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Contando cuentos
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Había una vez un molinero para sus tres hijos.
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Su molino, su asno y su gato al mayor le tocó el molino,
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al segundo el asno y al menor el gato.
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El menor estaba bien inconforme.
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Mis hermanos pueden hacer una bonita vida juntando sus bienes,
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pero por mi parte, después de haberme comido al gato
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y hacer unas sandalias con su piel.
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Entonces no me quedará más que morir de hambre.
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El gato le dijo un tono firme, no te preocupes tanto, mi buen amo.
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Si me das un bolso y me tienes un par de botas para mí,
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entonces verás que no eres tan pobre conmigo como te lo imaginas.
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Sin embargo, en general le gustaba y le contó el origen de las fapas.
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Mira, Wendy, cuando el primer bebé se rió por primera vez, su risa se rompió en mil pedazos y estos se despreciaron.
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Y ese fue el origen de las fapas.
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Era una conversación agotada, pero a ella, que no conocía mucho mundo, le gustaba.
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Y así siguió el azar de mente. Debería haber una hada por cada niño y niña. ¿Debería? ¿Es que no hay? No.
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Mira, los niños de hoy en día saben tantas cosas que dejan pronto de creer en las hadas.
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Y cada vez que un niño dice, no creo en las hadas, algún hada desaparece.
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La verdad es que le parecía que ella había hablado suficiente sobre las hadas
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y se dio cuenta de que Campañilla estaba muy silenciosa.
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Eres muy bondadoso, respondió la bella.
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Te aseguro que tu buen corazón me hace feliz.
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Cuando pienso en ello, no me parece tan feo.
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Oh, señora, dijo la bestia.
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—Tengo un buen corazón, pero no soy más que una bestia. Hay muchos hombres más bestiales que tú —dijo la bella— y mejor te quiero por tu figura que a otros que tienen figura de hombre y un corazón corrupto, ingrato, burlón o falso.
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Y la bella, que ya apenas le tenía miedo, comió con buen apetito, pero creyó morirse de pavor cuando el monstruo le dijo.
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—Bella, ¿querrías ser mi esposa?
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Largo rato permanecía la muchacha sin responderle, ya que temía despertar su cólera si rehusaba.
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Y por último le dijo extraociéndose.
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—¡No, bestia! —quiso suspirar al oído del pobre monstruo.
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Pero de su pecho no salió más que un silbido tan espantoso que hizo retemblar el palacio entero.
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Sin embargo, la bella se tranquilizó enseguida, pues la bestia le dijo tristemente
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Adiós entonces, bella.
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Y salió de la sala volviéndose varias veces a mirarla por última vez.
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Fue terrible mi sufrimiento, pero durante el año que pasé allí tuve tiempo para pensar
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que la pérdida más grande que había soportado era la carencia del corazón.
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Mientras estaba enamorado fui el hombre más feliz de la tierra,
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pero el que no tiene corazón no puede amar, y por eso decidí ir a pedir a Oz que me dé uno.
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Sin embargo, dijo el espantacuágalos, yo pediría un cerebro en vez de un corazón,
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pues un tonto sin sesos no sabría qué hacer con su corazón si lo pidiera.
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Yo prefiero el corazón, replicó el leñador, porque el cerebro no hace a uno feliz
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y la felicidad es lo mejor que hay en el mundo.
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El gato sonrió al ver a Alicia.
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Mi nino de cherries empezó algo atrimidamente, pues no estaba tan segura del todo
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de que le fuera a gustar el cariñoso tratamiento.
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Pero el gato se vio sonriendo más y más.
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Vaya, parece que le ha gustado, pensó Alicia y continuó.
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¿Me podrías indicar por favor hacia dónde tengo que ir desde aquí?
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Eso depende de dónde quieras llegar, contestó el gato.
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A mí no me importa demasiado dónde, empezó a explicar Alicia.
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En ese caso, da igual hacia dónde vayas, interrumpió el gato.
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Siempre que llegue a alguna parte, terminó Alicia a modo de explicación.
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¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte, dijo el gato, si caminas lo bastante
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A Alicia le pareció que esto era innegable, de forma que intentó preguntarle algo más
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¿Qué clase de gente vive por estos parajes?
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Por ahí contestó el gato volviendo una pata hacia su derecha
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Vio un sombrerero y por allá continuó volviendo la otra pata
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Vive un aliciente de marzo. Visita al que te haga plazca. Ambos están igual de locos.
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Pero es que a mí no me gusta estar entre locos, observó Alicia.
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Eso sí que no lo puedes evitar, le puso el gatón. Todos estamos locos por aquí.
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Yo estoy loca, tú también lo estás. Y ¿cómo sabes tú si yo estoy loca? le preguntó Alicia.
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- Autor/es:
- CEIP Hermanos Pinzón
- Subido por:
- Tic cp hermanospinzon madrid
- Licencia:
- Reconocimiento
- Visualizaciones:
- 110
- Fecha:
- 8 de mayo de 2019 - 23:17
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- CP INF-PRI HERMANOS PINZON
- Duración:
- 06′ 15″
- Relación de aspecto:
- 1.78:1
- Resolución:
- 1280x720 píxeles
- Tamaño:
- 540.22 MBytes