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Los dos lobos - Contenido educativo
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En el valle del desierto reinaba el silencio. El sol se disponía a esconderse un día más, pintando de rojo cada nube, cada piedra, cada paja.
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El viejo abuelo indio, que tenía la piel llena de arrugas y manchas, que vestía plumas de colores de todos los pájaros del mundo,
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que tenía una voz tan profunda que no se veía el fondo, que escondía bajo las grandes cejas unos ojos llenos de luz,
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que era tan viejo que no se sabía cuántos años tenía,
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pues no había nadie más viejo que pudiera decir cuándo había nacido.
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Se sentaba muy cerca del poblado, en lo alto de una gran roca roja,
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concentrado solamente en respirar.
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Tomaba aire y lo soltaba, lo tomaba otra vez y otra vez,
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lo dejaba escapar por los agujeros de su nariz
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y así el aire se fundía con el cielo, las nubes y la arena fina del desierto.
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Dime, pausado, muy lentamente.
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Una pequeña india enfadada se acercó un día al viejo abuelo. La pequeña india era muy pequeña. Tenía las piernas pequeñas, los pies pequeños, las manos pequeñas, pero tenía los ojos muy vivos y el pelo siempre despeinado.
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Dime.
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¿Qué es? ¿Vivos?
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vivos, como llenos de luz
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la pequeña india
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estaba muy enojada
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arrugaba la frente, miraba al suelo
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y apretaba fuerte sus pequeños puños
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estoy muy triste, no es justo
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la pequeña india
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empezó a quejarse muy gritada de otro indio
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no tan pequeño
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gritaba y resoplaba
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movía la cabeza y hasta chutó una piedra
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donde vivía un escarabajo que
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pobre, tuvo que cambiar de piedra
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dime
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resoplaba
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Resoplaba, cuando resoplas muy fuerte.
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El viejo abuelo indio dio unos golpecitos a la roca para indicar a la pequeña india que se sentase a su lado.
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Tap, tap, tap, se oyó.
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La pequeña india trepó a la roca, ágil como una lagartija.
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Era una roca muy grande y siempre se preguntaba cómo podía subir hasta allí el viejo abuelo.
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Él, que era tan viejo, iba tan cubierto de plumas.
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Los ojos grandes de la pequeña india miraban a los ojos pequeños y brillantes del viejo indio.
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Y él, que con un gesto abrazaba el cielo, lo recogió y se lo llevaba al corazón.
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Empezó a decir con aquella voz vieja y profunda, tan profunda que no se veía el fondo.
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Dime.
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Es ágil.
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Ágil, pues una persona ágil que no tiene problemas para subir las cosas.
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Muy ágil.
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Dime.
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Pues no tenía la voz tan profunda.
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Porque era un anciano.
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Tenía la voz muy profunda y vieja.
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Bueno, te contaré una historia. El sol ya casi se había escondido y una brisa de viento levantó la arena del suelo en pequeños remolinos. Yo también a veces me he enfadado mucho. Una vez me enfadé tanto que golpeé la mesa con la mano y se rompió. También he gritado muy fuerte.
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Una vez grité tanto que me quedé sin voz durante dos días
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Otra vez sentía tanto odio en mi interior que no tenía ni hambre ni sed
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Y después me dolía la barriga y la cabeza
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Estaba tan furioso que estuve caminando rápido durante mucho tiempo
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Y no vi ni el verano, ni la primavera, ni el invierno, ni el otoño
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Y mirando hacia donde la tierra tocaba y el cielo continuó
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Entonces, un día, mientras caminaba mirando al suelo sin ver nada más
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choqué de cabeza con esta roca
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dijo señalando la roca
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el peñasco donde estaban sentados los dos
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me enfadé tanto con aquella roca
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que me había hecho daño
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que le di una patada muy fuerte
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y claro, como la piedra es tan dura
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me causó mucho dolor
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entonces ya no podía mirar al suelo
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ni seguir caminando
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así que me senté aquí como tú ahora
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al sentarme vi el cielo, los pájaros
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y encontré la primera de todas estas plumas
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que llevo encima
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justo aquí delante
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Entonces vi la tierra, la arena y vi los dos lobos.
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Uno era grande y bonito y tenía el pelo frondoso y brillante.
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Era tranquilo y bueno, lleno de amor.
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Le gustaba todo, jugaba mucho y daba saltos de alegría.
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Era un placer verlo caminar y descansar.
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Era feliz sencillamente porque estaba vivo.
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El otro lobo era duro y malo.
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Se escondía y gruñía, enseñaba los dientes y quería morder.
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No solamente a los conejos y a las serpientes, sino también las piedras.
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los arbustos y hasta su propia cola. Este lobo estaba lleno de odio. Vivía enfadado
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y tenía miedo, tanto miedo que caminaba rápido y preocupado. Cuando el otro lobo se le acercaba,
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hacía amados de atacarlo para ahuyentarlo. Le entristecía mucho porque siempre lo veía
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enfadado y solo. Dime. Ahuyentar es como querer a echar a alguien. Espantar. Muy bien, Lucas.
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Dime, amago, amago como de querer hacer una cosa pero al final no la haces
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Eso es amagar
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Vivía enfadado y tenía miedo, tanto miedo que caminaba rápido y preocupado
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Cuando el otro lobo se le acercaba, hacía amagos de atacarlo para orientarlo
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Le entristecía mucho porque siempre lo veía enfadado y solo
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Al cabo de un rato me desperté aquí, en lo alto de la roca
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Y vi que no había ningún lobo alrededor
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Supe que había sido un sueño, aquellos lobos vivían dentro de mí
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Todos llevamos dos lobos dentro y ambos quieren ser el último lobo que reina
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Por eso luchan entre ellos
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El lobo alegre y el lobo enfadado
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El lobo bondadoso y el lobo que odia
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Y tú, pequeña, también los tienes a los dos en tu interior
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La pequeña india miraba fijamente a los ojos del viejo indio
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Que seguía contemplando el gran desierto y le preguntó
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¿Y cuál de los dos lobos ganará en mi interior, abuelo?
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El viejo abuelo indio sonrió y con la voz profunda y tranquila dijo
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Uno come amor, risas y abrazos. Come perdón, come paz, generosidad y alegría. Come vida. El otro come miedo, envidia, odio y malos deseos. Come culpas, golpes, gritos. Come maldad, decepción y mentiras. Guerras y sufrimiento.
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El abuelo hizo una pausa mientras se giraba con aquellos ojos luminosos
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Escondidos detrás de las arrugas
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La abrazó con la fuerza de un oso y sonriéndole susurró
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Ganará el lobo que tú alimentes
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¿Qué os ha parecido, chicos?
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¿Tenéis alguna pregunta?
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A ver, María
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¿Qué es maldazos?
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Maldazos, una persona que es mala
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¿Valeria?
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¿Cómo sabe que existen esos lobos?
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Porque están en tu interior
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Vosotros cuando
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Vosotros también tenéis dos lobos, ¿vale?
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Uno que es bueno, otro que es malo
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Entonces tenéis que intentar sacar siempre
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El lobo que tú quieras sacar
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¿Vale?
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- Jose Manuel M.
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- 3 de mayo de 2021 - 16:52
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