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Miau - capítulo 1 - Benito Pérez Galdós

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Subido el 20 de febrero de 2023 por Marco Antonio V.

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Miau, de Benito Pérez Galdós 1. 00:00:00
A las cuatro de la tarde, la chiquillería de la Escuela Pública de la Plazuela de Limón 00:00:18
salió atropelladamente de clase, con algazara de mil demonios. 00:00:23
Ningún himno a la libertad, entre los muchos que se han compuesto en las diferentes naciones, 00:00:28
es tan hermoso como el que entonan los oprimidos de la enseñanza elemental, al soltarse el 00:00:34
grillete de la disciplina escolar y echarse a la calle piando y saltando. 00:00:39
La furia insana con la que se lanzan a los más arriesgados ejercicios de volatinería, 00:00:44
los estropicios que suelen causar a algún pacífico transeúnte, el delirio de la autonomía 00:00:50
individual que a veces acaba en porrazos, lágrimas y cardenales, parece embosquejo 00:00:55
de los triunfos revolucionarios que en edad menos dichosa han de celebrar los hombres. 00:01:00
Salieron, como digo, en tropel. 00:01:06
El último quería ser el primero, y los pequeños chillaban más que los grandes. 00:01:09
Entre ellos había uno de menguada estatura, que se apartó de la bandada para emprender 00:01:14
solo y calladito el camino de su casa. 00:01:18
Y apenas notado por sus compañeros aquel apartamiento, que más bien parecía huida, 00:01:22
fueron tras él, y le acosaron con burlas y cuchufletas, no del mejor gusto. 00:01:27
Uno le cogía del brazo, otro le refregaba la cara con sus manos inocentes, que eran 00:01:33
un dechado completo de cuántas porquerías hay en el mundo. 00:01:38
Pero él logró desasirse y, pies, ¿para qué os quiero? 00:01:42
Estos o tres de los más desvergonzados le tiraron piedras, gritando «¡Miau!», y toda 00:01:47
la partida repitió con infernal cipizapé «¡Miau, miau!». 00:01:53
El pobre chico de este modo burlado se llamaba Luisito Cadalso, y era bastante mezquino de 00:01:59
talla, corto de alientos, descolorido, como de ocho años, quizá de diez, tan tímido 00:02:05
que esquivaba la amistad de sus compañeros, temeroso de las bromas de algunos, y sintiéndose 00:02:11
sin príos para devolverlas. 00:02:16
Siempre fue el menos arrojado en las travesuras, el más soso y torpe en los juegos, y el más 00:02:18
formalito en clase, aunque uno de los menos aventajados, quizás porque su propio encogimiento 00:02:24
le impidiera decir bien lo que sabía o disimular lo que ignoraba. 00:02:30
Al doblar la esquina de las comendadoras de Santiago para ir a su casa, que estaba en 00:02:35
la calle de Quiñones, frente a la cárcel de mujeres, uniósele uno de sus condiscípulos, 00:02:39
alto y cargado de libros, la pizarra a la espalda, el pantalón hecho una pura rodillera, 00:02:45
el calzado con tragaluces, boina azul en la pelona y el hocico muy parecido al de un ratón. 00:02:50
Llamaban al tal Silvestre Murillo, y era el chico más aplicado de la escuela y el amigo 00:02:58
mejor que Cadalso tenía en ella. 00:03:03
Su padre, sacristán de la iglesia de Montserrat, le destinaba a seguir la carrera de derecho, 00:03:06
porque se le había metido en la cabeza que el mocoso aquel llegaría a ser personaje, 00:03:12
quizás orador célebre, ¿por qué no ministro? 00:03:16
La futura celebridad habló así a su compañero. 00:03:20
—Mía tú, Carso, si a mí me dieran esas chanzas, de la galleta que les pegaba les 00:03:23
ponía la cara verde. 00:03:28
Pero tú no tienes coraje. 00:03:30
Yo digo que no se deben poner motes a las personas. 00:03:32
¿Sabes tú quién tiene la culpa? 00:03:34
Pues Posturitas, el de la casa de empréstamos. 00:03:37
Ayer fue contando que su mamá había dicho que a tu abuela y a tus tías las llaman las 00:03:40
miaus, porque tienen la fisonomía de las caras, esas a ver, como las de los gatos. 00:03:44
Dijo que en el paraíso del teatro real les pusieron este mal nombre, y que siempre se 00:03:50
sientan en el mismo sitio, y que cuando las ven entrar, dice toda la gente del público, 00:03:54
ahí están ya las miaus. 00:04:01
Luisito Cadalso se puso muy encarnado. 00:04:04
La indignación, la vergüenza y el estupor que sentía no le permitieron defender la 00:04:07
ultrajada dignidad de su familia. 00:04:12
—Posturitas es un ordinario y un disignificante —añadió Silvestre—, y eso de poner motes 00:04:14
es de tíos. 00:04:21
Su padre es un tío, su madre una tía, y sus tías unas tías. 00:04:22
Viven de chuparle la sangre al pobre. 00:04:28
¿Y qué te crees? 00:04:29
¿A que no desempresta la capa? 00:04:30
le despluman, esas a ver, que se la venden y le dejan que se muera de frío. 00:04:32
Mi madre las llama las arpidas. 00:04:38
¿No las has visto tú cuando están en el balcón colgando las capas para que les dé 00:04:40
el aire? 00:04:43
Son más feas que un túbulo. 00:04:44
Y dice mi papá que con las narices que tienen se podrían hacer las patas de una mesa y 00:04:46
sobraba maera. 00:04:51
Pues también Posturitas es un buen mico, siempre pintándola y haciendo gestos como 00:04:52
los clos del circo. 00:04:57
Claro, como a él le han puesto mote, quiere vengarse, encajándotelo a ti. 00:04:59
Lo que es a mí no me lo pone, contro, porque sabe que tengo yo muy malas pulgas, pero muy 00:05:03
malas. 00:05:12
Como tú eres así tan poquita cosa, esas a ver, que no achuchas cuando te dicen algo. 00:05:13
Vele ahí por qué no te guarda el respeto. 00:05:19
Cadalsito, deteniéndose en la puerta de su casa, miró a su amigo con tristeza. 00:05:23
El otro, arriándole un fuerte codazo, le dijo, yo no te llamo Miau, contro, no tengas 00:05:28
cuidado que yo te llame Miau, y partió a escape hacia Montserrat. 00:05:34
En el portal de la casa en que Cadalso habitaba había un memorialista. 00:05:40
El biombo o bastidor, forrado de papel imitando jaspes de variadas vetas y colores, ocultaba 00:05:44
el hueco del escritorio o agencia, donde asuntos de tanta monta se despachaban de continuo. 00:05:50
La multiplicidad de ellos se declaraba en manuscrito cartel que en la puerta de la casa 00:05:56
colgaba. 00:06:01
Tenía forma de índice y decía de esta manera, casamientos, se andan los pasos de la vicaría 00:06:03
con prontitud y economía, doncellas se proporcionan, mozos de comedor se facilitan, cocineras se 00:06:09
procuran, profesor de acordeón se recomienda, nota, hay un escritorio reservado para señoras. 00:06:18
Abstraído en sus pensamientos, pasaba el buen Cadalso junto al biombo, cuando por el 00:06:27
hueco que éste tenía hacia el interior del portal salieron estas palabras. 00:06:32
—Luisín Bobi, yo estoy aquí, acercóse el muchacho, y una mujerona muy grandona echó 00:06:36
los brazos fuera del biombo para acogerle en ellos y acariciarle. 00:06:45
—¡Qué tontín! 00:06:48
Pasa sin decirme nada. 00:06:51
Aquí te tengo la merienda. 00:06:53
Bendizábal fue a las diligencias, estoy sola cuidando la oficina, por si viene alguien. 00:06:55
¿Me harás compañía? 00:07:01
La señora de Bendizábal era de tal corpulencia que cuando estaba dentro del escritorio parecía 00:07:03
que había entrado en él una vaca, acomodando los cuartos traseros en el banquillo y ocupando 00:07:08
todo el espacio restante con el desmedido volumen de sus carnes delanteras. 00:07:14
No tenía hijos, y se encariñaba con todos los chicos de la vecindad, singularmente con 00:07:19
Luisito, merecedor de lástima y mimos por su dulzura humilde, y más que por esto, por 00:07:24
las hambres que en su casa pasaba al decir de ella. 00:07:30
Todos los días le reservaba una golosina para dársela al volver de la escuela. 00:07:34
La de aquella tarde era un bollo, de los que llaman del santo, que estaba puesto sobre 00:07:39
la salvadera, y tenía muchas arenillas pegadas en la costra de azúcar. 00:07:44
Pero Cadalsito no reparó en esto al hincarle su diente con gana. 00:07:49
—¡Súbete ahora! 00:07:53
—le dijo la portera memorialista, mientras él devoraba el bollo con grajía de polvo 00:07:55
de escribir. 00:07:59
—¡Súbete, cielo, no sea que tu abuela te riña! 00:08:00
Dejas los libritos y bajas a hacerme compañía y a jugar con Canelo. 00:08:04
El chiquillo subió con presteza. 00:08:09
Abrióle la puerta una señora, cuya cara podía dar motivo a controversias numismáticas, 00:08:11
como la antigüedad de ciertas monedas que tienen borrada la inscripción, pues unas 00:08:17
veces, mirada de perfil y a cierta luz, daban ganas de echarle los sesenta, y otras, el 00:08:21
observador entendido se contenía en la apreciación de los cuarenta y ocho o los cincuenta bien 00:08:27
conservaditos. 00:08:32
Tenía las facciones menudas y graciosas, del tipo que llaman aniñado, la tez rosada 00:08:34
todavía, la cabellera rubia cenicienta, de un color que parecía de alquimia, con cierta 00:08:40
fusión extravagante de los mechones próximos a la frente. 00:08:46
Ventitantos años antes de lo que aquí se refiere, un periodistín que escribía la 00:08:50
cotización de las harinas y las revistas de sociedad, anunciaba de este modo la aparición 00:08:55
de aquella dama en los salones del gobernador de una provincia de tercera clase. 00:09:01
¿Quién es aquella figura arrancada de un cuadro del Beato Angélico, y que viene envuelta 00:09:05
en nubes vaporosas y ataviada con el nimbo de oro de la iconografía del siglo catorce? 00:09:12
Las vaporosas nubes eran el vestidillo de gasa que la señora de Villamil encargó a 00:09:19
Madrid por aquellos días, y el aureo nimbo, el demonio me lleve si no era la efusión 00:09:23
de la cabellera, que entonces debía de ser rubia, y por tanto cotizable a la par, literariamente, 00:09:28
con el oro de Arabia. 00:09:35
Cuatro o cinco lustros después de estos éxitos de elegancia en aquella ciudad provinciana, 00:09:38
cuyo nombre no hace al caso, Doña Pura, que así se llamaba la dama, en el momento aquel 00:09:43
de abrir la puerta a su nietecillo, llevaba peinador no muy limpio, zapatillas de filtro 00:09:49
no muy nuevas, y bata floja de tartán verde. 00:09:54
—¡Ah, eres tú, Luisín! —le dijo—. Yo creí que era Ponce con los billetes del 00:09:57
Real, y nos prometió venir a las dos. ¡Qué formalidades las de estos jóvenes del día! 00:10:04
En este punto apareció otra señora muy parecida a la anterior en la corta estatura, en lo 00:10:11
aniñado de las facciones, y en la expresión enigmática de la edad. Vestía chaquetón 00:10:16
generado, descendiente de un gabán de hombre, y un mandíl largo de arpillera, prenda de 00:10:21
cocina en todas partes. Era la hermana de Doña Pura, y se llamaba Milagros. En el comedor, 00:10:26
adonde fue Luis para dejar sus libros, estaba una joven cosiendo, pegada a la ventana para 00:10:33
aprovechar la última luz del día, breve como día de febrero. También aquella hembra 00:10:38
se parecía algo a las otras dos, salvo en la diferencia de edad. Era Abelarda, hija 00:10:44
de Doña Pura, y tía de Luisito Cadalso. La madre de este, Luisa Villamil, había muerto 00:10:49
cuando el pequeñuelo contaba apenas dos años de edad. Del padre de este, Víctor Cadalso, 00:10:56
se hablará más adelante. 00:11:02
Reunidas las tres, picotearon sobre el caso inaudito de que Ponce, novio titular de Abelarda, 00:11:05
que obsequiaba la familia con billetes del Teatro Real, no hubiese aparecido a las cuatro 00:11:11
y media de la tarde, cuando generalmente llevaba los billetes a las dos. 00:11:16
—Ah, sí, con estas incertidumbres, no sabiendo una si va o no va al teatro, no puede determinar 00:11:20
nada ni hacer cálculo ninguno para la noche. ¡Qué cochaza de hombre! —dijo la doña 00:11:28
Pura con marcado desprecio del novio de su hija, y ésta le contestó—. Mamá, todavía 00:11:34
no es tarde. Hay tiempo de sobra. Verás cómo no falta ese con las entradas. 00:11:40
—Sí, pero en funciones como la de esta noche, cuando los billetes andan tan escasos 00:11:45
que hasta influencia se necesitan para hacerse con ellos. ¡Es una contracaridad tenernos 00:11:50
en este sobresalto! 00:11:57
En tanto, Luisito miraba a su abuela, a su tía mayor, a su tía menor, y comparando 00:12:00
la fisonomía de las tres con la del nicho que en el comedor estaba, durmiendo a los 00:12:05
pies de Abelarda, halló perfecta semejanza entre ellas. Su imaginación viva le sugirió 00:12:10
al punto la idea de que las tres mujeres eran gatos en dos pies y vestidos de gente, como 00:12:16
los que hay en la obra los animales pintados por sí mismos. Y esta alucinación le llevó 00:12:21
a pensar si sería él también gato derecho, y si mallaría cuando hablaba. De aquí pasó 00:12:26
rápidamente. Hacer observación de que el mote puesto a su abuela y tías en el paraíso 00:12:32
del real era la cosa más acertada y razonable del mundo. 00:12:38
Todo esto germinó en su mente menos que se dice, como el resplandor inseguro y la volubilidad 00:12:43
de un cerebro que se ensaya en la observación y en el raciocinio. No siguió adelante en 00:12:48
sus gatescas presunciones, porque su abuelita, poniéndole la mano en la cabeza, le dijo 00:12:54
—Pero la paca no te ha dado esta tarde merienda. 00:12:59
—Sí, mamá, y ya me la comí. Me dijo que subiera a dejar los libros y que bajara 00:13:02
después a jugar con Canelo. 00:13:09
—Pues ve, hijo, ve corriendito. Y te estás abajo un rato si quieres. 00:13:11
—¡Ah! Pero ahora me acuerdo. Vente para arriba pronto, que tu abuelo te necesita para 00:13:17
que le hagas un recado. 00:13:23
Despedía la señora en la puerta al chiquillo. Cuando de un aposento próximo a la entrada 00:13:25
de la casa salió una voz cavernosa y sepulcral que decía —¡Pura, pura! 00:13:29
Abrió ésta una puerta que a la izquierda del pasillo de entrada había, y penetró 00:13:37
en el llamado despacho, pieza de poco más de tres varas en cuadro, con una ventana a 00:13:41
un patio lóvergo. Como la luz del día era ya tan escasa, apenas se veía dentro del 00:13:46
aposento más que el cuadro luminoso de la ventana. Sobre él se destacó un sombrajo 00:13:51
larguirucho que al parecer se levantaba de un sillón como si se desdoblase, y se estiró 00:13:57
desperezándose, a punto que la temerosa y empañada voz decía —¡Pero, mujer, no 00:14:02
se te ocurre traerme una luz! Sabes que estoy escribiendo. Que anochece más pronto que 00:14:09
uno quisiera, y me tienes aquí secándome la vista sobre el condenado papel. 00:14:14
Doña Pura fue hacia el comedor, donde ya su hermana estaba encendiendo una lámpara 00:14:20
de petróleo. No tardó en aparecer la señora ante su marido con la luz en la mano. La 00:14:25
reducida estancia y su habitante salieron de la oscuridad, como algo que se crea surgiendo 00:14:30
de la nada. —¡Me he quedado helado! —dijo don Ramón 00:14:35
Villamil, esposo de doña Pura, el cual era un hombre alto y seco, los ojos grandes y 00:14:40
terroríficos, la piel amarilla, toda ella surcada por pliegues enormes, en los cuales 00:14:45
las rayas de sombra parecían manchas, las orejas transparentes, largas y pegadas al 00:14:51
cráneo, la barba corta, rala y cerdosa, con las canas distribuidas caprichosamente, formando 00:14:58
ráfagas blancas entre lo negro, el cráneo liso y de color de hueso desenterrado, como 00:15:04
si acabara de recogerlo de un osario para taparse con él los sesos, la robustez de 00:15:10
la mandíbula, el grandor de la boca, la combinación de los tres colores, negro, blanco y amarillo, 00:15:15
dispuestos en rayas, la ferocidad de los ojos negros, inducían a comparar tal cara 00:15:21
con la de un tigre viejo y tísico, que después de haberse lucido en las exhibiciones ambulantes 00:15:26
de fieras, no conserva ya de su antigua belleza más que la pintorreada piel. 00:15:32
—A ver, ¿a quién has escrito? —dijo la señora, acortando la llama que sacaba 00:15:37
su lengua humeante por fuera del tubo. —Pues al jefe del personal, al señor De 00:15:43
Pez, a Sánchez Botín, y a todos los que puedan sacarme de esta situación. 00:15:48
—Para el ahogo del día —dando un gran suspiro— me he decidido a volver a molestar 00:15:53
al amigo Cucúrbitas. Es la única persona verdaderamente cristiana entre todos mis amigos, 00:15:59
un caballero, un hombre de bien, que se hace cargo de las necesidades. ¡Qué diferencia 00:16:05
de otros! Ya ves lo que me hizo ayer ese badulaque de Rubín. Le pinto nuestra necesidad, pongo 00:16:11
mi cara de vergüenza suplicándole. Nada, un pequeño anticipo, y sabe Dios la hiel 00:16:17
que uno traga antes de decidirse, y lo que padece la indignidad. Pues ese ingrato, ese 00:16:24
olvidadizo, a quien tuve de escribiente en mi oficina siendo yo jefe de negociado de 00:16:32
cuarta, ese desvergonzado que por su audacia ha pasado por delante de mí, llegando nada 00:16:37
menos que a gobernador, tiene la poca delicadeza de mandarme medio duro. 00:16:42
Villamil se sentó, dando sobre la mesa un puñetazo que hizo saltar las cartas, como 00:16:50
si quisieran huir atemorizadas. Al oír suspirar a su esposa, hirguió la amarilla frente, 00:16:54
y con voz dolorida prosiguió así. 00:17:00
—En este mundo no hay más que egoísmo, ingratitud, y mientras más infamias se ven, 00:17:03
más quedan por ver. Como ese vigardón de Montes, que me debe su carrera, pues yo le 00:17:09
propuse para el ascenso en la contaduría central. ¿Creerás tú que ya ni siquiera 00:17:15
me saluda? Se da una importancia que ni el ministro, y va siempre adelante. Acaban de 00:17:20
darle catorce mil, cada año su ascensito, y ole morena. 00:17:27
Este es el premio de la adulación y la bajeza. No sabe palotada de administración, no sabe 00:17:31
más que hablar de caza con el director, y de la galga y del pájaro, y qué sé yo qué. 00:17:38
Tiene peor ortografía que un perro, y escribe hachas sin h y echar con ella. 00:17:44
Pero en fin, dejemos a un lado estas miserias. Como te decía, he determinado acudir otra 00:17:50
vez al amigo Cucúrbitas. Cierto que con este van ya cuatro o cinco envites, pero no sé 00:17:55
ya a qué santo volverme. Cucúrbitas comprende al desgraciado y le compadece, porque él 00:18:02
también ha sido desgraciado. Yo le he conocido con los calzones rotos y el sombrero con dos 00:18:08
dedos de grasa. Él sabe que yo soy agradecido. ¿Crees tú que se le agotará la bondad? 00:18:14
Dios tenga piedad de nosotros. Por si este amigo nos desampara, iremos todos a tirarnos 00:18:21
por el viaducto. 00:18:27
Dio Villamil un gran suspiro. Elevantó sus ojos en el techo. El tigre inválido se transfiguraba. 00:18:29
Tenía la expresión sublime de un apóstol en el momento en que le están martirizando 00:18:36
por la fe. Algo del San Bartolomé de Ribera, cuando le suspenden del árbol y le descueran 00:18:40
aquellos tunantes de gentiles, como si fuera un cabrito. Falta decir que este Villamil 00:18:46
era el que en ciertas tertulias de café recibió el apodo de Ramsés Segundo. 00:18:52
—Bueno, dame la carta para Cucúrbitas —dijo Doña Pura, que acostumbrada a tales jeremiadas, 00:18:56
las miraba como cosa natural y corriente. —Irá el niño volando a llevarla. Y ten 00:19:05
confianza en la providencia, hombre, como la tengo yo. No hay que amilanarse. 00:19:10
Con risueño y optimismo. Me ha dado la corazonada. Ya sabes tú que rara vez me equivoco. La 00:19:16
corazonada de que en lo que resta de mes te colocan. 00:19:22
Idioma/s:
es
Autor/es:
Marco Vázquez
Subido por:
Marco Antonio V.
Licencia:
Reconocimiento
Visualizaciones:
68
Fecha:
20 de febrero de 2023 - 20:40
Visibilidad:
Público
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Duración:
19′ 29″
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1.78:1
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