaca Barcelona en menor medida y también Bilbao, que va a tardar un poquito más en desarrollarse.
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Como podéis ver, es un mapa en el cual lo que tendríamos que comentar es básicamente los diferentes elementos que aparecen en el mismo y relacionarlo con el tema que estamos viendo a continuación. Continuamos, chicos.
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En el caso del mapa que tenemos a continuación, podemos destacar cómo se produce la explotación del mineral en función de las necesidades del exterior.
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Recordad una cosa, en el año 1868 se produce la mencionada ley de minas que prácticamente supone una desamortización del subsuelo de España para atraer así la inversión extranjera de compañías con capitales, sobre todo ingleses, que de este modo invirtiesen en dicho sector económico.
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En el caso que tenemos a continuación es el de la explotación en el área de Huelva, en Río Tinto, y podéis ver cómo los centros mineros en los que se produce la explotación del mineral están conectados a través de caminos, de vías férreas, con los puertos desde los cuales se exporta al exterior el mineral.
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Mencionar que este tipo de explotación del territorio, que es bastante parecido al que realizaban las potencias imperialistas en África en esta época, van a venir en ocasiones acompañadas de protestas sociales.
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Por ejemplo, en la zona de Río Tinto hubo quejas por la contaminación que causaban las actividades de las compañías extranjeras y el resultado de sus protestas va a ser la represión violenta por parte del gobierno de la restauración.
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Os he dejado un artículo sobre el llamado año de los tiros, año de los disparos, por si os interesa profundizar en el tema o por lo menos conocerlo.
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Dentro del epígrafe en el que nos encontramos hay un punto concreto dedicado al análisis del comercio.
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Para acercarnos al mismo hemos de partir de todos esos cambios materiales que coinciden en España durante el siglo XIX
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y algunos de los cuales ya hemos venido estudiando durante las últimas semanas.
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Entre ellos cabe destacar, en primer lugar, el aumento en el tamaño de las ciudades,
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la introducción de maquinaria e incipiente desarrollo en algunas regiones de la actividad industrial
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o bien el despegue de la minería producido como consecuencia de la aprobación en el sexenio democrático de la ley de minas, que logra su propósito de atraer capital o inversión extranjera con la cual dinamizar un sector que hasta entonces no había despegado.
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El comercio exterior va a crecer de forma notable durante el siglo XIX, pero va a ser casi siempre deficitario, negativo para nuestro país.
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Esto se debe a que el valor de nuestras exportaciones, es decir, de aquello que vendemos al exterior, va a ser menor al valor de las importaciones, aquellos productos que traíamos desde el extranjero.
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Esto es el resultado de la composición misma de nuestra producción. ¿Por qué? Porque lo que vamos a exportar van a ser materias primas de origen mineral, como hierro, mercurio, etc., así como alimentos.
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mientras que lo que vamos a traer desde el exterior van a ser artículos de mayor valor añadido, como por ejemplo maquinaria, a lo que hay que sumar materias primas como algodón, necesario para el sector textil, e incluso alimentos, dado que para las ciudades del Mediterráneo va a ser en ocasiones más fácil traer cereal ruso desde el exterior en barco que comprar cereales desde el interior de Castilla,
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Lo cual no era beneficioso ni para las cuentas del país ni tampoco para la agricultura o el comercio interior en este caso. En cuanto a la balanza de pagos, cabe decir igualmente que esta va a ser negativa. La balanza de pagos es la suma de los servicios financieros más la balanza comercial, es decir, las importaciones y las exportaciones.
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Esta va a ser negativa también en España, sobre todo como resultado del aumento en los pagos de deuda que España debe hacer con el exterior, consecuencia sobre todo del endeudamiento que vamos a tener durante las guerras de Cuba.
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Todo esto va a tener como resultado que nuestra estabilidad monetaria, que el valor de la peseta, la moneda que se instaura durante el sexenio democrático y que sobrevive hasta la instauración del euro, va a haber deteriorado su valor como consecuencia de este elevado endeudamiento con otros países o con otros acreedores.
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Es por esa razón que he dejado aquí en la imagen un título de deuda pública en la que podemos ver el rostro del rey Alfonso XIII.
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A continuación, chicos, he subido esta fuente porque me ha resultado bastante interesante. Procede del diario Económico, 5 días, y consiste en un gráfico de líneas que nos muestra la evolución de la deuda pública de España, es decir, el total de dinero que debe el Estado a lo largo del tiempo, desde la restauración de Cánovas del Castillo hasta la época de la COVID-19, de la reciente pandemia.
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Si nos fijamos en este gráfico, el valor de la deuda pública viene medida en relación al valor del PIB español, es decir, del total de la riqueza nacional.
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Y se puede ver, y es la razón por la que me ha resultado interesante, como algunos contextos particularmente negativos son las guerras que España va a mantener en el exterior. Aquí tenemos en primer lugar el aumento de la deuda pública durante la guerra de Cuba o bien durante la guerra de Marruecos en la década de 1920, junto a otras situaciones particularmente negativas como la crisis del petróleo de 1973 y que ya estudiaremos,
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o bien la crisis del 2008 que algunos sufrimos o la crisis de la pandemia del 2019 que vosotros ya vivisteis y que como sabéis tuvo como consecuencia un aumento enorme del endeudamiento del Estado para impedir que el cierre de los puestos de trabajo arrasase por completo con las economías de las familias.
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Como veis, es un gráfico interesante porque nos permite relacionar deuda pública, guerras y crisis económicas.
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Uno de los aspectos que hemos visto en clase es cómo a finales del siglo XIX las distintas naciones europeas, en particular las más poderosas, van a apostar de forma decidida por políticas económicas proteccionistas, dejando de lado así el tradicional librecambismo propio del sistema económico liberal.
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Las naciones más poderosas, en particular Inglaterra o Francia, lograrán construir sus propios imperios coloniales para así extraer de ellos materias primas y disponer a su vez de mercados en los cuales colocar sus respectivas producciones industriales.
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Dentro de ese contexto histórico España va a optar también, especialmente bajo los gobiernos de Cánovas del Castillo, por imponer altos aranceles a los productos procedentes del exterior, tanto alimentos como productos manufacturados.
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El objetivo de esta medida va a ser el de evitar el colapso de la producción nacional, algo que Cánovas del Castillo deja escrito en este artículo de unas cuantas páginas y titulado de cómo he venido a ser yo doctrinalmente proteccionista.
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En cualquier caso, lo significativo de esta imposición de altos aranceles, y que en el caso del cereal ruso, por ejemplo, va a aumentar su precio hasta casi un 70%, es que va a lograr su propósito de proteger de la competencia exterior tanto la agricultura castellana como la minería asturiana, la siderurgia vasca y, muy en particular, la industria textil catalana.
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Recuérdese que Barcelona ya había sido bombardeada en tiempos de la regencia de Espartero después de la sublevación de toda la ciudad, trabajadores y empresarios incluidos, cuando Espartero anunció la introducción del librecambismo, lo que hubiera permitido que los productos ingleses arrasasen la producción industrial catalana.
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Bien, el resultado positivo va a ser que la producción nacional no va a colapsar, pero sí que es cierto que va a tener también un resultado negativo que señalan los historiadores de la economía.
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Y es que el estímulo positivo que podría haber representado el tener una competencia exterior obligando así a las empresas a invertir más en ciencia, en tecnología, en capital humano, etc.
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Ese estímulo de la competencia es retirado, lo que va a explicar el estancamiento de la producción nacional y su incapacidad, a su vez, para competir en otros mercados del exterior.
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Importancia, proteccionismo, aranceles, cánovas del castillo, palabras clave.
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El último punto de este epígrafe trata sobre la situación de las comunicaciones en España.
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Cabe mencionar que a mediados del siglo XIX su situación no podía ser más penosa, dado que todo lo que se había podido avanzar durante el siglo XVIII en general, y en particular durante el reinado de Carlos III, había sido desandado durante ese periodo convulso de la crisis del antiguo régimen que termina tras el final de la Guerra Carlista y el inicio del reinado de Isabel II.
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Además de la destrucción de las guerras, de la falta de inversión en obras públicas como consecuencia de la situación económica penosa que atravesaba España en este entonces, cabe sumar el peso de los factores naturales.
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Como sabéis, somos el segundo país con una orografía más complicada, más montañosa, tras Suiza y además de ello carecemos, no tenemos grandes ríos navegables como puede haber en el norte de Europa o en otros países como Inglaterra.
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El resultado de todo ello es que no contábamos con un mercado interno articulado y esto era condición necesaria para poder modernizar la economía y desarrollar las actividades productivas en nuestro país.
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Es por ello que una vez que la situación se estabiliza, ya a mediados del siglo XIX, empiezan a impulsarse distintas iniciativas, como por ejemplo el apoyo que se le va a dar a las grandes navieras vascas encargadas de la exportación e importación de productos y también de protagonizar la emigración de españoles al continente americano.
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por ello se ha dejado esta ilustración en la diapositiva, como también el impulso que desde el Estado se va a dar a la ampliación de los grandes puertos,
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en particular los de las dos zonas más desarrolladas, Cataluña y País Vasco, cuyos puertos, Barcelona y Bilbao, van a verse ampliados en esta época.
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Además de este impulso al transporte naval, también se va a impulsar el transporte por carretera, dado que va a mejorar bastante la red de caminos que conectaba las provincias, los municipios y las ciudades más importantes de España.
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Sin embargo, el impulso más notable va a ser el de la construcción de la red ferroviaria. España va a llegar un par de décadas tarde respecto a los países más avanzados en la construcción del ferrocarril como Inglaterra, Bélgica o Alemania,
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Pero sí que va a empezar a construir sus primeras líneas desde el año 1848, que se construye la primera, que va a conectar Barcelona con Mataró. Unos poquitos años después se construye la que une Mardiv con Aranjuez, el famoso tren de la fresa, que todavía circula ocasionalmente todas las semanas por Mardiv.
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Y en último lugar el que va a conectar la cuenca minera, en particular Langreo, con Gijón para así facilitar la exportación del carbón asturiano al exterior.
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Estos son los primeros pasos de nuestra red ferroviaria, pero a partir del bienio progresista, especialmente a partir del año 1855, se va a registrar un impulso enorme que vemos a continuación.
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Como acabo de comentaros, el punto de inflexión, la situación a partir de la cual despega la construcción de la red ferroviaria en España es durante el bienio progresista, cuando se aprueba todavía durante el reinado de Isabel II la Ley General de Ferrocarriles del año 1855.
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Esta ley es extraordinariamente importante porque para facilitar la construcción del ferrocarril en España va a poner una especie de alfombra roja a la llegada de capital extranjero, de inversión extranjera,
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que junto al dinero procedente de las desamortizaciones y también la propia inversión pública del Estado
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permitiese inyectar una gran cantidad de capital, de dinero, que acelerase la construcción del ferrocarril en nuestro país.
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Los resultados hablan por sí solos y a vuestra izquierda tenéis un mapa temático bastante interesante
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y desde mi punto de vista un candidato a tener en cuenta de cara a la posible evaluación de fuente histórica en la PAU.
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En este mapa podéis ver cómo la red ferroviaria pasa en apenas unos años de tener 200 kilómetros a más de 13.000,
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un resultado sin duda bastante positivo.
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Sin embargo, va a haber algunas consecuencias negativas que tampoco se pueden ignorar.
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La primera de ellas, y es algo que ya os he mencionado en clase, es que la construcción del tendido ferroviario en España va a desatar una verdadera fiebre especulativa, una burbuja de inversión que va a llevar a construir líneas que no tenían ningún tipo de utilidad, en tanto que no transportaban ni mercancías ni pasajeros.
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Cuando se revele la inutilidad de estas redes ferroviarias, sobre todo en lugares remotos, el daño económico que va a sufrir el sistema financiero es notable y ello va a lastrar a la propia situación política, ayudando así a entender la marcha de Isabel II al exilio.
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Pero además de esta burbuja especulativa va a haber también otra consecuencia negativa que es el hecho de que para acelerar la construcción del ferrocarril en España se autorizase la importación de hierro del extranjero, en particular de Inglaterra, lo cual va a suponer un importante daño económico o por lo menos potencial a la siderurgia nacional.
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¿Por qué? Porque se va a retirar un estímulo importantísimo con el que podría haber contado para desarrollarse de forma más acelerada.
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De hecho, un historiador, Jordi Nadal, calificó al proceso de construcción del ferrocarril en España como la gran oportunidad perdida de la revolución industrial española, en tanto que no sirvió de estímulo para el desarrollo de la siderurgia.
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Este autor tiene un libro llamado El fracaso de la revolución industrial en España que en gran medida ha condicionado la visión negativa que tenemos del periodo en nuestro país en tanto que hemos tendido a compararnos con las naciones que se desarrollaron de forma más espectacular como Inglaterra o Alemania y no hacerlo con otras de nuestro entorno como Italia, Grecia,
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o Portugal. En cualquier caso, el siglo XIX español termina con algunos éxitos que convienen ser
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subrayados. En primer lugar, lo hace con un mercado interno articulado, en particular con una red
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ferroviaria que ha logrado superar esos condicionantes que la naturaleza nos impuso, separándonos a
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través de montañas, unas regiones de las otras o privándonos de la posibilidad de
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disponer de grandes ríos navegables. Por otro lado, también termina con algunas regiones
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desarrolladas, en particular Cataluña o el País Vasco o también algunos enclaves mineros
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como hemos mencionado en Asturias o en la provincia de Huelva. Y finalmente, desde tiempos
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de la restauración, se va desarrollando un sector financiero que va a tener en Bilbao
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un epicentro importante, además de Madrid, y que se va a ver fortalecido cuando se repatrie
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todo el capital que se había invertido en la isla de Cuba tras la pérdida de las últimas
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de nuestras colonias. Pérdida de las colonias que nos dolió en el corazón, pero en el
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En el largo plazo, en cuanto a la revolución industrial en España se refiere, le sentó bastante bien a nuestro bolsillo.
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Bueno chicos, chicas, espero que no se os haya hecho muy pesada la exposición. Sé que es un tema sumamente denso, pero es muy importante que lo estudiemos bien porque es de los que mayores posibilidades tiene, desde mi punto de vista muy humilde, de entrar como fuente histórica. Hasta la próxima.
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- Idioma/s:
- Materias:
- Historia
- Niveles educativos:
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- Bachillerato
- Primer Curso
- Segundo Curso
- Autor/es:
- Luis Eduardo Dufrechou Bermolén
- Subido por:
- Luis Eduardo D.
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- Fecha:
- 6 de marzo de 2025 - 20:09
- Visibilidad:
- Clave
- Centro:
- IES LOS CASTILLOS
- Duración:
- 32′ 12″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
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- Tamaño:
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