Saltar navegación

Activa JavaScript para disfrutar de los vídeos de la Mediateca.

Día del libro 2020

Ajuste de pantalla

El ajuste de pantalla se aprecia al ver el vídeo en pantalla completa. Elige la presentación que más te guste:

Subido el 23 de abril de 2020 por Tic ies mariarodrigo madrid

75 visualizaciones

Lectura de "La máscara de la muerte roja" de Edgar Allan Poe

Descargar la transcripción

Hacía mucho tiempo que el país estaba despoblándose por culpa de la muerte roja. Nunca hubo pestilencia ni tan fatal ni tan horrible. La sangre era su avatar y su sello de arrojez y horror de la sangre. Se producían agudos dolores, repentinos vértigos y después de un profuso sangrar de los poros, la muerte. 00:00:04
Las manchas escarlatas sobre el cuerpo, y especialmente sobre la cara de la víctima, eran el entredicho de la peste, que la cerraba a todo socorro y a toda compasión de sus semejantes. 00:00:22
La invasión, el progreso y el resultado de la terrible enfermedad tenía lugar en media hora. 00:00:33
Pero el príncipe próspero era feliz, intrépido y sagaz. 00:00:38
Cuando sus dominios estuvieron medio despoblados, convocó a su presencia un millar de amigos sanos y despreocupados, escogido entre los caballeros y las damas de su corte. 00:00:42
y con ellos se encerró en una profunda reclusión de una de sus abadías fortificadas. 00:00:50
Se trataba de una extensa y magnífica construcción, creación del propio gusto excéntrico y a la vez majestuoso del príncipe. 00:00:55
Un muro poderoso y elevado la rodeaba. 00:01:02
Este muro tenía puertas de hierro. 00:01:04
Una vez que hubieran entrado los cortesanos, trajeron hornillos y martillos enormes y soldaron los cerrojos. 00:01:06
Resolvieron no dejar manera de entrar o salir, previniendo los súbditos impulsos de desesperación o de locura de los del interior. 00:01:11
La abadía fue bien aprovisionada 00:01:16
Con tales precauciones los cortesanos podían desafiar el contagio 00:01:19
El mundo exterior se las compondría como pudiese 00:01:22
Entre tanto, sería locura lamentarse o preocuparse 00:01:25
El príncipe se había cuidado de todo lo que fuera motivo de placer 00:01:28
Había bufones, improvisadores, bailarines, músicos, belleza y había vino 00:01:30
Todas estas cosas y la seguridad estaban en el interior 00:01:35
Fuera imperaba la muerte roja 00:01:37
Fue hacia el final del quinto o sexto mes de su retiro 00:01:39
Mientras la presidencia se extendía con más furia por el exterior 00:01:42
cuando el príncipe Prospero obsequió a su millar de amigos con un baile de máscaras de una insólita magnificencia. 00:01:45
Voluptuosa magnificencia la de aquella mascarada, pero primero permitidme que os hable de las salas donde tenía lugar. 00:01:53
Eran siete, una suite imperial. En muchos palacios estas series forman una larga y recta perspectiva, 00:01:59
al tiempo que las puertas corralizas se corren hacia las paredes de ambos lados. 00:02:06
De modo que se puede ver toda su extensión sin ningún esfuerzo. Allí la cosa era muy diferente. 00:02:10
como podía haberse esperado del amor del príncipe por lo extraño. 00:02:15
Las salas estaban tan irregularmente dispuestas que la vista solo podía abarcarlas de una en una. 00:02:19
Cada 20 o 30 yardas había un brusco recodo, y a cada recodo un nuevo efecto. 00:02:26
A la derecha y a la izquierda, en medio de cada pared, una alta y estrecha ventana gótica se abría a un cerrado corredor 00:02:31
que iba siguiendo las revueltas de la serie de salas. 00:02:37
Las primeras ventanas eran de vidrios coloreados, cuyo color variaba en consonancia con el tono predominante en las decoraciones de la sala correspondiente. 00:02:40
La sala del extremo oriental, por ejemplo, era de color verde y las ventanas eran de un verde profundo. 00:02:49
La segunda cámara era púrpura en sus ornamentos y tapicerías, y ahí los cristales eran de color púrpura. 00:02:55
La tercera, enteramente verde y verdes los cristales, la cuarta estaba amueblada e iluminada color naranja, la quinta de blanco, la sexta de violeta. 00:03:03
La séptima habitación estaba rigurosamente decorada con cortinajes de terciopelo negro que colgaban de todo el techo y las paredes, cayendo en pesados pliegues sobre una alfombra del mismo tejido y color. 00:03:14
Esta es la única habitación en la que el color de las ventanas no correspondía al de la decoración. 00:03:26
Los cristales eran escarlata de un intenso. 00:03:31
Ahora bien, en ninguna de estas salas, a través de los ornamentos de oro distribuidos en percusión por uno y otro lado o suspendidos del techo, se veía lámpara ni candelabro alguno. 00:03:35
No había ninguna clase de luz que emanara de lámpara o bujía dentro de la serie de habitaciones. 00:03:46
pero en los corredores que las circundaban, frente a cada ventana, 00:03:52
se levantaba un macizo trípode que sostenía un brasero en llamas 00:03:56
que proyectaba sus rayos a través de los cristales coloreados, 00:03:59
iluminando la sala de un modo deslumbrador, 00:04:03
produciendo así una multitud de aspectos halagadores y fantásticos. 00:04:06
Pero en la habitación del oeste, o cámara negra, 00:04:10
el efecto de la luz que invadía los hombres cortinajes a través de los cristales teñidos de sangre 00:04:13
era siniestro en extremo. 00:04:18
Y da un aspecto tan singular a los semblantes de los que allí entraban que eran pocos los de la reunión que se atrevían a poner los pies en esa habitación. 00:04:21
También en ella se elevaba un gigantesco reloj de givano. Su péndulo se balanceaba de un lado a otro con un sordo pesado y monótono tic-tac. 00:04:31
Y cuando el minutero había dado la vuelta a la esfera y la hora iba a sonar, surgía de los pulmones del cobre del reloj un sonido claro, recién profundo y excesivamente musical. 00:04:39
Pero de tono tan peculiar y acentuado que a cada hora los músicos de la orquesta se habían obligado a interrumpir momentámente su ejecución para escuchar aquel sonido 00:04:49
Los que bailaban se habían obligado a pensar en sus evoluciones 00:05:00
Se producía un breve desconcierto en toda aquella reunión 00:05:05
Y mientras las campanadas de reloj seguían resonando se observa que aún los más frívolos se ponían pálidos 00:05:09
y que los más viejos y sosegados se pasaban la mano por la frente como en un confuso sueño o meditación. 00:05:16
Pero cuando el eco se había desvanecido por completo, una risa ligera invadía de pronto a la asamblea. 00:05:22
Los músicos se miraban unos a otros y sonreían de su propio nerviosismo y locura, 00:05:28
susurrando juramentos entre ellos de que el próximo replique de reloj no les produciría la mínima sensación. 00:05:33
Luego, tras un lapso de 60 minutos que comprende 3.600 segundos del tiempo que vuela, llega el nuevo sonido del reloj y entonces volvía a producirse el mismo desconcierto, el mismo estremecimiento, las mismas deitaciones. 00:05:40
A pesar de todo, era una alegre y magnífica fiesta. Los gustos del príncipe eran muy peculiares. Tenían un ojo acertado para los colores y los efectos. Despreciaban las decoraciones a la muda corriente. Sus planes eran atrevidos y fantásticos y sus concepciones brillaban con un fulgor bárbaro. 00:05:56
Muchos le habrían creído loco. Sus seguidores sabían que no lo era, pero era necesario oírlo, verlo y tocarlo para convencerse de que no lo era. 00:06:20
Pero cuando el eco se había desvanecido por completo, una risa ligera invadió de pronto a la asamblea. 00:06:30
Los músicos se miraban unos a otros y sonreían de su propio nerviosismo y locura, susurrando juramentos entre ellos de que el próximo repique de reloj no les produciría la mínima sensación. 00:06:35
Luego, tras un plazo de 60 minutos, que comprende 3.600 segundos del tiempo que hubiera, 00:06:45
llegaba el nuevo sonido del reloj, y entonces volvía a producirse el mismo desconcierto, 00:06:50
el mismo estremecimiento, las mismas meditaciones. 00:06:55
Pero a pesar de todo, era una alegre y magnífica fiesta. 00:06:57
Los gustos del príncipe eran muy peculiares, tenía un ojo acertado para los colores y los efectos. 00:07:01
Despreciaban las decoraciones a la moda corriente, sus planes eran atrevidos y fantásticos, 00:07:06
y sus concepciones brillaban con un fulgor bárbaro. 00:07:12
Muchos le habrían caído loco, sus seguidores sabían que no lo era, pero era necesario oírlo, verlo y tocarlo para convencerse de que no lo era el efecto. 00:07:15
Con ocasión de aquella gran fiesta, el propio príncipe había dirigido en gran parte los embellecimientos mobiliarios de las siete salas, 00:07:24
y fue su gusto personal el que decidió sobre el carácter de las máscaras. Estad seguros de que eran grotescas. 00:07:30
Había mucho de deslumbrador y reluciente, picante y fantástico, mucho de lo que se ha visto después de Hernani. 00:07:36
Había figuras arabescas con miembros y accesorios inadecuados. 00:07:42
Había delirantes fantasías, tales como las modas de los locos. 00:07:46
Había mucho de lo bello, mucho de lo licencioso, mucho de lo extraño. 00:07:50
Algo de lo terrible y no poco de lo que pudiera haber producido repugnancia. 00:07:54
Arriba y debajo de las siete salas se pavoneaba una muchedumbre de pesadilla. 00:07:58
Y aquellos, los sueños, se contorsionaban en todos los sentidos, 00:08:02
tomando el color de las habitaciones y haciendo parecer la extraña música de las orquestas 00:08:06
como el eco de sus pasos. Pero he aquí que de pronto vuelve a repicar el reloj de Bonita, 00:08:10
que se alza en la sala de terciopelo, y entonces, durante un momento, todos quedan detenidos. Todos 00:08:16
permanecen en silencio, salvo la voz del reloj. Los sueños quedan paralizados donde estaban, 00:08:22
pero los ecos del repique se van desvaneciendo. Apenas han durado un instante, y una hilaridad 00:08:27
ligera y mal contenida aparece con su partida. Y una vez más, la música sube de tono, y los 00:08:32
sueños vuelven y se retuercen de aquí para allá con más alegría que nunca, tomando el tinte de 00:08:38
las diversas ventanas a través de las cuales penetran los rayos de los trípodes. Pero en 00:08:43
la habitación más occidental de las siete, ahora ninguna de las máscaras osa aventurarse, pues la 00:08:47
noche avanza y una luz más roja penetra a través de los cristales color sangre, y la negrura de 00:08:52
los cortinajes ceñidos de sangre aterra, y al que pone los pies sobre la alfombra negra, al acercar 00:08:58
un reloj de ébano le reserva un repique más pesado, más solemnemente enérgico, que el que llega a los 00:09:02
oídos de los que están entregados a los más lejanos regocijos en los otros salones. 00:09:08
Por lo que respeto en estas salas, estaban atestadas de gente, y en ellas latía férilmente 00:09:11
el ador de la vida. La fiesta estaba en su apogeo, cuando por fin comenzaron los tañidos 00:09:16
de medianoche del reloj. Entonces, como he dicho, cesó la música. Las evoluciones de 00:09:23
los bailarines se suspendieron. Una ansiosa inmovilidad volvió a apoderarse de todas 00:09:29
las cosas. Pero ahora tenían que sonar doce golpes de la campana en el reloj. Y así sucedió 00:09:35
tal vez para que con mayor tiempo muchos pensamientos se adueñaran de las meditaciones de los pensativos 00:09:41
que ya había. Y, tal vez por ello, para que antes de que los últimos ecos del último 00:09:46
tañido se hubieran hundido del todo en el silencio, varias personas de inteligente 00:09:52
tío tuvieron ocasión para advertir la presencia de una figura enmascarada, que hasta entonces 00:09:56
no haya llamado la atención de nadie. 00:10:01
Al extraerse el rumor de esta presencia, entre murmullos, como un reguero de pólvora, 00:10:04
no tardó en elevarse en toda la concurrencia un confuso rumor, 00:10:09
un expresivo murmullo de sorpresa, y así de salvación, primero, 00:10:12
luego, finalmente, de terror, de horror y de disgusto. 00:10:16
En una reunión de fantasmas como la que he descrito, 00:10:25
puede suponerse fácilmente que ninguna aparición corriente hubiera suscitado de tal sensación. 00:10:28
De hecho, la licencia carnavalesca de aquella noche era casi limitada 00:10:33
Pero la figura en cuestión había sorrepasado la extravagancia de un Herodes 00:10:37
Y franqueado hasta los límites las fronteras incluso del más elemental de Goro 00:10:42
Existen cuerdas en los corazones de los hombres más temerarios que no pueden ser tocadas sin emoción 00:10:46
Incluso en los depravados, para quienes la vida y la muerte son igualmente puro juego 00:10:53
Hay cosas con las que no se puede bromear 00:10:57
Todos los asistentes, a decir verdad, parecían sentir profundamente que en el trágico comportamiento de aquel extraño no había ni ingenio ni decencia 00:10:59
Tan semejante al de un cadáver que la observación más detallada hubiera encontrado dificultad en descubrir el engaño 00:11:07
Con todo, aquello podía haber sido soportado si no aprobado por parte de los locos que lo rodeaban 00:11:23
Pero la máscara había llegado al extremo de adquirir el tipo de la muerte roja 00:11:29
Su vestido estaba salpicado de sangre y su frente ancha lo mismo que todos los rasgos de su cara 00:11:34
Estaba regada por el horror escarlata 00:11:43
Cuando los ojos del príncipe próspero se fijaron en aquella imagen del espectro 00:11:45
Que con lento y solemne movimiento como para representar mejor su papel 00:11:51
Se paseaba de un lado para otro entre los bailarines 00:11:56
se le vio convulsionarse con un fuerte estremecimiento de terror o de asco. 00:12:00
Un momento después su frente enrojeció de ira. 00:12:05
¿Quién se atreve? preguntó con voz ronca a los cortesanos que estaban junto a él. 00:12:09
¿Quién se atreve a insultarnos con esta burla blasfema? 00:12:14
Agarradlo y quitarle la máscara para que sepamos a quién hemos de colgar al amanecer de nuestras almenas. 00:12:18
Cuando pronunció estas palabras el príncipe próspero se hallaba en la habitación del Este o Cámara Azul. 00:12:24
Su voz resonó a través de las siete habitaciones, fuerte y claramente, 00:12:30
pues el príncipe era un hombre valeroso y robusto, y la música había cesado a una señal de su mano. 00:12:34
Era la habitación azul donde estaba el príncipe, con un grupo de pálidos cortesanos a su lado. 00:12:41
Al principio, mientras hablaba, se había realizado entre los reunidos un ligero movimiento del grupo aquel en la dirección del intruso, 00:12:47
que en aquel momento también estuvo al alcance de sus manos 00:12:55
y que ahora, con paso deliberado y majestuoso, se aproximaba. 00:12:58
Con cierto indefinido terror que la loca audiencia de la masacre 00:13:02
había inspirado a todos los reunidores, 00:13:05
no hubo nadie que se atreviera a ponerle la mano encima para agarrarlos, 00:13:08
así que sin impedimento alguno pasó a dos pasos de la persona del príncipe 00:13:11
y mientras la inmensa asamblea, como por un nada mini impulso, 00:13:15
retrocedía desde los centros de las habitaciones hacia las paredes, 00:13:20
Él proseguía su camino sin interrupción, pero con el mismo paso solemne y mensurado que lo había caracterizado desde el principio, cruzando de la cámara azul a la púrpura, de la púrpura a la verde, de la verde a la anaranjada y así sucesivamente a la blanca y la violeta. 00:13:23
antes de que nadie hubiera hecho un movimiento resultó para detenerlo 00:13:39
entonces fue cuando el príncipe próspero enloquecido de ira y de vergüenza por su cobardía momentánea 00:13:43
se precipitó rápidamente a través de las seis habitaciones sin que nadie se atreviera a seguirlo 00:13:50
pues un terror mortal se había apoderado de todos 00:13:55
empuñaba una daga desenvainada y se había acercado con rápida impetuosidad 00:13:58
a unos tres o cuatro metros pies de la figura que se retiraba 00:14:04
Cuando ésta, habiendo alcanzado la extremidad de la cámara de terciopelo, se volvió bruscamente e hizo frente a su perseguidor. 00:14:08
Siguió un grito agudo, y la daga centelleando cayó sobre la fúnebre alfombra, donde el príncipe próspero se desplomó sin vida un poco más tarde. 00:14:16
Inmediatamente, invocando el valor de la desesperación, un tropel de máscaras se precipitó a la habitación negra, 00:14:24
y apoderándose del desconocido, cuya elevada figura se mantenía erguida e inmóvil a la sombra del reloj de ébano, 00:14:30
exhalaron un grito de inanerrable horror al hallar que los ropajes funerarios y la máscara semejante 00:14:36
al rostro de un cadáver que ellos habían sujetado con tan violenta rudeza no ocultaban ninguna forma 00:14:41
tangible y entonces reconocieron la presencia de la muerte roja había venido como un ladrón en la 00:14:47
noche y uno por uno fueron cayendo los libertinos en las salas de las orgías regadas de sangre 00:14:54
muriendo cada uno de ellos en la desesperada posición de su caída la vida del reloj de ébano 00:15:00
se extinguió con la del último de los alegres libertinos. Las llamas de los trípedos se apagaron 00:15:05
y las tinieblas, la ruina y la muerte roja mantuvieron sobre todo su ilimitado dominio. 00:15:12
Idioma/s:
es
Autor/es:
Ies María Rodrigo
Subido por:
Tic ies mariarodrigo madrid
Licencia:
Todos los derechos reservados
Visualizaciones:
75
Fecha:
23 de abril de 2020 - 14:29
Visibilidad:
Público
Centro:
IES MARÍA RODRIGO
Duración:
15′ 32″
Relación de aspecto:
1.78:1
Resolución:
1280x720 píxeles
Tamaño:
473.90 MBytes

Del mismo autor…

Ver más del mismo autor


EducaMadrid, Plataforma Educativa de la Comunidad de Madrid

Plataforma Educativa EducaMadrid