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Planetario Viajero
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La estrella que no se mueve, la estrella polar.
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El sol, nuestra estrella, resplandece y el cielo tiene un color azul brillante.
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Las otras estrellas, y entre ellas la estrella que no se mueve, no pueden verse de día.
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Ahora el sol empieza a ocultarse y el cielo se torna gris oscuro.
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Las nubes cambian a rojo. El atardecer parece un cuadro.
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El sol ya no se ve, pero el cielo todavía está iluminado. ¿No debería verse ya la luna? ¿No aparece cada día justo cuando se oculta el sol? No, eso sólo ocurre cuando está llena.
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Si aceleramos el tiempo, podemos ver bajar el sol en el horizonte del oeste y la luna subir en el del este, como si jugaran en un balancín. ¿Os habéis fijado en que a veces la luna también se ve de día?
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Unas veces la vemos por la tarde en fase creciente y otras por la mañana en fase menguante.
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La luna también es amiga del día.
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Ahora empiezan a verse puntos luminosos en el cielo.
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Primero los más brillantes.
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Pueden ser planetas.
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A veces Venus se ve al atardecer no muy lejos del Sol, cuando aún es de día y es tan brillante que lo llamamos el lucero de la tarde o lucero vespertino.
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En ocasiones aparece de madrugada y entonces lo llamamos lucero del alba
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Venus no es el único planeta que puede verse al anochecer
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Podría ser también Júpiter, que brilla mucho por ser el mayor de los planetas
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Con un pequeño telescopio o con unos buenos prismáticos se ven sus cuatro satélites principales
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Notaremos que han cambiado de posición si repetimos la observación al cabo de una hora
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Saturno también parece una estrella bastante brillante
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Mirado con un telescopio, parece una peonza celestial
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Gracias a su sistema de anillos
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Ya es de noche y podemos ver las estrellas
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¿Os habéis fijado en que todas participan del mismo movimiento?
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¿Todas?
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¿Seguro?
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Si miráis hacia el norte, veréis una que no se mueve
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Día y noche en el mismo sitio
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mientras las demás giran a su alrededor.
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Sin embargo, en realidad es la Tierra la que gira,
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dando una vuelta alrededor de su eje en 24 horas,
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aunque nos parezca que sea el cielo el que gira.
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Y la estrella que no se mueve está justo en el eje de rotación de la Tierra
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que podemos imaginar saliendo del polo norte hacia el cielo.
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Por eso a la estrella que no se mueve la llamamos estrella polar.
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La inclinación del eje terrestre con respecto al plano de giro de la Tierra
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en torno al Sol es la causa de los cambios estacionales. En el mes de diciembre, la parte
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norte del eje apunta en dirección opuesta al Sol, mientras que la parte sur parece mirar
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hacia él, por lo que las radiaciones llegan con mayor intensidad al hemisferio sur.
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Es verano en el hemisferio sur e invierno en el hemisferio norte. Tres meses después,
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los rayos solares caen perpendiculares al ecuador terrestre, por lo que calientan con
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igual intensidad ambos hemisferios. Es el equinoccio de primavera en el hemisferio norte y el de
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otoño en el sur. A mediados de junio, la posición de la Tierra con respecto al Sol
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es la opuesta a la que tenía en invierno. La parte norte del eje terrestre es ahora
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la que apunta hacia el Sol, mientras que la parte sur parece alejarse de él. Ahora los
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rayos solares alumbran con mayor intensidad el hemisferio norte y no se ocultan para los
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habitantes de la zona polar. Es el verano ardiente del hemisferio norte y el invierno
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gélido del sur. En septiembre los rayos del Sol vuelven a calentar con igual intensidad
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ambos hemisferios, con lo que se produce de nuevo el equinoccio, esta vez de otoño en
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el hemisferio norte y de primavera en el hemisferio sur. Junto con la estrella polar hay otras
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seis, más débiles, que dibujan en el cielo la figura de una cometa. Es la osa menor,
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llamada también carro menor porque su forma nos recuerda la de una carreta de bueyes.
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Menor porque muy cerca de allí hay otra figura más grande que tiene una forma parecida y
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la que llamamos Osa Mayor o Carro Mayor. El carro lo dibujan siete estrellas que forman
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parte de la constelación de la Osa Mayor. En la mitología griega, la Osa Mayor era
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Calisto, una mujer terrenal que fue amante del dios Zeus. Zeus y Calisto tuvieron un
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hijo, Arcas. Entonces Hera, la mujer de Zeus, en un ataque de celos, transformó a Calisto
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en osa. Arcas creció sin saber nada de todo esto. Un día Arcas, al ir de cacería, se
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topó con una osa, su madre. En el momento de dar muerte al animal, Arcas y Calisto fueron
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convertidos en estrellas por Zeus. El cielo de invierno. Ahora dirijamos nuestra mirada
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hacia el cenit. Estamos en invierno, época en la que el cielo es más oscuro y las noches
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más largas y el firmamento está adornado con las constelaciones más brillantes. En
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lo alto del cielo vemos a Géminis, cuyas dos estrellas más brillantes, Castor y Pollux,
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eran dos gemelos en la mitología griega. También observamos la constelación de Auriga,
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cuyas estrellas forman la figura geométrica de un pentágono. Pero miremos hacia el sur,
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donde se destaca Orión, una de las figuras más conocidas del cielo.
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Representa un cazador gigante perfectamente delineado con estrellas.
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Podemos ver su cinturón formado por tres estrellas en línea,
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conocidas también como los tres reyes magos,
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porque su aparición coincide con la época de la cabalgata.
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Debajo del cinturón, otras tres estrellas en línea representan la espada.
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En medio de ellas puede verse por medio de un pequeño telescopio la gran nebulosa de Orión.
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Una nube con forma de ave en vuelo en la que los astrónomos creen que están naciendo nuevas estrellas.
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La cabeza de Orión está representada por tres estrellas muy juntas que pueden distinguirse por medio de unos pequeños prismáticos.
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Y debajo de ella están los hombros, con las esplendorosas Betelgeuse y Bellatrix.
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El gigante tiene el brazo derecho levantado sobre la cabeza,
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y con la mano empuña amenazador un garrote con el que pretende ejercer su oficio de cazador.
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¿A quién amenaza?
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Al toro, cuya cabeza podemos ver delineada por estrellas que forman una letra V.
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Una de ellas, la más brillante, es Aldebaran, cuyo nombre significa el seguidor
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Su nombre deriva del hecho de que en su movimiento por el cielo, Aldebaran va detrás del cúmulo estelar llamado Las Pleiades
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Conocido también como las Siete Cabrillas, en el grupo hay ocho estrellas que pueden verse a simple vista
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Pero si lo miramos a través de unos pequeños prismáticos, descubriremos que está compuesto por varias decenas
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y con un pequeño telescopio observaremos más de un centenar de estrellas.
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La escena de caza está complementada por la liebre que yace a los pies del cazador
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y por los dos perros que lo acompañan.
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El can menor, el más pequeño de los perros, tiene sólo una estrella brillante,
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Procyon, por lo que es difícil de representar con imágenes.
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Pero el can mayor, con cinco estrellas, entre ellas Sirio, la más brillante del cielo,
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dibuja la figura de un perro con extraordinaria fidelidad.
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Claramente se ven las patas anteriores, el lomo, las patas traseras y la cola.
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Si añadimos tres estrellas más, aunque muy débiles, veremos delineada la cabeza del perro.
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Terminamos así nuestra visita a las constelaciones del invierno.
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Ahora empieza a amanecer.
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Y solo nos resta desearos que tengáis noches oscuras y despejadas
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para contemplar las maravillas del cielo.
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- Francisco J. M.
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- Fecha:
- 28 de septiembre de 2014 - 14:04
- Visibilidad:
- Público
- Centro:
- IES ALPAJÉS
- Duración:
- 11′ 36″
- Relación de aspecto:
- 1.00:1
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- 1080x1080 píxeles
- Tamaño:
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