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Verdi
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El 18 de junio fallece Marguerita, fiebre cerebral, que otra cosa podía ser después de tantos
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esfuerzos sobre humanos. Esposa, hijos, Verdi está solo y para otoño debe escribir una
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ópera cómica. Verdi amó realmente a Marguerita, para él era ante todo una mujer inteligente
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y de buena familia. La hija de Varesi, el cual le había ayudado a efectuar sus estudios
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y a lograr sus propósitos. Con la ausencia de Marguerita, el afecto que siente por Varesi
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se intensifica y perdurará hasta el final de sus días. Marguerita es enterrada en Milán,
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en el cementerio de San Giovannino, cerca de Sant'Ambrogio. Este cementerio no existe
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hoy en día. Existe en cambio la lista de los gastos del funeral que pagó Varesi cuando
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fue a Milán. Muchos años después, Verdi reunirá las pocas cosas que han quedado de
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Margarita. Las joyas del monte Tipieta, un juego de sombreros, todo ello guardado con
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una nota que dice, recuerdo de mi pobre familia. Para él su familia al cabo de los años seguía
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siendo aquella. Antes de tres meses, un giorno di regno se representa en la escala.
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Es la primera y única representación de un giorno tirreño.
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No digo que el público aplaudiera, pero si al menos hubiera soportado en silencio aquella ópera.
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Verdi escribirá que muchos años después
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aún le dolía aquel fracaso.
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¡Eh, Schumann!
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¡Apágalas de ahí arriba!
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Y Verdi concluye.
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Con el ánimo afligido por las desgracias familiares,
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irritado por el fracaso de mi trabajo,
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decidí no comparecer nunca más
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ha dejado la casa de Carrobio
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donde había vivido con Marguerita
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le ha enviado los pocos muebles que tenía a Varesi
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pero no quiere volver a Buseto
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vive en una humilde habitación amueblada
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en el barrio antiguo de Milán
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¿qué hace durante estos meses?
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nada, nos dice Verdi
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me encontraba abatido
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no podía pensar en la música
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mucho, opinamos nosotros
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Intentaba deshacer penosamente el nudo que tenía dentro
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Reflexionaba
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Todos los días entre las cinco y las seis
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Comía por veinticinco liras en una pequeña taberna de la plaza San Romano
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Hoy ya no existe
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Una noche
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Quizás sea esta la página más famosa de la vida de Verdi
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Pero oigámoslo con sus propias palabras
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Una noche de invierno me encontré casualmente con Merely
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Eh, Verdi
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¿Qué haces aquí?
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Ven, ven
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Se dirigía al teatro
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Me cogió del brazo y me invitó a acompañarle
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Qué manera de nevar
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Bien, vamos al teatro
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Oye, ¿qué estás haciendo aquí?
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Nada
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¿Nada?
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Dichoso tú que no haces nada
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Al menos no tienes problemas como yo
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No sabes los problemas que tengo con Nicolai
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Imagínate, no le gusta el libreto
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Resulta que tiene que escribirme una ópera
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Y el libreto que tiene no le gusta
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Fíjate tú, un libreto escrito por Solera
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Es hermoso, lleno de situaciones dramáticas
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Bellos coros, versos
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Como si nada
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Propio de un alemán
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No gustar, no bueno
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Desde luego si tuviera un libreto como...
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Un libreto como aquel...
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Aquel del proscrito que te di
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Aquel...
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Un libreto como ese me salvaría de la situación
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Ya
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Bueno, si se trata de eso, todo solucionado
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No he escrito una sola nota del proscrito
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Te lo devolveré si lo quieres
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¡Eso es!
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¡Es una gran idea!
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¿El proscrito?
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Claro, Nicolai, puede escribirlo.
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¿Por qué no?
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Ah, ¿sabes que has tenido una gran idea, Verdi?
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Ven, ven.
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¿A dónde?
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A la escala.
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¿No has dicho que me acompañabas?
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Hay que ver.
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Desde ayer que no para de nevar.
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Claro que es normal en esta época del año.
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Y me llevó cogido del brazo hasta que llegamos al teatro.
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A ver si todavía estaba así.
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¿Va así?
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Creo que no.
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¿Va así?
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Seguro que se ha ido.
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Ah, estás aquí.
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¿Va así?
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¿Pero qué haces aquí tan tarde?
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Estoy terminando el trabajo.
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A estas horas deberías estar en casa.
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Si estuviera en casa ahora no podría hablar conmigo.
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¿Qué es lo que quieres?
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Ah, sí. Mira en el archivo.
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Tiene que haber un libreto.
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El del proscrito, de Rosie.
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Sí.
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Búscalo, lo necesito ahora mismo.
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Y después vete a casa.
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Estas no son horas de estar trabajando, ¿de acuerdo?
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Verdi, ¿qué haces aquí con el frío que hace?
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Podrías haberme esperado en mi despacho.
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La chimenea está encendida.
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Aquí podrías quedarte helado
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Entra, entra, ahí estaremos calientes
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Estoy tiritando
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Aquí se está bien
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Señor Morelli, he encontrado el proscrito
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Aquí tiene
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Ah, sí, gracias, gracias
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Y ahora vete a dormir
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Sí, señor, en cuanto haya terminado me iré
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Sí, claro, claro
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Ah, Verdi
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Sí
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Toma, mira
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¿Qué es?
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Es el... el libreto de Solera, el que no le gusta a Nicolai
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Oh, un argumento magnífico, ¿eh?
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Toma, toma, léelo
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A ver si no tengo razón
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Era un libreto con grandes caracteres
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Como era usual en aquella época
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Nabucodonosor
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Oh, sí, el argumento es el de que él va a leer de hace tres años
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Pero tienes que leerlo
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¿Cómo se llama el ballet?
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Nabucodonosor
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Oh, Nabucodonosor
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Sí
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Babilonia
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sentados en las riberas de los ríos de Babilonia.
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No tengo ganas de leer más libretos.
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Vamos, léelo. No te cuesta nada, ¿no?
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Anda, mañana me lo devuelves.
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Toma.
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Cógelo.
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Lo cogí.
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Me despedí de Merelli y me fui a mi casa.
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Está bien. Buenas noches.
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Hasta mañana.
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Y léelo, ¿eh?
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Ah, Verdi.
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Verdi.
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Verdi, sal por el teatro que he dejado la puerta de servicio cerrada. Adiós.
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Bien.
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Mientras caminaba, sentía en mi interior una especie de malestar indescriptible.
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Una enorme tristeza, una angustia que me oprimía el corazón.
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En aquel estado de ánimo, llegué a casa.
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Al caer el libreto al suelo
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Se abrió
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Comencé a leer aquella página que tenía ante mí
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Y aparecieron estos versos
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Era casi una paráfrasis de la Biblia
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La que yo tantas veces había leído.
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Del Giordano le ríe de saluta, disione le torre aterrada.
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Son aquellas lamentaciones de Jeremías escritas en un pasado que ahora le parece lejano y feliz.
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Marguerita cantando en el coro, la caldeada cocina de los Varesi,
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la señora María preparando el vino caliente, el hogar encendido.
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Esta es una de las páginas más conmovedoras de la Biblia
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El pueblo hebreo, prisionero y encadenado
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Es trasladado hasta Babilonia y en el exilio
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Llora a su patria lejana y perdida
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Oh, mi patria, oh, mi patria
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Si bella he perduta
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Oh, mi patria, si bella he perduta
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Remembranza si cara es fatal
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Remembranza si cara es fatal
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Firme en el propósito de no volver a escribir música
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Cerré el libreto y me fui a la cama
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Sin embargo, no podía dejar de pensar en Nabuco
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No conciliaba el sueño
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Leí el libreto, no una, dos, tres veces
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Merelli tenía razón
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El libreto es hermoso, pero además parece escrito especialmente para Verdi
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Después de meses y meses de inactividad
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Hace renacer en él aquella inspiración perdida
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Con el estilo sencillo y solemne de la Biblia
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Narra como aquel pueblo hebreo, vencido y exiliado
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Llora y suplica mientras cae sobre él la ira del pueblo vencedor
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Nacen dos grandes voces que contrastan
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La ira de los unos y el llanto de los otros
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La violencia contra la súplica
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La música enérgica de la banda
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Contra la música solemne de la iglesia
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Ah, estás aquí
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¿Lo has leído?
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Sí
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¿Qué te parece?
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Pues, hermoso, muy hermoso
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Entonces ponle música
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Oh, ni pensarlo
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Te he dicho que le pongas música
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¿Quieres hacerme caso de una vez?
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Toma
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No, no, no
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Vete a casa y trabaja
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Te he dicho que...
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¿Cómo has dicho que termina tu coro?
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Oh, que pienses de femenina en vela, que se levanta la mente al eterno.
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Desorgete angustiado, hermanos.
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En mi labio, fa bella el Señor.
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¡Bravo!
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En mi labio, fa bella el Señor.
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¡Bravo!
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Ya han puesto el cartel de la nueva temporada.
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Mira, María Padilla, de Donizete.
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¿Quién será esa odalisca de Nini?
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Por fin, la Saffo de Pacini se representará en la escala.
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Todavía no la habíamos visto.
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Bueno, ahora tenemos tres novedades. Ya veremos.
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A pesar de todo lo que le había prometido el empresario Merelli,
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Nabucco no figura entre las óperas de la temporada.
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Hace más de un mes que Verdi ha entregado la partitura terminada a Merelli.
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Este le había jurado representar muy pronto la ópera.
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No obstante, ni siquiera la ha puesto en cartel.
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Buenos días, maestro.
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Entregue esta carta al empresario Merelli.
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¿Al señor Merelli?
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Eso es.
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Está en el escenario, puede dárselo a usted.
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He dicho que se la dé a usted.
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Está bien, como quiera.
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Señor Merelli.
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Señor Merelli.
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Querido señor Passetti.
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¿Cantará usted aquí este año?
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No, antes debo ir a Génova a representar Luchía.
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Comprendo.
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Merelli me necesitaba, pero mis obligaciones no me lo han permitido.
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Merelli tenía mucho interés, contaba con usted.
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Señora, el maestro Verdi.
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Ah, sí, ya conozco al maestro Verdi.
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Oh, qué lástima, no pude interpretar, Oberto.
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Una música bellísima.
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Tuvo éxito, ¿verdad?
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¿Ha escrito algo nuevo?
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Una ópera.
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Nabucodonosor.
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Nabucodonosor.
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Nabucodonosor.
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Aquí, para Merelli.
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¿Para Merelli?
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Pues no la he visto en cartel, ¿cómo es posible?
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No, yo tampoco.
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Nadie me ha hablado de ella.
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Tiene razón, no está en cartel.
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La he escrito pensando en usted.
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¿En mí?
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Sí, pensando en usted.
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El papel principal, el de Abigail, que es la protagonista,
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lo he escrito expresamente para usted.
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Pero el protagonista no es Nabu...
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Nabu Cobonosor.
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Sí, a ese me refiero.
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No, es Abigail.
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Oh, siento curiosidad.
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¿Sabe? Me gustaría mucho escuchar esa parte.
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¿Cuándo? Bueno, quiero decir que...
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¿Cuándo cree usted que podría oírla?
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Veamos. Hoy no, hoy he quedado con la sastra.
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¿Qué le parece mañana a la una y media?
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Si quiere, puedo acompañarla.
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Estupendo, entonces le espero mañana a la una y media.
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Y a usted, naturalmente.
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Gracias.
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Buenos días
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¿Por qué no me lo has dado antes?
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Ha dicho que me esperara
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No está en cartel
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Nabucodonosor
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¿Dónde está?
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Eh, tú, ven aquí
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Dígame, señor Merely
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¿Dónde está ese patán de Verdi?
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¿El maestro Verdi?
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Sí, sí, Verdi, Verdi
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Acaba de marcharse
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Yo presento las óperas cuando me apetece
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Sí, lo hago
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Cuando me apetece y cuando me conviene
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Ya te daré yo tu Nabucodonosor
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Así empieza la ópera.
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Pero aquí hay un fragmento que deseo que escuche.
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Este.
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Observemos unos instantes a esta mujer que durante más de 50 años será la compañera de Verdi.
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No es bellísima, pero está llena de gracia.
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Ahora tiene 27 años.
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Es deseada, solicitada, admirada.
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Y no solo por su voz, sino también por su talento como actriz.
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¿Qué más puede desear?
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Sin embargo, en este momento Giuseppina Strepponi está sumida en una tremenda desesperación
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Incluso ha pensado en el suicidio
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¿Cómo es posible?
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Desde la edad de 20 años, canta y canta para mantener a su familia
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La madre, una hermana tísica y un hermano
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Ella jamás se toma un descanso
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¡Qué hermosa! ¡Es bellísima!
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Es el coro de los hebreos exiliados que lloran en los ríos de Babilonia
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Además, joven, sola y sin experiencia
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Giuseppina se había enamorado
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Fruto de este amor han nacido dos hijos
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Dos hijos para una mujer joven que canta
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Y que debe seguir cantando para mantenerse
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Cantaba incluso estando embarazada
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Hasta el último instante
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Intentando ocultar su estado
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Cuántas angustias
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El embarazo, las deudas, esos pagos que la persiguen sin cesar
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El cantar sin descanso le desgasta y consume la voz
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Los empresarios empiezan a desconfiar
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Y es penoso ver esos ataques de tos en pleno escenario
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Maestro, ¿y Abigail?
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Mi papel, quiero oírlo
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Sí, un momento
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Aquí está
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¡Gracias!
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No, no, no, no, no.
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Cuando oiga su papel, se estremecerá.
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Porque el protagonista es él.
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Es Nabucodonosor.
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Gracias.
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Es Nabucodonosor.
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Eso es, un Nabucodonosor como él.
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No lo encontraremos jamás.
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Cojo el sombrero y el abrigo y nos vamos.
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He dicho...
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No lo encontraremos.
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No le importa, ¿verdad?
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¿Y bien?
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Comprendo, querido Ronconi, pero...
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Pues la ópera de Nini no pienso cantarla
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Cantaré la de Verdi
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Nabucodonosor
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O Verdi o nada
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Y bien
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Entonces, ¿de acuerdo?
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Sí, representaremos Nabucodonosor
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Inmediatamente.
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Sí, claro, pero ten en cuenta que con las otras obras he tenido muchos gastos.
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Lo siento, pero para Nabucodonosor no podré hacer ni trajes ni decorados.
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Pero qué bruto soy.
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Si ya tenemos los trajes y el decorado, los del baile de hace tres años,
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magníficos, ostentosos.
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Bueno, dándoles un buen retoque y un buen repaso, ya...
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Los decorados eran antiguos, pero Nabucco nació bajo buena estrella
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Y retocados por el pintor Perrone, causaron un efecto extraordinario
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Y lo mismo ocurrió con el vestuario
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Un momento, señor Ronconi
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¿Está bien así?
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Va, ya está bien, ya está bien
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Doce días duraron las pruebas
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Hacía años que no se veía nada igual en la escala
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¿Quién le sacó la cuerda, quién es?
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¿Me permite? He de atarle el cordero a la corona
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Bien, bien, vosotros basta de momento
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Venga, señor Roncón, y tenemos que ensayar la escena de los ríos.
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Por favor, ¿quiere subir aquí encima?
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Gracias.
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¡Eh, los de ahí arriba!
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¿Están todos listos?
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Y ahí detrás, también.
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¿De acuerdo?
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¿Pero qué hace?
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Ahora es el momento, váyase.
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Y tú detrás, no, ahí no, detrás del león, ven acá.
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¿Qué hacen ahí?
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Atrás, atrás, con el coro.
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Y vosotros que miráis, lleváos ese león fuera de aquí.
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Bien, todo el mundo a sus puestos.
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Perfecto.
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Maestro, todo en orden.
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Bien, preparado el coro.
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Señora Belisangui.
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Dígame.
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A partir de Hebrea con Normo.
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Bien, maestro.
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Mirigi.
00:28:35
Sí.
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Hebrea con Normo.
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Cuatro antes del siete.
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Bien.
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Cuatro antes del siete.
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La soprano, por favor.
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Cuatro antes del siete.
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Silencio, guarden silencio.
00:28:44
Cuatro antes del siete.
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Colóquense todos en sus puestos.
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Va a empezar el ensayo.
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¿Qué hace usted cantando?
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Vamos, vamos.
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No deje de dar vueltas.
00:31:24
¡Cállese!
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¿Qué cantamos todos?
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¡Silencio!
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Aquí, el final del primer acto tiene que ser el más importante de la obra.
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Lo sé.
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Esta música es preciosa.
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Ven aquí.
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¿Qué es lo que están cantando?
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Es el final del primer acto.
00:33:20
Vamos a verlo.
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¿Qué le ocurre a la Estreboni?
00:33:35
No se la oye apenas.
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Biachi, ven a oír esto, ven.
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Menuda ópera.
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¿Estáis oyendo?
00:34:10
¡Qué maravilla!
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¿Qué es?
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Es un ensayo.
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Un ensayo de un labuco.
00:34:13
Vamos a verlo.
00:34:15
Sí, vamos.
00:34:15
Un poco de tos.
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¿Es la ópera de Berti?
00:34:29
Sí
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Vamos a oírla
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Es bonita, ¿eh?
00:34:32
Sí
00:34:34
El maestro Donizetti también está aquí escuchándola
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¿A qué hora nos vamos?
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A las nueve
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Saldremos más tarde
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Cambia los billetes de la diligencia
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Primero quiero oír esto
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Sí, sí, sí, pero no sé
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¡Maravilloso, maestro Verdi!
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¿Qué hacen todos ustedes en el teatro?
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No quiero a nadie en los ensayos, ¿está claro?
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Todos a trabajar. ¡Fuera! ¡No quiero a nadie aquí!
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¡Rápido, fuera! ¡Fuera!
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No se la oye. No se oye la Estreponi.
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Se ha quedado sin voz.
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¿Cómo quieres que la cambie ahora?
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No se la oye porque debe de estar enamorada.
00:35:50
Las mujeres, ya sabes
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La otra noche estuvo igual
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Y pasará lo mismo mañana
00:35:57
¿A dónde vas?
00:36:00
Verdi, pero...
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¿A dónde vas?
00:36:05
Verdi, ¿qué vas a hacer?
00:36:06
Verdi
00:36:08
Dios mío, qué paciencia hay que tener
00:36:08
Verdi
00:36:10
Merelli
00:36:10
Tiene razón
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Este pony no tiene voz
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Casi no se la oía en mi belisario
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Imagínate con este papel
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Si no se la oye, tendremos que conformarnos.
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Se la oiga o no se la oiga.
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Usted se está matando.
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¿Pero qué puedo hacer?
00:36:50
¿Qué puedo hacer?
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Si hubiera podido descansar solo una semana,
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solo unos días quizá habría recuperado la voz.
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Pero así, cantar, siempre cantar.
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arruinaré su ópera
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usted no querrá ni verme
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no
00:37:10
no
00:37:10
sucedió así
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esta relación que durará toda la vida
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entre Verdi y Giuseppine Strepponi
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comenzó así
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no lo sabemos con exactitud
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Verdi es tan celoso de su vida privada
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solo tenemos una prueba
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una carta de Donizetti
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dirigida a un amigo
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la Strepponi se ha quedado sin voz
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Ni siquiera su querido Verdi la quieren
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Su querido Verdi
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Las noticias corren muy rápido en el teatro
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El 9 de marzo de 1842
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Nabucco es representado en la escala
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Y Yusemina canta
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No como debe o puede hacerlo
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Pero canta
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Fue un éxito
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Al final del primer acto, el público prorrompió en tales gritos que creí que iban a insultarme.
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Incluso pensé que iban a pegarme.
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Te están aplaudiendo a ti. Es un éxito.
00:38:39
Dios mío, es un éxito.
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No es simplemente la belleza.
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Es la fuerza de esta música la que ha puesto en pie a este público enardecido.
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Italia en estos momentos está necesitada de esa fuerza.
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A esa bella tierra convertida en tierra de esclavitud
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Empieza ya a pesarle dicha esclavitud
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El llanto triste y resignado de Bellini no puede seguir siendo su voz
00:39:39
La nueva voz que ellos necesitan para expresar sus sentimientos
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Es la de Darcy
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Muy bien, muy bien
00:39:50
Pero es así
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¡Báilala si quieres, pero no la cantes!
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Verdaderamente, Milán parece haber enloquecido.
00:40:16
Ya ves cómo tengo razón, ¿eh?
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¡Cállate ya! Te pareces al abuco de losor.
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Un céntimo, señor.
00:40:26
Sí.
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Mira, corbatas a lo verde.
00:40:40
Y de color verde.
00:40:43
Verde. Ven a verlo, papá.
00:40:46
¿Eh? ¿Qué pasa?
00:40:47
También las corbatas.
00:40:49
Mira, también las corbatas.
00:40:52
Sí, sí, señor Antonio, también.
00:40:53
¿A dónde vamos?
00:40:55
¿Vamos a la misma hostería?
00:40:55
¿Dónde si no? ¿Al Gran Hotel?
00:40:57
Es él, vamos. Es Bernie.
00:40:59
Sí, es él.
00:41:01
Vamos, vamos, corre.
00:41:01
Vamos, corre.
00:41:04
¡Deprisa!
00:41:05
¡Anda, sube!
00:41:07
¡Cuidado!
00:41:08
¡Vamos! ¡Cogedme que me caigo!
00:41:09
¡Sí, sí, sí!
00:41:10
¡Alargaos de aquí!
00:41:17
¡Uy! ¡Córrete! ¡Córrete! ¡Que nos coge! ¡Que nos pillan!
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Disculpe, maestro. Tendrá que perdonar a esos diabrillos.
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¿Qué desean, señores?
00:41:29
¡Lasaña a la verde!
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Es nuestra especialidad.
00:41:32
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- Manuel P.
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- 18 de febrero de 2019 - 19:53
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